2020, tercer año más caliente de la historia
Pandemia exacerba el impacto de los eventos extremos y limitó fondos para regiones afectadas
GINEBRA. El 2020 fue uno de los tres años más calurosos de los que se tiene constancia, marcado por los incendios forestales, las sequías, las inundaciones y el deshielo de los glaciares, según un informe de las Naciones Unidas, lo que llevó al secretario general a decir que el mundo está "al borde del abismo".
En un "doble golpe" para millones de personas afectadas por los fenómenos climáticos extremos, las restricciones de cierre relacionadas con la pandemia también retrasaron la ayuda en algunas regiones, según el informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El informe "El estado del clima mundial" confirma sus conclusiones preliminares, incluidas las relativas a las temperaturas de la tierra y los océanos, y llega antes de una cumbre liderada por Estados Unidos que se celebrará el 22 y 23 de abril y en la que Washington tratará de restablecer su credibilidad en materia de cambio climático con nuevas promesas.
"Estamos al borde del abismo Estamos viendo niveles récord en las tormentas tropicales, en derretimiento de las capas de hielo o de los glaciares, en relación con la sequía, las olas de calor y los incendios forestales", dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, por lo que pidió a los líderes mundiales reducir antes de 2030 un 45 por ciento el nivel de emisiones que tenía en 2010,
El informe mostró que la temperatura media mundial en 2020 fue de unos 1.2 grados centígrados por encima del período preindustrial, lo que lo sitúa entre los tres años más calurosos junto a 2016 y 2019, a pesar de las condiciones de enfriamiento de La Niña.
Entre los indicadores que se destacaron están las extensiones de hielo marino del Ártico, que fueron mínimas en dos meses de 2020. Alrededor del 80 por ciento del océano experimentó al menos una ola de calor marina. En EU, hubo los mayores incendios de la historia y la mayor cifra de huracanes que tocaron tierra.
Durante la próxima cumbre, EU presionará a todas las naciones para que reduzcan la dependencia del carbón, dijo el secretario de Estado de Washington.
El carbón es la forma de energía más sucia, pero también un tema político especialmente delicado tanto en China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, como en Estados Unidos.
Este 2021 debe ser el año del gran combate contra el cambio climático, "cuyas repercusiones ya son demasiado costosas para los pobladores del planeta", exhortó la ONU, antes de una cumbre virtual sobre el clima propuesta por Joe Biden, en la que participarán Rusia, China, Francia, Alemania, India y el anfitrión EU.
Los actuales niveles de ambición en términos climáticos están muy por debajo de lo necesario. Este acuerdo sobre cambio climático prevé limitar el calentamiento global por debajo de los 2oc por encima del nivel preindustrial, en tanto hay esfuerzos para acotarlo a 1.5°C.
En un contexto internacional que cada vez más demanda reducir la dependencia hacia los combustibles fósiles, el litio o “nuevo oro” se ha posicionado como un mineral clave para la transición energética. Expertos señalan que dicho material será una alternativa viable ante la actual crisis climática.
La importancia del litio radica en que es un elemento necesario para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos, computadoras portátiles, teléfonos celulares; en la industria aeronáutica, farmacéutica y metalúrgica, así como para el almacenamiento de la energía que producen las fuentes renovables tales como la eólica y solar. Actualmente, la demanda mundial de litio está en aumento, y se espera un crecimiento exponencial debido a la demanda de la industria automotriz por baterías de ion de litio. Por ello, quien controle la oferta de estas baterías controlará el cambio de matriz energética y la industria automotriz.
Así como crecen las expectativas sobre el potencial uso del mineral, lo hacen las interrogantes sobre las tensiones geopolíticas que podría causar el acceso a éste. En cuanto a la oferta, se conoce que las principales reservas de litio se encuentran dentro del territorio latinoamericano, específicamente en el “triángulo del litio”, zona geográfica que comprende Bolivia, Chile y Argentina, también en Australia y Estados Unidos.
Por parte de la demanda, tanto gobiernos como la iniciativa privada buscan asegurar su acceso a dicho mineral. En este sentido, China es uno de los principales interesados al ser el mayor productor de vehículos eléctricos a nivel global, los cuales cobraron especial relevancia tras su incorporación a la estrategia gubernamental “Made in China 2025”. Así, para sostener el crecimiento de dicha industria será vital asegurar los recursos necesarios para el correcto funcionamiento de la cadena de suministros, donde el litio juega un papel indispensable para la elaboración de las baterías utilizadas para los automóviles.
Por su parte, EU en su último Informe de Productos Minerales clasificó al litio como un material estratégico para la seguridad del país y lo consideró prioridad máxima para algunas empresas tecnológicas estadounidenses —como Tesla Inc. o General Motors—. Incluso, se prevé que derivado de la actual agenda medioambiental de Joe Biden enfocada en reducir a cero las emisiones de carbono, cobrará mayor importancia el litio al posicionarse como una alternativa a los combustibles fósiles, sin embrago, hay que considerar el impacto ambiental que genera la explotación del litio.
Sin duda, las metas planteadas dentro de los acuerdos internacionales que tienen por objetivo la promoción de tecnologías para el desarrollo sostenible implicarán una reconfiguración del tablero geopolítico internacional, donde los Estados buscarán asegurar el suministro de todo aquel recurso necesario para satisfacer sus necesidades energéticas. Así, en el siglo XXI, el elemento que da poder y control a los países ya no será el petróleo, sino el litio, por lo que algunos analistas advierten sobre posibles conflictos por el acceso económico a dicho recurso.