“Préstamos gota a gota, como venderle tu alma al diablo”
Vendedor de pan narra lo que se vive tras aceptar un préstamo “fácil” y sin tantos requisitos
“Meterse en los préstamos del gota a gota es de pensarse mil veces, es como venderle tu alma al diablo, nunca sabes cuándo va a terminar”, así es como un vendedor de pan que hace dos años obtuvo un préstamo bajo la referida modalidad, narra lo que se vive tras aceptar un préstamo “fácil” y sin tantos requisitos.
Genaro tiene 43 años de edad, y aunque ahora se dedica a la panadería, anteriormente tuvo otros trabajos de plomería y cargador.
Tras el paso de la crisis más fuerte por la pandemia del Covid19, el varón quedó endeudado ya que varios integrantes de su familia se enfermaron; algunos de ellos se recuperaron de forma más rápida y otros tardaron en salir avante requiriendo de mayor tratamiento y por ende, de más cuidados, medicamentos y oxígeno.
Después de haber pedido prestado a varias personas de confianza, el hombre adquirió una deuda de alrededor de 50 mil pesos.
Al verse acorralado con pocos ingresos, el hombre cayó en su desesperación y decidió buscar un “préstamo fácil”.
Fue así como supo de la existencia de los préstamos “gota a gota”; una vez que hizo contacto con un grupo de colombianos dedicado a ello, obtuvo su préstamo de manera rápida, únicamente otorgando la copia de su credencial de elector.
Pasados los primeros 30 días del préstamo, Genaro no tenía lo del pago que debía dar a estos sujetos, tratándose de 5 mil 500 pesos.
Inmediatamente las amenazas no se hicieron esperar, tanto para él como para su familia. Varias veces a la semana, los sujetos le pasaban a cobrar.
Entre él y si familia vieron cómo pagar esa deuda lo más pronto posible, ya que las amenazas subieron de tono, al grado de decirle que si no pagaba con dinero, lo haría con su vida y la de su familia.
La angustia y el temor para este panadero era día y de noche, pues no sabía en
El hombre y su familia vieron cómo pagar la deuda lo más pronto posible, ya que las amenazas subieron de tono
qué momento los agiotistas llegarían a cumplir alguna de sus amenazas.
“Era casi imposible salir a la calle y no sentirse perseguido, mis hijos y mi esposa regresaron a sus trabajos y me ayudaron a cubrir la deuda lo más pronto posible; una vez que acabamos de pagar, dimos gracias a Dios por estar vivos, porque estos cuates son maestros del engaño, de la intimidación, te tratan horrible, es casi venderle tu alma al diablo”, dijo el declarante.
Por su parte, Leticia, de 46 años, estuvo tentada a caer en manos de estos extorsionadores.
Ella también se vio afectada con la pandemia del Covid19, ya que su esposo murió al contagiarse del virus.
Leticia quedó viuda y con dos hijos, una niña y un adolescente; tras obtener un apoyo por parte del trabajo de su esposo, la mujer puso una tienda que desafortunadamente no prosperó.
En ese instante, colombianos llegaron a ofrecerle a ella y a otros locatarios vecinos estos préstamos rápidos y fáciles.
Ante la duda, la mujer platicó y consultó la situación con unos conocidos, quienes la alertaron de cómo funcionan estos préstamos y los problemas en los que podía meterse.
Después de pensar en la seguridad de sus hijos, la mujer decidió no contactarse con los prestamistas y buscar otro trabajo para seguir sacando adelante a su familia.