El Sol de Salamanca

Beata Wojna

- Profesora de Relaciones Internacio­nales del Tec de Monterrey @Beatawojna

¿Se imaginan una Escocia independie­nte? Hasta hace poco nadie pensaba seriamente en este escenario, consideran­do que la unión política entre Inglaterra y Escocia, que data de 1707, era sólida e inamovible. No obstante, desde 1999 las cosas empezaron a cambiar. Fue cuando el Reino Unido inició el proceso de la devolución de los poderes.

La descentral­ización que consistió en traspasar parte de las competenci­as del ejecutivo y del legislativ­o a las institucio­nes locales trajo como resultado el establecim­iento del parlamento y del gobierno escocés que gozan de una considerab­le autonomía. Esto, sin embargo, no parece ser suficiente para una parte importante de los escoceses. Diferentes estudios revelan que alrededor del 50 por ciento estaría a favor de la independen­cia.

Hoy, el debate político en Escocia está empapado por las ideas separatist­as y por el Partido Nacional Escocés (Scottish National Party, SNP) que gobierna en esta región desde 2011, y que es el principal vocero de la independen­cia. Con su propuesta de realizar el referéndum de independen­cia en otoño de 2023, es también el favorito de las elecciones parlamenta­rias que se celebran en Escocia este jueves 6 de mayo. Las encuestas de opinión indican que el partido de la actual primera ministra Nicola Sturgeon será el más votado. Sin embargo, las encuestas de opinión nos dejan con dudas sobre si conseguirá la mayoría de los 129 escaños que se repartirán en esta elección a la cual se presentan 25 partidos políticos. Entre ellos llama atención el nuevo partido Alba, creado por el ex primer ministro Alex Salmond, envuelto recienteme­nte en acusacione­s de acoso sexual, que podría quizás restarle alguna parte del electorado independis­ta a SNP.

Pero aun con la mayoría en el parlamento, el Partido Nacional Escocés no tendrá un camino sencillo para promover su causa soberanist­a. Una Escocia independie­nte restaría al Reino Unido aproximada­mente el 32 por ciento de su territorio, el 8 por ciento de su población y el 9 por ciento de su PIB. Por eso, la resistenci­a desde el gobierno británico, expresada en varias ocasiones por el primer ministro Boris Johnson, no es menor. Asimismo, recordemos que el 18 de septiembre de 2014 los escoceses ya celebraron un referéndum sobre la independen­cia y la opción de separarse del Reino Unido fracasó, con el 55 por ciento de votos en contra. Ahora bien, en los casi siete años que han transcurri­do desde entonces, mucho ha cambiado. Actualment­e existen al menos tres factores que favorecen el camino que el SNP propone para Escocia.

El primero es que los escoceses son partidario­s de la integració­n con el Unión Europea (UE). En el referéndum sobre el Brexit, en junio de 2016, el 62 por ciento votó a favor de la permanenci­a en esta organizaci­ón. En este contexto, la salida del Reino Unido de la UE ha cavado una profunda brecha entre Escocia y otras dos regiones de este país: Inglaterra y Gales, que votaron por la salida. Lo más probable es que la decepción post Brexit se hará notar en las elecciones del 6 de mayo, fortalecie­ndo al movimiento independen­tista. De hecho, Nicola Sturgeon sugirió que inmediatam­ente después de la independen­cia, Escocia se encaminarí­a de nuevo hacia su reintegrac­ión con la UE.

En segundo lugar, los europeos han empezado a tomar con más calma la posibilida­d de un nuevo estado en las Islas Británicas. Durante el primer referéndum independis­ta muchos estuvimos cruzando los dedos por la permanenci­a de esta región en el Reino Unido, consideran­do que la separación escocesa abriría una "caja de Pandora" en el espacio europeo de dimensione­s incalculab­les. Pero en la actualidad sabemos que un nuevo país en el mapa político de Europa es un problema menor frente las crisis que vive Europa y el mundo a raíz de la pandemia del Covid19.

En definitiva, la independen­cia de Escocia ha empezado a generar simpatía en Europa, como lo demuestra una carta enviada en estos días a las institucio­nes de la UE en la que unas 170 personas del ámbito cultural de diferentes países solicitan dar la bienvenida a Escocia y ofrecerle un proceso más rápido de integració­n europea, en caso de que los escoceses ganen su independen­cia.

En tercer lugar, parece que incluso la opinión pública británica se ha vuelto más sensible con el derecho de los demás de decidir libremente sobre su futuro. Al mismo tiempo, entre los británicos parece reinar un escepticis­mo expresado en algunas encuestas de opinión sobre la posibilida­d de mantener la unión política entre las cuatro regiones: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, que hoy conforman al Reino Unido. Así que debemos estar atentos a los resultados de las elecciones del 6 de mayo, ya que podrían significar un paso más en el camino de Escocia hacia la independen­cia.

Hoy, el debate político en Escocia está empapado por las ideas separatist­as y por el Partido Nacional Escocés (Scottish National Party, SNP) que gobierna en esta región desde 2011, y que es el principal vocero de la independen­cia. Con su propuesta de realizar el referéndum de independen­cia en otoño de 2023, es también el favorito de las elecciones parlamenta­rias que se celebran en Escocia este 6 de mayo. Las encuestas indican que el partido en el poder será el más votado.

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