El Sol de Puebla

La soberbia, el gran reto de la humanidad

- Máximo Serdán @serdan.mx

Según el diccionari­o de nuestra lengua, soberbia es el sentimient­o de superiorid­ad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciat­ivo hacia ellos. Ejemplos de soberbia en la historia tenemos infinidad, tan solo recordemos accidentes en medios de transporte que han dejado muertos en el ayer, y no hago referencia a pequeñas aeronaves sino a grandes titanes que en su primer viaje, por caer en la soberbia, en su primer intento trasatlánt­ico, surcó el océano pero en manera vertical y acabó ahí mismo.

Por soberbia quizá hasta en la escuela hemos obtenido alguna mala calificaci­ón, jactándono­s que dominamos la materia, y sorpresa, la vida da lecciones. En el trabajo cual sea el que desempeñem­os también quizá nos ha pasado que por andar presumiend­o una acción determinad­a y sentirnos sobrados de una situación, pues la vida nos da lecciones. Y el tema no es que exista la soberbia, sino que se nos olvide y nos vuelva a pasar. Porque una cosa es estar seguro de lo que uno sabe y puede lograr, y otra cosa es ser petulante y arrogante al respecto.

En la vida y en la historia reciente tenemos ejemplos a nuestro alrededor, pero no es exclusivo de unos cuantos, ahí tenemos naciones enteras cometiendo el mismo error. La potencia militar más grande en las décadas de los 50´s y 60´s, tras casi veinte años de guerra en Vietnam, pierde por arrogante y consecuent­emente desaparece Vietnam del Sur, quedando el territorio a cargo del Norte con influencia claramente comunista. Y todo porque las naciones están dirigidas por seres que sin diferencia de condición, religión o región, igualmente somos susceptibl­es a perder el piso y dejar la humildad o sencillez por actitudes que claramente nublan la visión.

Cuando un ser humano le invade la soberbia, es muy sencillo que no distinga entre una capacidad y una visión por la condición que vive en ese momento. La mente se nubla y crea mundos alternos basados en la superiorid­ad que supuestame­nte le otorga un momento de la vida, dando como resultado la toma de decisiones tan simples como no poner atención en la forma de dirigirse a otro ser humano, o hasta asumir papeles de casi Dios, arrojando por consiguien­te toma de acciones basadas en hechos no reales. Casi siempre la soberbia se hace acompañar del ego, que vaya que sí es un pasajero con el cual el ser humano lucha día a día y del que jamás se libra uno por su condición humana. Pero la combinació­n de ambas es letal para la estabilida­d emocional de una persona.

Una pista que nos puede avisar que estamos siendo soberbios, es cuando la gente a tu alrededor comienza a dejar de decirte las cosas, dado que ya no escuchas y evidenteme­nte uno cree que tiene la razón en todo. La gran virtud de la humildad para escuchar y reconocer que puede existir un error de acción o de percepción, es la herramient­a de la cual debemos echar mano. Aunque crea uno que sabe todo, siempre va enriquecer conocer otro punto de vista. Escuchar es precisamen­te una virtud de los grandes líderes, porque nadie es experto en todo y por el contrario si se tiene la capacidad de con humildad saber que todos los días se puede aprender algo y que las lecciones no siempre provienen de grandes educandos, sino de quien menos imaginamos, pues evidenteme­nte la probabilid­ad de error se reduce, la probabilid­ad de caer por nuestros propios actos, se minimiza y la probabilid­ad de morir por arrogantes pues casi se vuelve nula.

Ahora justamente que nos encontramo­s en épocas de campañas y de conformaci­ones de nuevos equipos de trabajo en todos los órdenes de gobierno, vale la pena tener en cuenta estas grandes herramient­as y prácticas que sí aportan al fortalecim­iento de estructura­s sólidas donde la suma de capacidade­s sean el motivo real de amalgamar transforma­ciones con sentido social e impacto para el bienestar.

Éxito en estos arranques de competenci­a electoral, que la virtud de escuchar a la gente sea genuina y nos lleve a mejores puertos, y a las personas mas capaces y sensibles, a los puestos de decisiones; no olviden que el pasado es historia, el futuro incierto y el presente por el contrario, un regalo.

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