Del archivo de Raqui
La oscuridad de la noche había cubierto completamente la ciudad, el panorama se tornaba lúgubre, lo azul del cielo se había cubierto de nubes de un negro intenso, señales de la proximidad de un diluvio, como si la naturaleza nos advirtiera de un presagio trágico.
EL INICIO
En un departamento ubicado sobre la calle 3 Norte, a la altura de los números 3800, vivía una familia da condiciones sencillas, eran las 6.30 de la tarde de aquel domingo 27 de mayo de 1984; el padre de familia les había comunicado a sus dos pequeños hijos que fueran a misa de 7 de la noche a la Iglesia de El Rayito.
José de Jesús, de 15 años de edad, tomó de la mano a su hermano menor de 11 años para dirigirse a la iglesia. En su camino, tenían que atravesar el bulevar 5 de Mayo, llegando a tiempo para escuchar la eucaristía.
Al salir de la Iglesia, la tormenta estaba en su apogeo, por lo que decidieron esperar unos minutos, pero al notar que el aguacero no disminuía, acordaron salir corriendo para tomar el camino a su casa.
LA TRAGEDIA
Habían logrado pasar sin contratiempo el bulevar 5 de Mayo; se dirigieron sobre la calle 42 Oriente, pero al llegar a la esquina con la 3 Norte, dicho lugar se encontraba completamente inundado, por lo que no tuvieron más remedio que arriesgarse a pasar sobre las turbulentas aguas.
El más pequeño hizo un pequeño rodeo para pisar lo menos hundido, por lo que el hermano mayor decidió cortar el camino para ir directamente hacia la banqueta donde por desgracia había un desagüe que no contaba con tapadera de protección.
Las fuerzas del agua lo jalaron hacia la alcantarilla; ya tirado en las aguas, pudo afianzarse del borde de la banqueta, el hermano menor logro ver y escuchar como su hermano decía “me ahogo”, instantes que se perdía hacia el interior del desagüe; el reloj marcaba las 8 de la noche.