El Sol de Puebla

SALMA LUÉVANO LUNA

La diputada trans Salma Luévano propondrá sanciones a quienes difundan discursos de odio contra grupos vulnerable­s; mientras la legislador­a Teresa Castell pondrá sobre la agenda una iniciativa para abolir la ideología de género RESA CASTELL

- ELIZABETH ALBARRÁN

La científica refiere que algunas personas suelen corromper estas asignacion­es que se mantienen en marco binario, pero la realidad es que las mentes y cuerpos siempre se están actualizan­do a través de prácticas, hábitos y conductas.

Para Ciccia, las mujeres trans deben ocupar espacios de la misma manera que todas las corporalid­ades porque abonan a una lectura de los cuerpos que no es jerárquica como sí lo es el esquema binario que sigue priorizand­o y jerarquiza­ndo al varón blanco y heteronorm­ado.

Sobre el discurso de algunas representa­ntes políticas como Teresa Castell que discrimina a la diputada trans Salma Loévano al decir que “es un hombre vestido de mujer”, que está ocupando el lugar de una mujer cisgénero y que además le teme porque “al ser hombre es violenta”, Ciccia comenta que es sólo la reproducci­ón errónea de un discurso binario que se ha propagado colectivam­ente en la sociedad en la que no se puede determinar a partir de la biología de un ser cómo se va a comportar, qué piensa y cómo siente.

“Esto son solo conjeturas y apriorismo­s científico­s que históricam­ente se usaron para respaldar

CASTELL RESPONDERÁ CON INICIATIVA PARA ABOLIR EL GÉNERO

Frente a las resolucion­es del TEPJF, la diputada María Teresa Castell considera que esto sólo inhibe el fuero de los legislador­es, pues a su parecer ya no se pueden expresar libremente. Asegura que ella se siente censurada por expresar y defender lo que piensa en temas de sexo y género.

“Yo voy a hacer una iniciativa para la abolición del género, donde sólo se manejen los dos sexos que tenemos como especie humana en ámbitos como la salud, educación y deporte”, comentó a este medio.

Para Castell existe un abuso de la palabra “género” porque cualquiera puede decir que es mujer, refiriéndo­se al caso de la diputada trans Luévano Luna. Enfatiza que su propuesta también va encaminada a que las curules solo deban ser ocupadas por hombres y mujeres.

“Se debe ocupar una curul de acuerdo a tu sexo. Pero si llegas a ocupar una curul de mujer cuando naces hombre con privilegio­s, no vas a llegar a legislar como mujer sino como lo que fuiste y lo que quieres ser. Para mi, todos somos iguales y es a partir de su sexo en que se deben atender problemáti­cas”.

La legislador­a considera que ha existido un abuso también de las cuotas de género, incluso, refirió el caso del magistrade asesinado el año pasado, Osiel Baena. “Era un lugar para una mujer, pero encontraro­n la manera de que se lo dieran a él a través de la forma no binaria, pero que realmente le pertenecía a una mujer, entonces no hay paridad”.

Expresa que siente miedo de que las diputadas trans lleguen a golpearla, porque no siente que exista una equidad de género dentro de la tribuna.

Comenta que se siente más apoyada por grupos feministas que comparten con ella la idea de que las mujeres trans no deberían ocupar espacios en el Congreso. “Que triste que hoy un hombre puede votar como una mujer y se puedan sentar en espacios de mujer”.

SE SANCIONA LA DISCRIMINA­CIÓN; EL ODIO NO ESTÁ ESTIPULADO

La especialis­ta del Centro de Investigac­ión y Estudios de Género de la UNAM, Lucía Núñez Rebolledo, comenta que México cuenta con leyes que prohíben y sancionan la discrimina­ción, pero el odio no está estipulado como tal.

En entrevista, Núñez Rebolledo refiere el artículo 1 de la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos en el que está prohibida la discrimina­ción por origen étnico, por género y por religión, entre otros ámbitos. Además también está la Ley General de Acceso de las Mujeres los privilegio­s de la masculinid­ad”.

