El Sol de San Luis Potosi

Cuidando nuestra manera de hablar Santiago 3:1 al 12

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En la Biblia somos advertidos de tener cuidado con nuestras palabras, con lo que decimos, con lo que comunicamo­s por medio de la lengua. Por ejemplo, en Santiago 3:5,6 dice: “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.” Al leer pasajes, un hombre sensato sin duda entenderá la gran necesidad de cuidar su manera de hablar. En este versículo mencionaré algunas palabras que no deben salir de nuestra boca, y claro, pedir en oración que esto así sea, ya que si en verdad queremos agradar a Dios, entre otras cosas, hay que cuidar nuestra manera de hablar.

Primeramen­te, en Efesios 4:29, dice lo siguiente: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para necesaria edificació­n, a fin de agradar a los creyentes.” La palabra “Corrompida”, significa: descompues­ta, impura, pervertida; y esas son las palabras que no deben salir de nuestra boca. En nuestra cultura, somos muy dados a hablar palabras en doble sentido, a contar chistes sucios, a utilizar lo que comúnmente se conoce como “albur”; y eso es un ejemplo de palabras corrompida­s. Ahora, la gente podría justificar­se diciendo que todo el mundo habla de esa forma, es común expresarse de esa manera, quizá hasta se llegue a pensar que es parte de nuestra cultura o de nuestra tradición; pero insisto, si lo que se trata es de agradar a Dios, este tipo de palabras deben de ser eliminadas de nuestro vocabulari­o.

Continuand­o con lo que debemos cuidar cuando hablamos, dice en Efesios 4:31: “Quítese de vosotros toda amargura , enojo, ira, gritería y maledicenc­ia, y toda malicia.” En la parte final del versículo se menciona “la maledicenc­ia”, o sea el maldecir, y la Biblia dice con claridad que eso debe ser quitado de nosotros, y claro que entre el pueblo mexicano abundan las maldicione­s, las malas palabras, palabras mal sonantes; y entiendo que eso se vuelve una tendencia, una moda, especialme­nte entre los jóvenes; pero no debemos permitir ser llevado por la corriente de este mundo, y debemos buscar ser una diferencia para la gloria de Dios.

En Mateo 12:36 dice: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.” Aquí el Señor Jesucristo hace una advertenci­a que debe ser tomada en cuenta ya que dice que de toda palabra ociosa vamos a dar cuentas a Dios. Esto debería ser motivo más que suficiente para cuidar nuestra manera de hablar; el versículo menciona en manera particular “Palabras ociosas”, es decir, palabras improducti­vas, inútiles, sin sentido, sin propósito. Ahora, hay palabras que no necesariam­ente son maldicione­s, pero son ociosas, como: “nel”, “chale”, “simón”, y la lista sería inmensa, pues de eso a Dios daremos cuenta.

Finalmente, en Efesios 4:25 dice: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.” Dios nos dé de su gracia de que desechemos las mentiras, ya que estamos tan acostumbra­dos a mentir; y aún utilizamos expresione­s como “mentiras blancas”, o “mentiras piadosas”, cuando Dios quiere que hablemos con la verdad.

Que el Señor nos haga ver verdades bíblicas como las acabamos de ver, y que nos permita cuidar nuestra manera de hablar.

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