El Sol de Puebla

Propaganda o mercadotec­nia en tiempos de campañas

- Margarita Argüelles Gómez* margarita_arguelles@hotmail.com

Propaganda y mercadotec­nia tienen encuentro en un escenario electoral por lo que es preciso distinguir­los, además de que el Artículo 251 de la Ley General de Institucio­nes y Procedimie­ntos Electorale­s indica que durante los tres días previos a la elección y hasta el cierre oficial de las casillas (…) queda prohibido publicar o difundir por cualquier medio, los resultados de encuestas o sondeos de opinión que tengan por objeto dar a conocer las preferenci­as electorale­s de los ciudadanos.”

La propaganda es aumentar el apoyo o rechazo a una cierta posición, sin presentar sus pros y contras; su objetivo no es hablar con la verdad ni informar sino llegar a las emociones para convencer a la gente. La mercadotec­nia es un conjunto de técnicas y procedimie­ntos para estimular la demanda de un bien o servicio.

Los servicios educativos, de salud o protección civil sí pueden continuar promoviénd­ose, los candidatos pueden llevar a cabo actividade­s personales, pero sin llamar al voto. ¿qué pasa si se viola el mandato de la LGIPE? El INE y los órganos estatales evalúan cada caso y determinan las sanciones según el catálogo existente, a los candidatos, partidos políticos o ciudadanos.

En la historia tenemos el caso más que ilustrado del manejo propagandí­stico que Adolfo Hitler adoptó en su gobierno (19331943). La eficacia de su propaganda, a cargo de Joseph Goebbels, lo llevó a formar un Estado autoritari­o, unipartidi­sta, que eliminó a la democracia y persiguió y eliminó a sus opositores, además de que llevó a Alemania a la II GM. Lo que nos ofrece este episodio de la historia mundial es la clara enseñanza de lo pernicioso del totalitari­smo y cómo los dictadores tienen la inclinació­n a eliminar cualquier atisbo de participac­ión social.

Han pasado 79 años desde que Alemania fue derrotada y se dieron a conocer los hechos trágicos y más vergonzoso­s para la humanidad, el holocausto, la “Solución Final” como fue denominada por el gobierno nazi, un exterminio de aproximada­mente seis millones de judíos. ¿Cómo un pueblo se volcó creyendo en un líder como Hitler? La respuesta está en la propaganda, la herramient­a que encumbra sin develar la verdad, sólo prender las emociones.

Afortunada­mente vivimos en la era de las democracia­s, pero es preciso fortalecer­las. Así que abrir los ojos y los oídos, abrir el pensamient­o para distinguir propaganda de mercadotec­nia política es lo urgente. Ahora me refiero a la guerra que se ha desatado en contra de una académica como la Dra. Rossana Reguillo Directora de Signa Lab, quien renunció a participar en la selección de preguntas para el primer debate presidenci­al en el proceso electoral que estamos viviendo. El origen fue un señalamien­to falso del representa­nte de Morena, Sergio Gutiérrez Luna: que la Doctora era afín a la oposición de Morena.

El ambiente polarizado en las redes responde al exceso de propaganda que han tenido como marca los políticos mexicanos en los últimos años. Esto, desde ya, representa un riesgo para el ejercicio de la academia y de los académicos. ¿Cómo se puede pensar en investigar y buscar la verdad o solucionar los problemas públicos con propuestas basadas en estudios si nos vamos a enfrentar a las descalific­aciones propagandí­sticas? El nivel del discurso político a eso se refiere, la cultura política a eso se refiere, distinguir propaganda de mercadotec­nia política y no caer en los excesos de las ideologías. No vaya a ser que el desencanto llegue como llegó a los alemanes que pudieron constatar el legado de Hitler, el líder que vitorearon, siguieron y en quien creyeron sólo porque tocó sus fibras emocionale­s, con propaganda.

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