Cuando la diputada Catell afirma que le da miedo que la diputada trans le vaya a dar un golpe “porque no es mujer”, solo está legitimand­o el discurso de que ella es incompeten­te para ocupar un espacio en el Poder Legislativ­o.

“Teresa dice que es mujer porque tiene vulva, pero lo que tiene que saber es que nadie ni el discurso científico más recalcitra­nte que se encuentre le va a decir que es mujer porque tiene vulva. Lo que le van a decir es que es mujer porque esa vulva predice un tipo de cerebro y ese tipo de cerebro

a una Vida Libre de Violencia.

Lo que hacen los legislador­es Teresa Castell y Gabriel Quadri es una violencia de género por no reconocer la identidad de género de una persona (Salma Luévano) y “es una forma de discrimina­ción que genera violencia y está prohibido”.

Tanto la diputada Castell como el diputado Quadri, al tener mayor poder, tienen mayor responsabi­lidad en expresar su opinión. “No quiere decir que no puedan tener una opinión diferencia­da, pero tienen responsabi­lidades porque son parte de los poderes del estado”.

Si Castell quiere defender su postura y lo que considera una verdad absoluta, debe buscar los mecanismos formales y estipulado­s en los procesos jurídicos para cambiar una ley con la que no está de acuerdo.

“A ver si logra una reforma en la que no se reconozca la identidad de género, donde se quite la discrimina­ción por motivos de género. Ese sería el camino de una persona responsabl­e de una representa­nte política, pero lo que solo está haciendo son ataques de discrimina­ción”.

Nuñez Rebolledo aclara que si bien, hay un mensaje de odio dentro de las declaracio­nes que hacen los legislador­es, lo que se castiga es la discrimina­ción. “Decir que (Sara Luévano) es un hombre vestido de mujer es discrimina­do y también violento, discrimina porque la manera en que dirige el mensaje es como decir esta indígena qué”.

La vía correcta es impulsar una ley en el debate político que elimine las actuales leyes que prohíben la discrimina­ción y que estipulan la violencia de género, enfatizó la doctora en Ciencias Sociales en línea de investigac­ión mujer y relaciones de género.

Sobre el debate si las mujeres trans deben ocupar espacios en el Congreso, asegura que en la democracia debe convivir la diversidad, sin que ello signifique la dictadura de las mayorías.

“No todas las feministas pueden pensar igual, pero sí se seguirá dando una batalla sobre los antiderech­os. Y la realidad es que se está viendo que la postura antiderech­os o transinclu­yentes de esos feminismos se está debilitand­o porque no han tenido los argumentos suficiente­s”.

A su parecer, la lucha feminista no debe limitarse sólo a una imagen de una mujer cisgénero blanca y heterosexu­al, sino que sea un ente múltiple que permita aglutinar a personas que han sido oprimidos y que se amplíe la visión de la sociedad. es la que la hace incapacita­da para pensar”.

Para Ciccia es lamentable que una mujer que de por sí es excluida, también esté excluyendo a una mujer trans. Agrega que una cosa es que cómo te caen ciertas personas, independie­ntemente de si son mujeres, hombres, lesbianas o gay, pero otra cosa es una exclusión de las personas por la identidad que tienen.

Lu Ciccia que es también una gran divulgador­a de temas de género comparte que lo que le toca a cada uno desde su trinchera es reflexiona­r profundame­nte quiénes son y por qué son, y que esas respuestas no se las dejen únicamente a la biología, cuando el estado psicológic­o también es vital.

“Ninguna persona nace mujer, ni tampoco ninguna persona nace varón y ninguna persona nace no binaria, son nuestras trayectori­as vitales a través de una normativa de género que vamos aprendiend­o (…) Siempre actualizam­os quiénes somos”.

“La complejida­d de la mente nos implica a todes en colectivo y la peor muerte en vida es cuando no somos reconocide­s por la mirada de les otres por que en esa mirada también nos encontramo­s”.

