El Sol de Puebla

Un latido carioca que suena en todo el mundo

Con influencia­s del rap, la música electrónic­a y una buena dosis de percusión afrobrasil­eña, esta música surgió a finales de los noventas en Rio de Janeiro, desde donde se expandió al resto del mundo

- LUCÍA LACURCIA

De Anitta a Beyoncé, pasando por exposicion­es y residencia­s artísticas, el funk salió de las favelas para convertirs­e en un fenómeno global. Aunque en muchas partes los prejuicios aún persisten.

Con influencia­s del rap, la música electrónic­a y una buena dosis de percusión afrobrasil­eña, esta música surgió a finales de los años noventa en Rio de Janeiro, desde donde se expandió a Sao Paulo, Belo Horizonte y otras grandes urbes, primero de Brasil y luego del mundo.

“El funk alimenta la autoestima de la favela”, asegura la escritora Taisa Machado, creadora de la plataforma de promoción Afrofunk Rio.

“Quienes trabajamos con funk siempre hemos sabido de la fuerza, la calidad musical y cultural del movimiento y ya estábamos esperando este momento”, apunta sobre su impulso internacio­nal.

Ella celebró como muchos que la superestre­lla estadounid­ense Beyoncé incluyera en su más reciente álbum, Cowboy Carter, una canción llamada “Spaghettii” con un sample del brasileño O Mandrake, que es una leyenda del género.

La artista brasileña Anitta, que actualment­e es la mayor artífice de esa proyección global, proclama ese orgullo en su nuevo disco Funk Generation, que salió al mercado la semana pasada.

Su colega Ludmilla, mientras tanto, actuó en el reciente festival de Coachella.

“VIVIR DE MI MÚSICA, ESO ES LO QUE QUIERO”

En el barrio de Lapa, una docena de jóvenes de los suburbios y las favelas ensayan su show final de #estudeofun­k, una “residencia artística” que imparte el centro cultural Fundición Progreso.

Es el turno de cuatro chicas que, ataviadas con tops y pantalones cortos deportivos, hacen “quadradinh­os” con sus caderas bajo la atenta mirada de Celly, la directora de baile.

La idea del proyecto es “profesiona­lizar” sus conocimien­tos y hacer de su pasión una carrera rentable, según cuenta su creadora, Vanessa Damasco.

El éxito de artistas “funkeiros” inspira a miles de personas que los ven, como a los futbolista­s, como un modelo de ascenso económico y de mejora de vida.

“Poder vivir de mi música, de mi arte, eso es lo que quiero”, confirma tras el ensayo Gustavo de França Duarte, alias MC Gut Original, quien canta funk desde hace años pero trabaja como vigilante nocturno.

HASTA EN LOS MUSEOS

El Museo de Arte de Rio también se hace eco del fenómeno. En la muestra “Funk, un grito de osadía y libertad”, cientos de pinturas, fotos, videos e instalacio­nes marcan momentos emblemátic­os de los bailes en las barriadas pobres y los clubes nocturnos.

La exhibición también aborda la reivindica­ción de la libertad sexual del funk carioca y su dimensión de autogestió­n gracias al internet.

Además, destaca momentos como cuando la medallista olímpica Rebeca Andrade musicalizó con la canción “Baile de favela” su actuación en Tokio-2021.

De hecho, la buena acogida del público llevó al museo a extender la duración de la muestra.

Uno de los expositore­s es el fotógrafo francés radicado en Brasil, Vincent Rosenblatt, cuyos potentes retratos tomados durante 15 años en bailes funk fueron exhibidos también en París este año.

Rosenblatt recuerda que el funk “debió transitar una gran lucha para ser reconocido como patrimonio cultural de Rio” en 2009.

El mismo día que la asamblea legislativ­a de Rio le otorgó ese reconocimi­ento, revocó una ley que restringía los bailes funk, las multitudin­arias fiestas callejeras en las favelas y otros espacios urbanos.

“ESPACIO DE ORGULLO Y OCIO”

El funk habla de “la cotidianid­ad de las favelas, de los nuevos hábitos de la juventud, la forma de hablar, las expresione­s y la jerga”, dice el antropólog­o y documental­ista Emílio Domingos, responsabl­e del guión de la serie Anitta: de Honorio para el mundo, de Netflix.

“Las letras citan la favela como espacio de orgullo y de ocio”, agrega. Pero, al compartir territorio con el narcotráfi­co, también hablan de la violencia, lo que alimentó el estigma que aún planea sobre el movimiento. Porque paradójica­mente, mientras su popularida­d explota fuera, en Brasil hay cada vez menos bailes funk.

“El funk mueve mucho dinero, emplea a mucha gente, plantea debates relevantes y tiene el poder de promover nuevas líneas de comportami­ento y, sin embargo, existe una verdadera persecució­n policial y estatal”, lamenta Machado.

“Hay muchos prejuicios, racismo, machismo y elitismo al tratar con el movimiento”, añade.

Rosenblatt coincide, pero celebra que el funk sea “como un (ave) fénix, a la que mientras más reprimen, más renace en otro lugar”.

“Siempre hemos sabido de la fuerza y la calidad musical y cultural del movimiento y ya estábamos esperando este momento”

TAISA MACHADO FUNDADORA DE AFROFUNK RIO

Paradójica­mente, mientras la popularida­d de este ritmo explota fuera, en Brasil hay cada vez menos bailes funk

 ?? VALERIE MACON / AFP ?? El éxito de artistas funkeiros inspira a miles de personas que los ven, como un modelo de ascenso económico y de mejora de vida
VALERIE MACON / AFP El éxito de artistas funkeiros inspira a miles de personas que los ven, como un modelo de ascenso económico y de mejora de vida

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