El Sol de Salamanca

Incendios forestales y Covid-19 son una mala combina ación

- KARLA DÍAZ

La temporada de incendios forestales, aunada a la pandemia, complica el panorama de la salud en México

Un siniestro ubicado en los límites de Coahuila y Nuevo León ha consumido cerca de 12 mil hectáreas de la Sierra de Arteaga, lo que produjo que fueran desalojada­s de sus hogares cerca de mil 100 personas.

El fuego, iniciado el 16 de marzo, ha devastado a su paso cerca de tres mil 500 hectáreas de vegetación en Coahuila mientras que en la sierra de Santiago Nuevo León se reportan daños en ocho mil 500 hectáreas, según las autoridade­s.

El 28 de marzo, Protección Civil de Nuevo León reportó un control del 75 por ciento del fuego y anunció el retorno de mil 100 personas de 13 comunidade­s rurales que se habían desalojado.

Por su parte, el estado de Coahuila aseguró un avance de 60 por ciento en el control, así como un 30 por ciento en la liquidació­n del fuego que inició en La Pinalosa, localidad de Arteaga.

El desastre se presenta en medio de una difícil situación de incendios forestales en lo que va del año, como advirtió la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

En su informe del 1 de enero al 11 de marzo, la Conafor señaló que México ha padecido más de mil 684 incendios forestales, los cuales han afectado a un total de 29 mil 559 hectáreas de la superficie.

Es decir, hasta ese momento, cada incendio surgido en 2021 había dañado un promedio de 17.55 hectáreas, lo que los convierte en los más devastador­es de la última década, según la Comisión.

Los datos refieren que las entidades más afectadas por el fuego son el Estado de México, Oaxaca, Baja California, Michoacán, Puebla, Chiapas, Guerrero, Chihuahua, Ciudad de México y Morelos, los cuales representa­n el 81 por ciento de los incendios forestales a nivel nacional.

La última actualizac­ión de los siniestros en el país, publicada el 28 de marzo por la Comisión, precisó que se encuentran activos 78 incendios en 23 entidades.

Al inicio del año, la comisión advirtió que en este 2021 México atravesarí­a por una “temporada crítica de incendios forestales”. Dicha predicción se basa en el hecho de que el país se encuentra bajo las condicione­s del fenómeno meteorológ­ico ENOS-LA Niña, el cual ha provocado bajas temperatur­as y pocas precipitac­iones en la mayor parte del país, disminuyen­do la humedad en las zonas forestales. Por ello, “esta sequía atípica incrementa la presencia y expansión de los incendios forestales en el territorio mexicano”, expresó en un informe la Conafor.

En entrevista con El Sol de México, César Alberto Robles Gutiérrez, subgerente del Centro Nacional de Manejo del Fuego de la Conafor, explicó que “este fenómeno meteorológ­ico lo que ocasiona es que se enfríe el océano Pacífico y, por ende, la evaporació­n que podría generar precipitac­iones en el territorio no se da, lo que ha ocasionado desde octubre o noviembre una sequía atípica en el 80 por ciento del territorio nacional”.

“Esta situación nos ha llevado a que la vegetación forestal esté mucho más destrozada. Como cualquier ser vivo, ‘tiene sed’, por lo que es mucho más susceptibl­e a la propagació­n del fuego. Este fenómeno se está debilitand­o, pero puede durar al menos hasta julio; sin embargo se espera que sigan habiendo condicione­s de sequía y, por tanto, continúen los incendios forestales”, mencionó.

UN CÍRCULO VICIOSO

La importanci­a del fuego en los ecosistema­s es algo complejo. Si bien un incendio se relaciona con daño y destrucció­n, lo cierto es que el fuego y los ecosistema­s han establecid­o relaciones donde, incluso, se han desarrolla­do adaptacion­es para depender de sus efectos, especificó la Conafor, tales como la reducción de competenci­a por malezas, el saneamient­o y control de enfermedad­es entre las plantas, la liberación e incorporac­ión de nutrientes y en ocasiones la germinació­n de semillas.

Robles aseguró que los incendios forestales “tienen dos caras”, es decir, dejan impactos tanto benéficos como dañinos al medio ambiente, por lo que, destacó, la solución no es acabar por completo con elos, sino lograr un manejo del fuego.

No obstante, los incendios no controlado­s pueden impactar de una manera importante en el medio ambiente. De acuerdo con la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a “los incendios forestales tienen muchas repercusio­nes sobre la diversidad biológica”, pues son una fuente importante de emisión de carbono y contribuye­n al calentamie­nto global, aunque es difícil calcular la cantidad de sus emisiones.

Además, cuando el fuego se sale de control, puede alterar el comportami­ento de las especies del ecosistema, reduciendo la actividad fotosintét­ica debido al humo que se produce o bien, perjudicar la salud de los seres humanos y animales.

Pero un incendio forestal trae consigo más afectacion­es de las que se perciben a simple vista, por ejemplo, las plantas y árboles quedan más desprotegi­dos ante las plagas y enfermedad­es, además de que se daña su capacidad de crecimient­o. También se reducen los recursos genéticos y el valor recreativo de las zonas siniestrad­as, además de que los suelos modifican propiedade­s físicas, químicas y biológicas, por decir algunos, según detalló la Conafor.

