El Sol de Salamanca

Migrantes: ¿de aquí o de allá?

- POR JIMENA PARRA GUTIÉRREZ

La migración es un fenómeno que ha estado presente en el mundo desde sus principios. Hace 14 mil años se dio el desplazami­ento por el estrecho de Bering desde la separación de lo que hoy conocemos como Rusia y parte de Asia, hasta Alaska. La migración se da cuando las condicione­s de vida ya no son favorables para sobrevivir o las oportunida­des son casi nulas. Los migrantes buscan mejorar su calidad de vida y es aquí cuando comienza su trayecto a una vida mejor. Actualment­e, la migración ha sido un tema muy sonado y controvers­ial a nivel mundial. Desde los latinos que buscan conseguir el Sueño Americano, hasta los sirios que buscan conseguir refugio y una oportunida­d de sacar adelante a su familia en países alrededor del globo terráqueo. A mí me ha tocado ver migrantes batallar y sufrir por no tener oportunida­des de vida. Lo he tenido de frente ya que viví 18 años de mi vida en Tijuana, las condicione­s decadentes y precarias en las que viven los migrantes al ser regresados a México, unos viviendo entre los túneles del canal que atraviesa mi ciudad. Tienen sus casitas ahí dentro, apenas tienen para comer, es muy difícil que consigan trabajo y terminan por desviarse a actividade­s ilícitas tales como robar, vender drogas, entre muchísimas más.

Muchas veces no entendemos lo que los migrantes sufren, los mexicanos que intentan cruzar la frontera se enfrentan a atrocidade­s y atropellos, empezando con los mismos mexicanos que nos discrimina­mos entre nosotros; los “coyotes” que se aprovechan de la vulnerabil­idad y fragilidad de lo que es cruzar como “ilegal” o “indocument­ado” a los Estados Unidos, después con los policías fronterizo­s que constantem­ente violan los derechos humanos de los migrantes quitándole­s el derecho de beber agua e ingerir alimentos por 24 horas en algunos casos, en otros casos son golpeados hasta terminar en un hospital e incluso pueden terminar en la muerte del migrante. Estos son sólo algunos de los obstáculos que enfrentan ante el hombre, pero al intentar cruzar a Estados Unidos se enfrentan a uno de sus mayores miedos; el desierto. Siendo este uno de los retos a vencer más complicado­s, un trayecto que puede durar hasta tres días, si es que logran cruzarlo, ya que hay muchos migrantes que desafortun­adamente se quedan a la mitad del camino ya sea por deshidrata­ción, algún ataque animal e incluso existen Norteameri­canos dedicados a cazar a los migrantes.

Toda esta brutalidad por una sola cosa, conseguir empleo, ya que en su país no pudo conseguirl­o. Salen en búsqueda de mejorar no sólo la calidad de vida propia, sino la de su familia que lamentable­mente tuvieron que dejar atrás para lograr mantenerlo­s a flote, ya que en su lugar de origen les resultó imposible. Si el migrante tuvo suerte y logró llegar del otro lado, apenas ha llegado a la mitad del camino del Sueño Americano. Lo que sigue es lo realmente difícil de sobrelleva­r: adaptarse a una cultura diferente, costumbres, comida, personas y un idioma que no conocen. Conseguir un trabajo bien remunerado, con buenas condicione­s laborales y un trato digno es muy difícil para un migrante ya que no cuenta con papeles o permisos para laborar en Estados Unidos y la mayoría de las veces los empleadore­s se aprovechan de esto, pero incluso estas condicione­s laborales son mejores que aquellas de las que tuvieron que huir.

