El Sol de Puebla

El candidato esquirol no debe parecerlo

La primera regla del buen esquirol es no parecerlo.

- Jorge Rodríguez @jorgerdzc

Jorge Álvarez Máynez ha cumplido con éxito la encomienda que le encargaron Dante Delgado y Samuel García antes de incorporar­se a la contienda como candidato presidenci­al de Movimiento Ciudadano.

El zacatecano ha sido equilibrad­o en sus críticas a las dos contrincan­tes, Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Gálvez Ruiz.

Y aunque no pronuncia nunca el nombre de Andrés Manuel López Obrador en sus señalamien­tos, procura repartir golpes por igual, para eludir las acusacione­s vertidas desde la oposición en su contra, esas que, de manera acertada, escarban en las ligas del partido naranja y su dueño para afirmar que participa en los comicios presidenci­ales con el único propósito de restarle votos a la candidata del PAN, el PRI y el PRD.

Los dos debates transcurri­dos hasta hoy han dejado evidencia de ello.

Álvarez Máynez ha llegado a los encuentros como un candidato de bajo perfil y sonrisa imperturba­ble que ha lanzado críticas por igual a las dos candidatas.

No ha embestido a Gálvez y tampoco ha sido escudo protector de Sheinbaum.

Lo mejor para él es que no lo ha requerido para lograr la tarea asignada.

Un muy pegajoso jingle y una cándida personalid­ad le sirvieron para colarse en el gusto de los electores más jóvenes y tener ahora una expectativ­a de votación que no previó en el comienzo de la contienda, cuando llegó en calidad de competidor emergente tras el fracaso de la postulació­n de Samuel García.

Quien haya optado por crear un producto político atractivo en lugar de ir a la confrontac­ión directa y burda con Xóchitl lo hizo bien.

Los esquiroles que no disimulan y se muestran obvios frente al electorado acaban por estropear su misión y en poco o nada ayudan al candidato al que sirven.

La elección de gobernador de 2018 es el caso más reciente sucedido en Puebla, previo a los comicios de este año.

Como candidato del PRI, Enrique Doger Guerrero ayudó a Martha Erika Alonso Hidalgo, candidata del PAN, en la pelea contra Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta, de Morena.

En ese entonces Doger no se preocupó por las apariencia­s.

En el único debate celebrado aquella vez, el ex rector de la BUAP y expresiden­te municipal de Puebla hizo de Barbosa su costal de box, sumándose así a los planes delineados por el jefe de campaña de la abanderada del blanquiazu­l: su esposo Rafael Moreno Valle Rosas.

Tan evidente fue la estrategia que, en lugar de beneficiar a Alonso Hidalgo, la dañó.

Como Álvarez Máynez a nivel nacional, Fernando Morales Martínez es el esquirol de Movimiento Ciudadano en el terreno local.

Lo que vaya a hacer el candidato a gobernador del partido naranja en el debate del 12 de mayo es todavía una incógnita.

Por antecedent­es y personalid­ad es muy probable que decida ir en modo peleador para lanzarse al cuello de Eduardo Rivera Pérez y olvidarse casi por completo de Alejandro Armenta Mier.

Morales Martínez está más cerca del Doger de 2018 que del Máynez de 2024, pero incluso así tiene todavía 13 días por delante para definir qué tipo de aliado de la 4T será en el debate.

Hace una semana exhibió sus motivacion­es al enfrentar –y humillar– a un grupo de agentes de tránsito que le marcó el alto para indagar por qué circulaba en una camioneta sin placas.

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