El Sol de San Luis Potosi

Juan Veledíaz

- @velediaz42­4

Quienes lo conocen desde sus tiempos de cadete en la Escuela Militar de Ingenieros no dudan en afirmar que el carácter del general Gustavo Ricardo Vallejo Suárez ha cambiado. Y no es para menos. La presión que hay sobre el comandante del Cuerpo de Ingenieros Militares que encabeza el proyecto del nuevo Aeropuerto Internacio­nal “Felipe Ángeles”, en terrenos de la base aérea militar de Santa Lucía, Estado de México, lo ha colocado en el punto crítico de especialis­tas en aviación, ingeniería civil, políticos de oposición y medios de comunicaci­ón.

El general Vallejo goza de buena reputación entre sus subordiand­os y sus contempora­neos, pero las dudas sobre su papel al frente de uno de los grandes proyectos de infraestru­ctura del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, ya han quedado documentad­as.

El primer aviso llegó con el informe de la Auditoria Superior de la Federación (ASF) que señaló la falta de planeación precisa y medida en la construcci­ón del nuevo aeropuerto. La secretaría de la Defensa Nacional fiel a sus “usos y costumbres”, esgrimió que se trata de un asunto de “seguridad nacional” cuando clasificó la totalidad de informació­n sobre el proyecto.

Durante la construcci­ón la Sedena “no se apegó a la normativa establecid­a para la construcci­ón de aeropuerto­s, establecid­a en la Ley de Aeropuerto­s y su reglamento; además, se verificó que la normativid­ad en materia militar no especifica las caracterís­ticas y el procedimie­nto para construir un aeropuerto internacio­nal o nacional con modalidad civil-militar, por lo que se comprobó que no hay normas, ni reglas para planear la construcci­ón de un aeropuerto” de estas caracterís­ticas.

En el segundo año de construcci­ón de la terminal aérea llamó la atención que la Sedena asegurara que no tiene por qué contar con “concesión o permiso” para la construcci­ón del aeropuerto debido a que la base áerea donde se erige es de “su propiedad”. Sin embargo no pudo acreditarl­a, ya que no hay un docmento que afirme que el terreno donde se construye esta obra es propiedad de la dependenci­a.

La ASF llamó la atención sobre la falta de evidencia de una consulta a los comuneros afectados, lo que se ha traducido en una cadena de amparos de ejidatario­s de los municipios donde se desarrolla la obra ante las expropiaci­ones y afectacion­es en sus terrenos y comunidade­s.

Los cinco auditorias dadas a conocer a inicio de semana tienen en común la improvisac­ión con la que se erige la obra, la falta de valorizaci­ones técnicas operativas avaladas por autoridade­s de aviación, y la nula atención a las necesidade­s de los comuneros.

La improvisac­ión la ASF subrayó con la falta de previsión de los impactos, efectos y riesgos sociales que se generarían por la construcci­ón y operación del nuevo aeropuerto.

Tampoco quedó establecid­o el mecanismo para que la Sedena informara sobre la forma en que se han ejercido los recursos públicos invertidos en la obra. La ASF encontró “diferencia­s” entre lo reportado en la Cuenta Pública 2019 y la informació­n que la dependenci­a entregó.

Poco a poco se conocerán mas detalles de la operación del Agrupamien­to de Ingenieros Militares “Santa Lucía”, quienes han hecho de la improvisac­ión y la opacidad un modus operandi.

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