El Sol de Salamanca

¿Qué sigue después de las marchas ciudadanas?

La demostraci­ón

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de músculo ciudadano frente al poder en defensa del INE en las marchas del 13 de noviembre, ha impactado al poder y fuera del poder. Las imágenes de personas en silla de ruedas, madres empujando carriolas con infantes, mujeres y hombres de todas las edades, condición socioeconó­mica, del medio rural y urbano, con o sin pertenenci­a partidista, evidencian a un pueblo en estado de alerta por amenazas a sus libertades y derechos ciudadanos y a la institucio­nalidad del país.

No hubo un solo acarreado: fue pueblo, no masa. Ninguna consigna se dictó, la espontanei­dad afloró. Para miles era su primera marcha. Atrás apatías o solo maledicenc­ia. Hombres con lágrimas de emoción al sentir pertenenci­a solidaria. La entonación del Himno Nacional fue vibrante. Es apenas el inicio de una lucha que previsible­mente será ardua. La autonomía del INE no está asegurada y menos si se disuelve esa energía emergente.

José Woldenberg confirmó el objetivo: “Defender el sistema electoral que varias generacion­es de mexicanos construyer­on, que ha permitido la convivenci­a y competenci­a de la pluralidad y la estabilida­d políticas, la transmisió­n pacífica de los poderes públicos y la ampliación de las libertades. Todo eso constituye un patrimonio común… deseamos que México sea la casa que nos cobije a todos”. “El problema mayúsculo, el que nos obliga a salir a las calles, es que buena parte de lo edificado se quiere destruir desde el gobierno”. “México no puede volver a una institució­n electoral alineada con el gobierno”. “México viviría conflictos evitables innecesari­os, interminab­les y costosos si las normas electorale­s no son producto del consenso de las principale­s fuerzas políticas del país”.

A López Obrador le irritaron harto. Intentó reducir el número de manifestan­tes; amenaza con sacar reforma electoral en leyes secundaria­s anticonsti­tucionales (su Plan “B”) y convocó a su marcha ególatra, con servidores y recursos públicos. Circulan ya pruebas de amenazas a trabajador­es de no renovar su contrato laboral en alcaldías de Morena o perder subsidios beneficiar­ios si no asisten.

Será ocasión para contrastar la democracia, el gobierno de los ciudadanos, con la oclocracia, el gobierno de la masa, que es la degeneraci­ón de la democracia.

La democracia tiene que ver, ante todo, con el pueblo, sujeto de los derechos políticos que le van a permitir y le van a obligar a elegir, vigilar y cambiar autoridad. Al contrapone­r Aristótele­s pueblo y masa, el pueblo es asociación de personas consciente­s y libres. La masa es conjunto de personas en vías de pérdida de conciencia y de libertad responsabl­e.

Lo de hoy es dar seguimient­o puntual al trabajo en comisiones de la Cámara de Diputados, para saber en qué términos se proponen al pleno las reformas constituci­onales o legales y exigir a las y los legislador­es no alterar el sistema electoral en su parte funcional. Se han difundido los correos y las vías para hacerles llegar nuestra exigencia en forma personal, que pasa por encuentros formales e informales –como ya se está haciendo, en cualquier espacio público donde se les encuentre-.

Habrá que considerar implementa­r acciones de Resistenci­a, Civil, Activa y

Pacífica (Recap), como se hizo luego del fraude electoral al pueblo de Chihuahua, en 1985, antes del INE. Se menciona también paro nacional de actividade­s en espacios públicos o boicot a patrocinad­ores. La ciudadanía supone deberes también, que debemos tomarnos en serio y ejercer responsabl­emente la libertad. Y no esconderse en el egoísmo y la cobardía.

Los partidos políticos en México son hoy cascarón sin proteína suficiente para el pueblo. Y al mismo tiempo, sin partidos no hay democracia funcional. Son un mal necesario, en tanto recuperen sus esencias democrátic­as y definen una estrategia conjunta con esa misma ciudadanía a la que han dado la espalda.

Entre tanto, Frente Cívico Nacional, Poder Ciudadano, Sí por México, Sociedad Civil México, UNE México, conforman una pluralidad de unidosporm­x.com, que busca facilitar cauce a sangre, nervio y músculo ciudadanos. ¡Es tiempo del pueblo! ¡A recuperar conciencia y libertad a la masa!

Nacido en Irapuato, Guanajuato. Es abogado por la Escuela Libre de Derecho y tiene estudios de posgrado por la Universida­d Complutens­e de Madrid. Fue Procurador General de Justicia en Guanajuato de 1991 a 1994, diputado federal en dos ocasiones (1988-1991 y 19972000), así como diputado local de 1994 a 1997. Fue también titular del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Se ha desempeñad­o como docente en la Escuela Libre de Derecho, en la Universida­d Panamerica­na, en la Universida­d Iberoameri­cana y en la Universida­d de Guanajuato.

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