TRIUNFAL EL MANO A MANO
Ambas espadas salieron en hombros de la plaza, en la corrida del 20 de Noviembre
CJon un lleno, clima frío, pero con ambiente festivo se dio la tradicional corrida del 20 de Noviembre en el coso “Revolución”, con el histórico mano a mano entre el español Julián López El Juli y Diego Silveti, quienes lidiaron un encierro de San Miguel de Mimiahuapan, justitos de presentación, pero los seis toros con juego para los toreros, por lo que ambos espadas salieron en hombros de la plaza, luego de que el español indultara a su tercero, mientras que el irapuatense logró cortar tres orejas.
EL JULI TOREÓ COMO EN LA SALA DE SU CASA
El torero español es un maestro del toreo y pese a que ya era su tercera corrida seguida, pues toreó viernes y sábado, salió al ruedo del coso “Revolución” con la frescura de un chaval que apenas comienza, pero con la diferencia de la experiencia y la maestría a la hora de lidiar toros.
A sus dos primeros toros, Julián les bordó la faena que traían dentro, inclusive al segundo le sacó tandas con la muleta que casi nadie le vio, habiendo gritos en los tendidos de “ya mátalo”, pero El Juli es El Juli y le hizo la faena con parsimonia y torería, lástima que a ambos toros no los pudo matar a la primera, como es su costumbre, y perdió los trofeos con tanto pinchazo.
Pero salió en quinto lugar “Caramelo”, un castañito oscuro, y desde salida Julián le vio algo que lo hizo emocionarse, regalándonos su toreo de capa y ya con la muleta comenzó la faena de rodillas, como si buscara la alternativa; la gente se fue emocionando y aquello crecía y crecía, tanda por la derecha, largas templadas y en redondo, luego por la izquierda con pases desde allá hasta allá, una faena larga muy larga y cuando montó la espada El Juli, la gente emocionada comenzó a pedir el indulto; siguió toreando como en la sala de su casa el torero y la exigencia al juez para que lo indultara al noble toro creció hasta que lo concedió. Aunque el toro fue boyante, le faltó ser picado como se debe. Vuelta al diestro entre el delirio del público.
DIEGO SILVETI SIGUE SIENDO EL ÍDOLO
La plaza Revolución lució como en sus mejores tiempos, con prácticamente un lleno para ver el histórico mano a mano de El Juli y Silveti.
El torero fresero Diego Silveti traía una responsabilidad grande en la espalda, pues alternaba con el fenómeno español y estaba entre su gente, pero nunca se achicó, sino al contrario, en sus tres toros salió con la disposición de triunfar y dejar claro que aquí en su tierra sigue siendo el ídolo, lástima que también falló con la espada, pues perdió al menos otras dos orejas.
Fueron tres faenas completas las que Diego ejecutó a sus toros, destacando la del segundo, al que le pudo cortar dos orejas y al tercero sólo una por haber pinchado, pero la que le hizo a su primero fue con una dimensión mayor, con pases muy largos y templados al son de Caminos de Guanajuato y entre la algarabía de sus paisanos, quiso rubricar Silveti esa obra de arte matando en la suerte de recibir hasta en tres ocasiones y pinchó. A final salió a hombros, acompañado del torero español y así fueron sacados de la plaza entre un mar de gente que se volcó para aclamarlos.