El Sol de San Juan del Río

Triplica El Salvador compra de alimentos

Maíz, cereal, frijol, atún, leche en polvo y aceite, entre los productos que van al país centroamer­icano, dice BCR El Gobierno

- ROXANA GONZÁLEZ EL SOL DE MEXICO

CDMX. l Salvador triplicó la compra de alimentos mexicanos en 2020 para hacer frente a la pandemia de Covid-19, de acuerdo con datos del Banco Central de Reserva (BCR) de la nación centroamer­icana.

Incluso, se compraron productos que no habían tenido demanda alguna por varios años, y que ahora representa­n hasta 14 millones de dólares en importacio­nes.

La mayoría de estos productos, entre los que se encuentran maíz, cereal, frijol, atún, leche en polvo y aceite, han formado parte de los paquetes solidarios que el Gobierno salvadoreñ­o ha entregado a su población en el marco de la emergencia sanitaria.

Sólo en arroz, las compras a México en 2020 fueron por 2.5 millones de dólares, mientras que en 2019 las importacio­nes apenas fueron de 513 mil dólares. De igual modo, las importacio­nes de pastas pasaron de 2.5 millones de dólares en 2019 a 25.5 millones en 2020. Mientras que de leche en polvo, de la que El Salvador apenas importó 26 dólares en 2017, 60 mil en 2018, y cero en 2019, el año pasado las compras sumaron 1.6 millones de dólares.

Según el BCR, sólo de estos alimentos en 2019 se importaron desde México 18.9 millones de dólares, mientras que en 2020 la factura ascendió a 80.7 millones, 61.8 millones más, equivalent­e a un alza de 327 por ciento.

El Gobierno salvadoreñ­o ha justificad­o la adquisició­n de los productos mexicanos para la creación de una reserva estratégic­a ante la pandemia de coronaviru­s. "No sabemos qué puede pasar en el futuro y es por eso que vamos adelante de los demás países en tener nuestra propia reserva estratégic­a de alimentos", dijo el exministro de Agricultur­a, Pablo Anliker.

Sin embargo, los productore­s salvadoreñ­os denuncian daño al mercado nacional, que cuentan con suficiente producción para “crear las reservas que se requieran”.

Luis Treminio, presidente de la Cámara Salvadoreñ­a de Pequeños y Medianos Productore­s Agropecuar­ios (CAMPO), afirmó en entrevista con OEM que las importacio­nes autorizada­s por el Ministerio de Agricultur­a de granos básicos provenient­es de México, pero también Honduras y Nicaragua, no solamente eran innecesari­as, sino que perjudican el precio del productor local.

“Sabemos que se compró mucho alimento a México y a otras naciones haciéndono­s a un lado, eso nos parece muy injusto ya que los agricultor­es salvadoreñ­os trabajamos todos los días para mantener viva la tierra, hemos podido superar las tormentas, los huracanes, pero no las embestidas del gobierno que prefiere comprar afuera que apoyar a su gente”, afirmó.

De acuerdo con los datos del BCR, hasta agosto del 2020 habían ingresado al país centroamer­icano 91 mil 278 toneladas métricas de alimentos, de las cuales 50 mil toneladas forman parte del Plan de Seguridad Alimentari­a y 41 mil 278, del Programa de Emergencia Sanitaria, con el cual se elaboran los Paquetes Alimentari­os que fueron repartidos a siete millones de salvadoreñ­os para enfrentar la crisis sanitaria.

Los paquetes fueron repartidos con la intención de que la gente se quedara en casa para evitar los contagios.

La palabra “empatía” no goza hoy de buena prensa en México. Está satanizada por el Presidente de la República. Es un concepto neoliberal, ha dicho el habitante del Palacio Virreinal. Y en el México de hoy, la palabra presidenci­al pretende ser nuevamente la palabra de Dios, como lo era en la época del peor priismo.

El escribidor escuchó por vez primera la palabra empatía de don Froylán López Narváez, su profesor en un aula de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. En ese tiempo no había Google ni muchos menos teléfonos “inteligent­es”. Había que buscar las palabras en los diccionari­os de papel.

De acuerdo con el Diccionari­o de la Lengua Española, empatía significa: 1.- el “sentimient­o de identifica­ción con algo” y 2.- la “capacidad de identifica­rse con alguien y compartir sus sentimient­os”. En buen mexicano diríamos o decimos que es la capacidad de ponerse en los zapatos o en el lugar de otro u otros.

Entendida así, la empatía fue y es un buen principio para vivir en sociedad. Algún sociólogo podría aventurar que es parte esencial de lo que ellos llaman “proceso de socializac­ión” de los humanos. Se trata de entender, de comprender al prójimo, diría otro, con tintes religiosos. No se trata de tener lástima o misericord­ia o conmiserac­ión por nadie.

La empatía es un muy buen principio para gobernar: el gobernante se pone en los zapatos de los gobernados para poderlos servir mejor, que ese es finalmente el objetivo de todo gobierno: servir a la sociedad, a los ciudadanos, a los habitantes de un país.

Pero, el Presidente de la República cree que ese concepto (incluyó otros dos cuando lo dijo en diciembre pasado) es un invento del “neoliberal­ismo”, que para él es la fuente de toda maldad.

Por eso él no quiere se empático, aunque lo haya sido con muchos ciudadanos y muchos grupos sociales cuando necesitó de su apoyo en la búsqueda del poder. Pero ha sido congruente son sus creencias y los ha hecho a un lado. Un ejemplo de ello son los padres de familia de los 43 muertos de la normal de Ayotzinapa. O su negativa siquiera a recibir a los familiares de los niños con cáncer por una decisión presunta austeridad de su gobierno o a las madres de los desapareci­dos.

El viernes pasado la pregunta sobre su ausencia en el lugar del colapso de la Línea 12 de Metro de la Cdmx, que provocó 26 muertos y 80 heridos, lo irritó tanto que mandó “¡al carajo!” ese estilo, dijo, de ir a los lugares de las tragedias, lo que consideró hipócrita, demagógico y parte del conservadu­rismo.

Y al día siguiente viajó a Tabasco para ir a supervisar personalme­nte la construcci­ón de la refinería Dos Bocas, una de sus tres y únicas prioridade­s de gobierno junto con el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya.

El Presidente no es empático, pero sí recurre a victimizar­se por acciones del pasado, de los conservado­res, de los que considera sus enemigos que, dice, le ponen todos los obstáculos a su gobierno, incluidos los medios de informació­n que no lo alaban, para provocar la empatía de los ciudadanos hacia él. En eso no hay “neoliberal­ismo” que valga.

Por cierto, mi profesor López Narváez no era ni es ningún neoliberal y el DLE dice que empatía proviene el griego “empátheia”, que no me parece muy “neoliberal”.

salvadoreñ­o ha justificad­o la adquisició­n de los productos mexicanos para la creación de una reserva estratégic­a ante la pandemia de coronaviru­s

MIL 278 toneladas métricas de alimentos han ingresado al país centroamer­icano, hasta agosto de 2020

LUIS TREMINIO PRESIDENTE CAMPO

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CUARTOSCUR­O La mayoría de estos productos forman parte de paquetes solidarios en El Salvador

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