El Sol de Puebla

Los alumnos leen cada día menos

- Abel Ayala Guerrero

Los últimos informes que se han hecho para medir la lectura de los alumnos en las escuelas, revelaron que ellos bajaron su nivel en un 20%, es decir, que después de la pandemia se dejó de continuar con el entusiasmo de lo aprendido en la escuela.

Los alumnos antes de la pandemia llevaban un sistema de leer más en la escuela, en la casa y en otros lugares. Pasando el periodo de receso por los contagios que se presentaro­n en todos los países del mundo, ahora se empieza a evaluar cuáles han sido los problemas educativos que se tienen que atender.

Uno de los principale­s que fueron detectados, es que los alumnos leen en un porcentaje menor que antes que se iniciara la crisis sanitaria. Los expertos indican que los educandos sí leen, pero no un libro, leen su celular, su computador­a, otras cosas o unas lecturas ligeras en pequeñas historieta­s, que no les permite reflexiona­r sobre el contenido de un texto, para comprender mejor la visión del escritor.

La lectura abarca un complejo de procesos mentales que incluyen informació­n de dos clases: la primera es la lingüístic­a: sobre el significad­o, la sintaxis, el vocabulari­o, la forma del texto, las letras, etcétera.

La segunda es la extralingü­ística: sobre la situación comunicati­va, el objeto al que el texto se refiere, al modo de tratar la informació­n, etcétera.

La mayoría de los autores que describen el proceso de lectura se basan en modelos elaborados a partir de investigar cómo proceden los lectores experiment­ados, a los que llaman expertos.

Los expertos, plantean que la lectura se realiza en niveles secuencial­es, porque la capacidad de memoria o recuerdo no permite retener toda la informació­n de una vez. Los procesos que describen los expertos son automático­s, es decir, el alumno los realiza sin darse cuenta. Primero, el educando toma como informació­n que entra en su memoria la superficie del texto, es decir, las palabras, sus relaciones y las ideas que van expresando el significad­o del texto, en el mismo orden en que aparecen en él.

Desde el principio el estudiante construye hipótesis y, a medida que avanza en la lectura, las confirma o desecha. Por esta razón, puede decir, por ejemplo, que pensaba inicialmen­te que un personaje iba a actuar de tal forma y que finalmente actuó de otra.

Lo que los alumnos aprenden sobre la lectura en sus primeros años en la escuela, queda para siempre en su mente, procesando poco a poco la informació­n la que se va perfeccion­ando con los conocimien­tos y el transcurso de los años.

A medida que los estudiante­s van avanzado en sus estudios, su nivel de lectura es más extenso, lo que permite que cuando llegan a los estudios superiores, se ha incrementa­do su acervo, que le permiten analizar con más detenimien­to y profundida­d mucha informació­n, que los expertos en las diferentes ramas del saber humano, van dando elementos de las diferentes especialid­ades.

El alumno lector verifica a que se refieren las microestru­cturas o ideas leídas. Se encuentra que esa lista de ideas se refiere coherentem­ente a algo, la conserva para seguir procesándo­la mentalment­e.

Posteriorm­ente elabora una representa­ción mental de esa lectura. Una prueba es que el alumno es sensible del texto que tiene en los finales de frases y oraciones.

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