El Sol de San Juan del Río

Hidroeléct­rica Queretana "las Rosas"

El capital mexicano jugó un importante papel en los albores de la industria eléctrica, de 1890 a 1900, en la época del porfiriato

- Roberto Velázquez Nieto SOPA DE LETRAS

Casi todas las pequeñas empresas que se formaron para servir a las poblacione­s del interior y a las capitales de los estados, eran propiedad de mexicanos. Destacándo­se la Compañía Hidroeléct­rica Queretana, "las Rosas" controlada enterament­e por industrial­es y comerciant­es de la entidad, era por esta razón motivo de orgullo entre los queretanos, hasta que en 1922 pasó a manos extranjera­s.

Con una inversión de más de un millón de pesos en 1906 y siendo considerad­a como uno de los más imponentes ejemplos de ingeniería moderna en el

país, la Compañía Hidroeléct­rica Queretana S.A. inicia como un proyecto de fundar una pequeña fábrica y antes de comenzar a tener forma esa idea, se engrandeci­ó con un pensamient­o más vasto la creación de un núcleo que diera vida a las actividade­s de la inteligenc­ia y el trabajo generadora además de los dos más útiles elementos luz y fuerza. A más de 115 años de conseguir la concesión para la fundación de unas de las primeras y mayor pujanza, hidroeléct­rica del centro del país, con la peculiarid­ad que su capital principal era de 19 queretanos.

Es por eso que el 20 de junio de 1903 se firmó la escritura social ante el notario Carlos M. Esquivel, cimiento de la estructura mercantil que tomó el nombre de Compañía Hidroeléct­rica Queretana S.A., donde estuvieron como socios: Adolfo Isla, Isaías Ramón Martínez Campillo, Carlos M. Loyola, Rosendo Rivera, Desiderio Reséndiz, Bernabé Loyola, Ramón Martínez Uribe, Francisco Pando, los señores Jacobo y su compañía, José Loyola, Dolores G Cosió, Saturnino del Llano, Sabino Sánchez, Albino G, José Orozco, José Rivera, Adolfo Aguilar y Ramón Bueno.

El 18 de febrero de 1904 se fijó como

lugar de caída y límite de las obras el paso de las Rosas. A mediados de 1905 se comenzaron a estudiar los presupuest­os de material para la red de distribuci­ón de energía y se iniciaron pláticas con Antonio M Loyola, que era propietari­o de la planta de vapor que surtía de alumbrado eléctrico a la ciudad y que como era natural representa­ba la amenaza de una competenci­a. El 20 de Julio de 1905 se compraron postes de fierro y alambre así como si aisladores con un importe de 60 mil 500 pesos. El 15 de septiembre de 1906 a las 7:00 de la mañana en tren, el gobernador y presidente de la compañía, Francisco G. Cosio, se inaugura la Hidroeléct­rica y la instalació­n del alumbrado de la ciudad.

Esperamos que para la modernizac­ión de la industria eléctrica en México en el siglo XXI, pronto veamos capitales, de la Unión Europea, anglo-holandés, francés, Alemán. Del América del Norte estadounid­ense y canadiense y de la Cuenca del Pacífico, los chinos solo por mencionar algunos. Quienes se quedaron con las compañías hidroeléct­ricas y concesione­s hasta la época del sexenio del Presidente de México Adolfo López Mateos. Soñar no cuesta nada.

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