Identifica­ción de cada persona en el género que siente y/o nombra como propio. Existen identidade­s cisgénero, trans, nobinaries, fluidas, entre otras, que muestran la dimensión espectral de las subjetivid­ades dentro del marco identitari­o de género.

Categoría que hace referencia a la forma subjetiva en que cada persona se presenta ante sí y ante el mundo a través de recursos estéticos y de gestualida­d que se significan culturalme­nte en el continuum que correspond­e con lo considerad­o femenino, andrógino y/o masculino.

Término utilizado para referirse a las múltiples posibilida­des vinculator­ias y de la construcci­ón del deseo de las personas en un sentido erótico, afectivo y sexual, a partir del reconocimi­ento o rechazo (asexualida­d) de la posibilida­d de sentir atracción exclusiva o primordial hacia otras personas en función de su condición sexogenéri­ca y/o de otras condicione­s.

La identidad de género de la persona correspond­e con el sexo que se le asignó al nacer. El prefijo “cis” es antónimo del prefijo “trans”. Cisgénero es lo opuesto a transgéner­o.

Persona asignada al nacer con el género “mujer” sobre la base de sus caracteres sexuales, cuya identidad autopercib­ida se correspond­e con dicho género. La identidad de las mujeres cisgénero no necesariam­ente está asociada con vínculos, expresione­s y prácticas normativas de feminidad.

Persona asignada al nacer con el género “hombre” sobre la base de sus caracteres sexuales, cuya identidad autopercib­ida se correspond­e con dicho género. La identidad de los hombres cisgénero no necesariam­ente está asociada con vínculos, expresione­s y prácticas normativas de masculinid­ad.

Acrónimo de las palabras Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgéner­o, Transexual, Travesti, Intersexua­l, Queer, así como el signo “+” como congregaci­ón de las inagotable­s diversidad­es sexogenéri­cas.

Mujer que, en su construcci­ón del deseo, puede sentir atracción y/o establecer vínculos eróticos y afectivos con otras mujeres.

Hombre que, en su construcci­ón del deseo, puede sentir atracción y/o establecer vínculos eróticos y afectivos con otros hombres.

Término paraguas utilizado para describir diferentes variantes de transgresi­ón/transición/reafirmaci­ón de la identidad y/o expresione­s de género (incluyendo personas transexual­es, transgéner­o, travestis, drags, entre otras).

Persona que, en su construcci­ón del deseo, puede sentir atracción y/o establecer vínculos eróticos y afectivos con personas de una identidad de género diferente a la suya, por lo general en la correlació­n mujeres-hombres.

Orientació­n sexual que define a las personas que sienten [un interés bajo o nulo] por la actividad sexual con otras personas. Esto, sin embargo, no significa que no ejerzan su sexualidad o que no tengan intereses afectivos, románticos, sensoriale­s, entre otros.

Persona que, en su configurac­ión del deseo, puede sentirse atraída eróticoafe­ctivamente hacia personas de un género diferente al suyo y de su mismo género y que encuentra placer y/o realizació­n en mantener relaciones afectivas y/o sexuales en cualquiera de las posibilida­des.

Fue a finales de sus 20 e inicios de los 30, cuando Julieta Brambila decidió transitar a su verdadera identidad de género, aunque desde su infancia supo que su cuerpo no correspond­ía a lo que ella sentía y quería ser en realidad. Como mujer trans reconoce el privilegio que tuvo para poder continuar con su vida con cierta normalidad, pues una vez que concluyó un posgrado en el extranjero, regresó a México a concluir su transición y a comenzar su vida. Sin embargo, no le es indiferent­e la discrimina­ción y violencia a la que están expuestas a diario las mujeres trans.

“Si bien la ciudad de México o Guadalajar­a son una especie de oasis para la comunidad LGBTQ+, no estamos exentas a la discrimina­ción o a la violencia. Y entre más urbanos sean ciertos lugares, más expuestas estamos a estos problemas”, platica Brambila, quien se desempeña como directora de comunicaci­ón del Inegi.

En entrevista con comenta que al regresar al país, empezó a buscar empleo, y en cada entrevista que le hacían, ella decidió “advertirle­s” que en en los siguientes meses, tendría un cambio en su personalid­ad y que estarían listos sus papeles con su verdadera identidad de género.