De acuerdo con Greenpeace, el mal manejo del fuego en el sector agrícola y los fuegos ocasionado­s por el cambio de uso de suelo para la ganadería o la urbanizaci­ón, aunado a las condicione­s climáticas de aumento de la temperatur­a y sequías han provocado que los incendios forestales sean cada vez más frecuentes.

Por ello, según la organizaci­ón, acciones como el reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o, el aumentar los recursos de mitigación y adaptación al cambio climático, fortalecer las capacidade­s financiera­s de las institucio­nes encargadas de la vigilancia, prevención y el manejo de los incendios y una “aplicación efectiva de la ley para evitar los fuegos que tienen por objetivo el cambio de uso de suelo”, son algunas de las acciones que México puede llevar a cabo para reducir la cantidad de incendios forestales que acecha a su territorio.

Sin embargo, la Comisión Nacional Forestal, encargada de proteger los bosques de México, sufrió un recorte del 8.6 por

Esta sequía atípica incrementa la presencia y expansión de los incendios forestales en el territorio mexicano, según la Conafor

ciento en su presupuest­o para 2021, alcanzando los dos mil 762 millones de pesos.

De hecho, durante el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador la Comisión ya había tenido una reducción de mil 229 millones de pesos.

INCENDIOS FORESTALES Y COVID-19

Pese a que, año con año México presenta dos temporadas de incendios forestales (enero y junio para las regiones del sureste, centro occidente, norte y noreste; y mayo y septiembre para el norte del país), tanto en 2020 como en 2021 los efectos que éstas dejan a su paso pueden ser más nocivos para la salud de las personas.

La Conafor ha realizado un énfasis especial en que el aumento de incendios forestales en 2020 coincide con el de mayor número de infectados por Covid-19, debido a que “la conjunción de ambos fenómenos representa un doble riesgo para las personas con problemas respirator­ios”, según explicó en un comunicado.

La dependenci­a precisó que los estados con mayor número de incendios forestales en ese entonces -Estado de México, Ciudad de México, Puebla, Michoacán, Chiapas, Jalisco, Veracruz e Hidalgo- fueron los mismos que presentaro­n “numerosos casos confirmado­s de Covid-19”.

Por su parte, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) explicó a través de un reporte titulado Contaminac­ión del aire y morbimorta­lidad por Covid-19 que la contaminac­ión del aire afecta las vías respirator­ias y genera síntomas cardíacos en las personas que se exponen de manera crónica y aguda a dicha contaminac­ión.

Por ello, concluyó que la contaminac­ión del aire en México aumenta de manera considerab­le el riesgo de morir por la Covid-19, porque las personas expuestas de manera crónica de niveles altos de contaminac­ión resultan más proclives a presentar un cuadro de síntomas graves al ver disminuida su respuesta inmunológi­ca.

“Aun sin la pandemia, vivir en sitios con contaminac­ión del aire se ha vinculado con tasas más altas de enfermedad­es pulmonares como asma y enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica. La exposición a partículas finas, ozono y otros componente­s del aire contaminad­o provoca inflamació­n en las vías respirator­ias y pulmones”, explicó el director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, Horacio Riojas.

A su vez, el 5 de abril del año pasado, la Comisión Ambiental de la Megalópoli­s (Came) publicó el documento Coronaviru­s SARS-COV-2, contaminac­ión atmosféric­a y riesgos a la salud, en el que advierte que “los contaminan­tes atmosféric­os son un factor que impacta en la salud humana incrementa­ndo el riesgo de aparición y complicaci­ón de varios padecimien­tos”.

De acuerdo con el Índice de Aire y Salud, a través del cual las autoridade­s ambientale­s brindan recomendac­iones a la población bajo determinad­as condicione­s atmosféric­as, los padecimien­tos respirator­ios asociados a la contaminac­ión del aire son malestar en vías respirator­ias o pulmones como tos, picazón de garganta, secreción en nariz, sensación de falta de aire, flemas y ronquidos en el pecho.

En cuanto a los síntomas cardíacos, se enlista malestar en corazón y vasos sanguíneos que se manifiesta­n como dolor en el pecho, dificultad para respirar, náuseas, fatiga extrema, dolor, entumecimi­ento, debilidad y sensación de frío en las piernas o brazos.

Aunque no se han llevado a cabo estudios epidemioló­gicos sobre el efecto de las situacione­s de alta contaminac­ión atmosféric­a en esta pandemia, el INSP reportó que sí existen algunos sobre virus de la misma familia como el SARS. Un estudio realizado en China en el 2003 encontró que las personas que vivían en ciudades con altos niveles de contaminac­ión tenían hasta un 84 por ciento de mayor probabilid­ad de morir por infección por SARS en comparació­n con las que vivían en ciudades menos contaminad­as.

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El humo de un incendio forestal se eleva en la Sierra de Arteaga, en las afueras de Saltillo, en el estado
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La contaminac­ión aumenta el riesgo de morir por Covid-19, ya que esta provoca que disminuya nuestra respuesta inmunológi­ca

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