Dios debe estar muy lejos de las leyes
opinión
El próximo martes recordaremos el nacimiento de Benito Juárez, un personaje de claro-obscuros, cuyo legado principal son las Leyes de Reforma y un laicismo que nunca debemos olvidar.
Algunas veces me han consultado acerca de las personas que se niegan a saludar a la bandera aludiendo un credo, es más, alguna vez un sujeto se negó a pagarme un daño automotriz aludiendo a que se trataba de un día sagrado en su religión. También no podemos olvidar las veces que algunos gobernantes han manifestado una profesión de fe, en ejercicio de sus funciones, con el fin de ganar una popularidad que no pueden ganar con acciones concretas.
También vemos en algunas manifestaciones acerca de la indiscutibilidad de algunas cosas cuando se alude a seres divinos, situación que es bastante peligrosa desde distintos puntos de vista.
Quiero señalar que respeto todos los credos religiosos y no tengo intención de opinar acerca de la existencia o existencia de un dios, eso es cuestión de cada quien y parte de la muy respetable creencia, tutelada por la ley, de profesar la fe que cada quien tenga.
El problema es que, en estos tiempos de ignorancia y ansiedad por encontrar soluciones, es muy fácil aludir a seres omniscientes y omnipotentes para querer justificar lo que sea o tomar una bandera política.
La Guerra de Reforma costó mucha sangre y representa mucho, lo cual se manifiesta en el artículo 1 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, que a la letra dice: “La presente ley, fundada en el principio histórico de la separación del Estado y las iglesias, así como en la libertad de creencias religiosas, es reglamentaria de las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de asociaciones, agrupaciones religiosas, iglesias y culto público. Sus normas son de orden público y de observancia general en el territorio nacional. Las convicciones religiosas no eximen en ningún caso del cumplimiento de las leyes del país. Nadie podrá alegar motivos religiosos para evadir las responsabilidades y obligaciones prescritas en las leyes”.
Aludir a conceptos religiosos en asuntos públicos nos remite a la épocas atrasadas y donde hubo matanzas en nombre de la fe, por una fundamento histórico, intelectual y legal, no debemos regresar a ese obscurantismo que segó la vida de millones inocentes, lo cual es muy aparte de la fe que cada quien tenga. Ahora que el 21 de marzo se acerca, debemos recordar la importancia de la separación de la Iglesia y el Estado, además de defender un laicismo que debe ser un principio rector de nuestro estado mexicano.
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