REFLEJOS DE SOL
A VOTAR
Este 6 de junio del año 2021 pudiera ser el último en el que los mexicanos tengamos oportunidad de ejercer nuestro derecho al voto. Se vienen tiempos ominosos y sólo mediante la participación ciudadana, a través de las urnas, podremos contener esa embestida contra nuestras instituciones y contra la democracia. Salir a votar es la clave.
DÍA DEL TRABAJO
A lo largo de los años, los trabajadores han estado luchando por mejores condiciones laborales, salarios más dignos, más prestaciones, derecho a la vivienda y a la salud, entre otras demandas que, sin embargo, persisten en estos tiempos. Las injusticias contra la clase obrera en general no se han acabado y en esta denominada cuarta “transformación”, el riesgo contra los derechos laborales se acrecienta.
CHARRAZO
La clase trabajadora ha tenido, ciertamente, algunas conquistas como la de tener la libertad de asociación, de organizarse en sindicatos, de tener sus representantes, etc. Sin embargo, con el transcurrir de los años esa práctica se ha corrompido. Los líderes sindicales charros, para empezar, ven más por sus intereses y los de los patrones que por los de los trabajadores. Además, se eternizan en el cargo con prácticas amañadas, se enriquecen a costillas del trabajador y mantienen en la opacidad los manejos de las cuotas sindicales.
GOLPES
No hay mucho que festejar este primero de mayo, Día del Trabajo. Primero, porque desde que llegó al poder la cuarta “transformación” ha sufrido duros golpes el bolsillo del trabajador y de las clases populares con los constantes aumentos de precios del gas, de las gasolinas, de los productos básicos, de diversos servicios como el transporte, pulverizando el supuesto incremento a los salarios mínimos del 15%.
DESEMPLEO
Tampoco hay nada qué festejar con el elevado porcentaje de desempleo que se ha estado dando, precisamente en el régimen de la 4T que a su vez lo atribuye a la pandemia del coronavirus, pero también porque no hizo absolutamente nada por financiar a las micro, pequeñas y medianas empresas que se vieron obligadas a cerrar, a despedir personal, al descapitalizarse por la paralización de actividades y el confinamiento.
LÍDERES
Este primero de mayo no debe ser un festejo de los perpetuos líderes sindicales. Son las bases, la clase obrera, las que en todo caso debieran celebrar, pero sin recursos para hacerlo, sólo les resta llorar su pena y ver la manera en sacar adelante a su familia, sobre todo aquellos que actualmente se encuentran en las filas del desempleo. Este sábado primero de mayo no va a ser el mismo de hace años. Primero fue por la pandemia que se suspendieron los tradicionales desfiles. Ahora, por la precaria situación económica, la inflación galopante y la escalada de precios que tienen al trabajador contra la pared. Ellos no viven en un palacio como sí lo está haciendo el zar de la “aujteridá franciscana y republicana”.