MIGRACIÓN SUDAMERICA­NA

Si ser migrante ya es un proceso muy difícil, pero los sudamerica­nos la tienen aún más difícil, ya que tienen que cruzar por México primero y, es aquí, donde ellos sufren más obstáculos y violación de derechos humanos. Primeramen­te, porque aquí en México no existen tantas leyes que respalden a los migrantes o simplement­e son violadas. Los migrantes sudamerica­nos al llegar a México (sólo de paso) sufren de asaltos, secuestros, mentiras, extorsione­s, abusos sexuales y maltratos. Después de esto una gran mayoría se queda sin recursos para poder llegar a Estados Unidos y eventualme­nte terminan por quedarse en México.

Consiguen asilo en casas para migrantes, pero desafortun­adamente el tiempo aquí es limitado, 3 noches a lo mucho en la mayoría. Tienen que conseguir trabajo y cabe mencionar que la tasa de desempleo en México en el 2018 es de 3.4% y si los propios mexicanos emigran de su país por la precarieda­d y falta de empleo, ¿qué posibilida­d tienen migrantes sudamerica­nos? Sufren el doble que un migrante mexicano y nosotros como sociedad nos dignamos a tratarlos como si no tuvieran suficiente­s problemas para además tener que soportar cómo los criminaliz­amos y discrimina­mos.

Claro que también existen los migrantes sudamerica­nos que prefieren emigrar directamen­te a México, es decir, que su destino principal y final es México. Esto se debe a que las condicione­s en algunos países sudamerica­nos son aún peor que las que hay aquí. Tal es el caso de los hondureños, siendo de los migrantes que más se deportan desde México, seguido por los salvadoreñ­os. Cabe mencionar que para los hondureños, las remesas que envían representa­n el 20.2% de su PIB. Siendo para miles de familias las remesas enviadas por migrantes el único ingreso que tienen para sobrevivir día tras día. Nosotros como mexicanos…

TRAGEDIA HAITIANA

Ante el terremoto que ocurrió en Haití en el 2010, las cosas fueron de mal en peor, si las condicione­s de vida en Haití ya eran difíciles de manejar, al arrasar con todo, el terremoto se llevó sueños, vidas y oportunida­des. Dejándoles a los haitianos una sola opción, emigrar. El objetivo principal de los haitianos era ser recibidos en Estados Unidos, con una promesa y las ganas de cumplir su sueño Americano, pero las políticas antimigran­tes y la llegada de Donald Trump al poder complicaro­n las cosas. Siendo expulsados y abandonado­s en la ciudad de Tijuana, Baja California. Con nada más que su familia y ganas de trabajar, los migrantes haitianos poco a poco fueron habitando Tijuana. Entre Tijuana y Mexicali hay alrededor de 3,700 migrantes, concentrán­dose el 80% en Tijuana (Pagaza, C. 2017).

A mí personalme­nte me tocó vivir este suceso, ya que soy de Tijuana y cuando comenzaron las deportacio­nes, presencié la integració­n de los haitianos a la sociedad tijuanense. Primero, los veías trabajando como limpiador de parabrisas, seguido por la venta de dulces en las esquinas, luego estaban en el “car wash” trabajando dignamente y así fue como poco a poco los migrantes haitianos, después de ver sus sueños destruidos, comenzaron a formar unos nuevos. Al final de todo, un migrante lo que hace es sobrevivir cualquier adversidad con tal de mejorar su calidad de vida y la de su familia gradualmen­te.

Los migrantes no se sienten ni del lugar que abandonaro­n ni del lugar en el que están y esto se debe al sinfín de obstáculos a los que se tienen que enfrentar, pero es el deber del gobierno defender los derechos humanos de los migrantes que llegan a su país pero también es nuestro deber como ciudadanos y seres humanos, cuidar, tener delicadesa y tener empatía hacia los migrantes, porque aunque no sean de tu nacionalid­ad, siguen siendo seres humanos. Con ganas de salir adelante y superar sus metas, los migrantes son un pilar indispensa­ble en la sociedad, tanto en la estadounid­ense como en la mexicana y como sociedad está en nuestras manos no dejar que sus derechos sean violados.

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