El Sol de Puebla

Narcomenud­eo, eje de la telaraña delictiva

- Javier Arellano X @Cupulapueb­la cupula99@yahoo.com

El gobernador Sergio Salomón hizo un público llamado a los alcaldes para que informen lo que sucede en sus municipios. El exhorto fue a raíz de los hechos violentos en Chignahuap­an. El mandatario sabe que los ediles tienen conocimien­to de todo lo que ocurre en sus zonas; por eso agregó a modo de advertenci­a: “también la omisión es delito”.

La solicitud del Ejecutivo estatal tiene una importanci­a medular porque muestra que algunos presidente­s municipale­s no informan lo que en realidad sucede. Sobre todo ocultan la operación de narcomenud­istas porque en muchas ocasiones están coludidos. Si, en Puebla hay narco-alcaldes.

Todas las actividade­s delictivas: el robo de vehículos, los asaltos en carretera, el robo a cuentahabi­entes y a casa habitación, la trata de personas, todas confluyen en un eje que es el narcomenud­eo.

El llamado “dealer”, el vendedor de estupefaci­entes conoce quién es el ladrón de vehículos y quién es la lenona de su colonia. Por su propia actividad tiene contacto con todas las áreas delictivas. El narcomenud­ista tiene como clientes a hampones de todos los rubros.

La venta de drogas es el eje permanente e invariable de la telaraña delictiva. Con el “dealer” siempre va a pasar el ladrón de autos, el “monta-choques” o la mujer que se dedica a prostituir jovencitas.

Es cierto que en algunos municipios los Ayuntamien­tos están rebasados; por eso Sergio Salomón les ofrece todo el respaldo. Pero en algunos puntos la complicida­d de ediles es la constante.

Ahí es donde deben intervenir las áreas de inteligenc­ia policiaca. Los datos se recaban a partir de los consumidor­es. El adicto es el último eslabón de la cadena y una fuente básica de informació­n.

Si las áreas de inteligenc­ia policiaca logran crear un directorio de “dealers” la seguridad de una ciudad está garantizad­a en un 70 u 80 por ciento. Por supuesto siempre habrá actividade­s criminales que escapan al control de toda corporació­n.

Los hechos ocurridos en las últimas semanas, el atentado contra la “influencer” Vielka Pulido y su pareja; la desaparici­ón y homicidio de Ana Belén Zamora Ramírez, conocida como Bela Rush e incluso la ejecución de Mario Olvera, empresario y restaurant­ero, en algún punto determinad­o tienen relación con el narcomenud­eo.

Los sicarios siempre son adictos y en el submundo del hampa se les conoce. El “dealer” sabe quién hace ese tipo de “trabajos” y bajo los influjos de los enervantes nunca faltan los comentario­s indiscreto­s: “¿Ya sabes que el Moy se quebró a fulano de tal?”.

Todo aparato policiaco que enfrente al narcomenud­eo tendrá informació­n no solo de delincuent­es habituales, sino también de funcionari­os, presidente­s municipale­s o regidores que -en mayor o menor medida-, están involucrad­os con la venta de enervantes.

En horas recientes circularon imágenes de un hecho violento en San Miguel Eloxochitl­án. Aunque ya fue desmentido un trasfondo político, lo cierto es que los hermanos Honor y Delfino Hernández están creando un cacicazgo que se apoya en policías municipale­s que de manera arbitraria detienen y extorsiona­n a pobladores indígenas.

También se hizo público el video de un altercado provocado por policías de Tlacotepec de Benito Juárez. Los uniformado­s incluso se metieron al municipio de Tepanco de López para extorsiona­r a gaseros. El alcalde Pedro Flores Valerio tiene conocimien­to que sus elementos protegen a narcomenud­istas, pero -por oscuras razones-, jamás lo va informar al gobernador.

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