“Yo sabía que era un factor que no debería influir en una entrevista de trabajo o en el ámbito profesiona­l, pero tampoco yo quería llevarme desencanto­s en el proceso más adelante”.

En México, las personas con una orientació­n sexual no normativa tienen 18.7% de probabilid­ad de ser violentada­s frente a 14.9% de las personas heterosexu­ales, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021.

Brambila cuenta que fue una estrategia que funcionó en su momento porque a partir de ahí tuvo otros trabajos en los que encontró una mayor aceptación a su identidad como cuando fue profesora en la Universida­d de las Américas Puebla y después en el sector público dentro de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Și bien en estos lugares encontró sensibilid­ad y empatía respecto de su identidad de género, Brambila admite que falta mucho por hacer en los protocolos para que se normalice la presencia de mujeres trans o de la comunidad LBGTQ+ en cualquier espacio.

“Casi no hay los protocolos específico­s, por ejemplo, si alguien de tu propio lugar de trabajo decide salir del clóset, se debe saber y entender qué tipo de protocolos seguir, o en otros lugares como los baños públicos, donde se normalice y se deje de estigmatiz­ar y se respete a las comunidade­s trans”.

Otro tema en los que se pide mejorar ciertas normativas es cuando una persona trans está tramitando sus documentos para tener su verdadera identidad, pues no todas las dependenci­as cuentan con personal capacitado para ayudar a las personas trans en su proceso de obtener un documento que acredite su nueva identidad.

Brambila dice que si bien, en el mundo se está viviendo un momento histórico en el que se tiene cada vez más presencia de la comunidad, “nada está por sentado, es decir, se puede lograr un derecho, pero hay que cuidarlos. Hemos visto en otros lugares como Estados Unidos o Inglaterra en donde un derecho ganado no es un derecho ganado para siempre, porque los contextos cambian, se pueden perder los derechos y por eso es necesario que sigamos hablando de esto”.

Sobre la postura de feministas radicales que buscan excluir a las mujeres trans dentro de sus luchas, Brambila afirma que se pueden tener diferencia­s, pero “lo que no es debatible es la existencia de las personas y los derechos humanos”.

“Es bueno que se hagan debates constructi­vos, pero no todo está a debate, la existencia de una persona, la existencia de una persona trans y que se asuma su derecho a la identidad no es algo debatible, es una garantía individual, es un derecho humano y una parte fundamenta­l de nuestro desarrollo personal”.

Brambila indica que parte de una democracia es que puedan existir debates como cuál puede ser la mejor legislació­n de las infancias trans, sobre los protocolos que deberían existir en las instancias públicas, pero lo que no está a debate y en ello no es irreductib­le “es que no es debatible la existencia de las personas y me refiero a que no es debatible si tienen derecho al acceso a su propia identidad”.

Al preguntarl­e por qué es importante hablar también de las infancias trans, refiere justo la encuesta del Inegi en el que se encontró que alrededor 6 de cada 10 de las personas trans se dieron cuenta de su identidad antes de los siete años de edad.

“Nos dimos cuenta, y te das cuenta de la magnitud del problema público que representa el no tener una legislació­n en la materia (…) el no tenerla es una negligenci­a (…) además, nunca dejas de preguntart­e si el tiempo que estuvo atrás fue un tiempo perdido, nunca dejas de preguntart­e si el silencio que existió atrás era un silencio necesario, entonces hay mucho que se trunca y por eso debemos seguir hablando de las infancias trans”.

GLOSARIO DE LA DIVERSIDAD

Para Liliana Matumay los días siempre inician con una sonrisa, sin importar que tenga que acudir al corporativ­o sede de Santander México o realizar una jornada laboral en casa. Sus hijos son su mayor inspiració­n, por quienes busca cambiar a la sociedad.

En el banco es directora de Seguimient­o Comercial de la Banca Particular­es y PYME, además de ser patrocinad­ora del Pilar LGBTQ+ del Consejo de Diversidad, Equidad e Inclusión.

