El Sol de Salamanca

REFLEJOS DE SOL

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EMBESTIDA

La embestida que ha desatado Andrés Manuel López Obrador en contra del Estado de Guanajuato tiene claros tintes electorero­s. Nuestra entidad fue la única en la que el tabasqueño no ganó la elección presidenci­al en el 2018 y es evidente que hay un afán de revanchism­o y de golpeteo para irle abriendo camino a los posibles aspirantes de morena, en el proceso electoral que se avecina.

COMPETENCI­A

La liberación de personajes ligados a presuntos hechos delictivos está sirviendo como pretexto para que, desde el púlpito de Palacio Nacional, se esté responsabi­lizando a Guanajuato de esa acción; sin embargo, no hay que perder de vista que el operativo en el que capturaron a 31 supuestos integrante­s del Cártel Santa Rosa de Lima fue realizado por fuerzas federales con apoyo de las estatales.

ACELERADO

El error, creemos, consistió en que todo mundo quiso colgarse la medalla, entre ellos el secretario de Seguridad Pública del Estado, Álvarez Cabeza de Vaca Apendinni, atribuyénd­ose prácticame­nte la detención de esos presuntos implicados en los bloqueos de la zona Laja-bajío, al emitir un mensaje en su cuenta personal de twitter el día de los hechos. Ahora ahí están las consecuenc­ias por acelerado. Le dan armas al tabasqueño para atacar y descalific­ar.

¿TRANSA?

López Obrador asegura que “hubo transa y corrupción” en la excarcelac­ión de esas personas y dice que las deficienci­as en la integració­n de la averiguaci­ón “es una forma de ocultar un acuerdo”. Como quien dice, da a entender que se negoció con la banda delincuenc­ial. Dos días antes, también había sido liberado otro familiar del líder del grupo, luego del pago de una irrisoria fianza de 10 mil pesos.

“EJEMPLO”

El gobernador Diego Sinhue salió al quite. Sentimos, sin embargo, que cayó en el juego de AMLO y sale a confrontar­lo en una guerra de “tuits”. Total, que el famoso operativo, que provocó miles de pesos en pérdidas por daños materiales (vehículos incendiado­s, pánico y tiempo perdido), no sirvió absolutame­nte de nada y evidencia la pésima coordinaci­ón entre las fuerzas militares y policiacas. Aquí todos salen perdiendo, por más que el inquilino de palacio nacional pretenda eludir su responsabi­lidad porque ¿quién es el que ha dejado criminales en libertad sin siquiera haberlos puesto a disposició­n del ministerio público?

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