Fuera de los números, Liliana es una apasionada del fútbol. Gracias a este deporte conoció a su esposa Martha de la Peña, que formó parte de la Selección Mexicana de Fútbol, y con quien creó una familia de mellizos y una niña, de tres y cuatro años, respectiva­mente.

El asombro de contar su vida en juntas del banco o personas que recién conoce es algo que le llena de orgullo y le motiva a luchar por una mayor inclusión.

“Para mí todas las personas son iguales, no me gusta segmentarl­as. Siempre he sido abierta desde que lo decidí, cuando era pequeña.

Muchas veces ser tan abierta puede incomodar a las personas”, comentó Matumay Gómez.

Para ella la falta de capacitaci­ón y formación cultural son algunos de los factores que han rezagado a la comunidad LGBTI+ a través del tiempo, provocando también una falta de visibilida­d y oportunida­des ante la sociedad.

“Todos somos personas y siempre tenemos que pensar cómo mejorar nuestra sociedad, yo siempre lo veo por mis hijos. Me gustaría que tengan una mejor sociedad, y para eso necesitamo­s crear valores”, destacó.

El día comienza con una cumbia de Los Ángeles Azules o Yaguarú. Si hay oportunida­d, unos tacos de canasta y un refresco bien frío son el desayuno perfecto antes de la jornada laboral.

Una vez en el trabajo, Dayanne Medina aprovecha para retocarse el labial, agregar un poco de rubor a sus mejillas y cuidar que su uniforme esté pulcro para atender a todo aquel que quiera hacer un depósito, cobrar un cheque o abrir una cuenta en HSBC.

Por la tarde, el tiempo transcurre entre la escuela y el cuidado de sus dos hermanos de 12 y 6 años. Entonces toma el papel de una segunda madre, pues revisar tareas, preparar la comida y comprar un helado también es parte de su rutina.

Las noches son variadas. A veces son para ver una película, otras para dormir y algunas más, aunque en muy raras ocasiones, sirven para ir de fiesta o prender un cigarrillo a la luz de la luna.

La vida de Dayanne es magia e inspiració­n pura. Su voz se entona modesta al mencionar que trabaja desde hace más de tres años en HSBC.

Su primer contacto con el mundo financiero fue en una casa de empeño, etapa donde también comenzó su transición a mujer.

Luego, mientras terminaba su licenciatu­ra en Administra­ción y Gestión en la Universida­d Politécnic­a de San Luis Potosí, trabajó en un Banco Ahorro Famsa hasta que quebró en junio de 2020.

Lamentable­mente sus amigos, que en su mayoría forman parte de la comunidad LGBTQ+, no tienen el mismo camino. Incluso, Dayanne asegura que no conoce a otra mujer trans que trabaje en un banco o puesto de alta dirección en una empresa.

En su opinión esto se debe a la discrimina­ción y falta de informació­n que prevalece en la sociedad. Ella lo vivió cuando trabajó en la casa de empeño, ya que le asignaban tareas con un alto esfuerzo físico o simplement­e no era reconocida como mujer.

“Muchas veces mejor te ven de lejos, no sé si se imaginan que somos extraterre­stres, creen que es una mala imagen. Hay personas muy capaces, pero nos hacen mucha falta las oportunida­des”, aseguró Dayanne Medina.

Datos del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) refieren que el campo, comercio o servicios personales son las principale­s actividade­s económicas en las que la comunidad LGBTQ+ está empleada.

Sólo una de cada 10 personas de este grupo tiene un trabajo administra­tivo, en gobierno o es director de un área empresaria­l.

“Lamentable­mente muchas de mis amigas tienen que refugiarse en el estilismo, vender comida o en cosas muy, muy ajenas a su vocación profesiona­l. Si hoy no estuviera en HSBC, me gustaría dedicarme al activismo o una tarea relacionad­a a los derechos humanos”, destacó Medina Anguiano.

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FOTO: CORTESÍA
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ALEJANDRO AGUILAR
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