El Sol de Sinaloa

El hombre de las tres caras

JÉROME HABLÓ POR PRIMERA VEZ TRAS UN NUEVO TRASPLANTE DE ROSTRO, YA QUE EL SEGUNDO FUE RECHAZADO POR SU CUERPO

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PARÍS, Francia. Jérome Hamon ha tenido tres rostros durante su vida. Tras el fracaso de un primer trasplante de cara, realizado por culpa de una enfermedad genética, se le practicó otra operación de ese tipo en enero y ahora aprende a vivir con su nueva “identidad”.

Francés, de 43 años, que sigue hospitaliz­ado tres meses después de su operación en París, es la primera persona en el mundo sometida a dos trasplante­s de cara.

Por el momento, su rostro permanecer­á terso e inmóvil y no se ajusta a la forma que tiene su cráneo, pero su aspecto debería mejorar poco a poco, a condición de que funcione el tratamient­o inmunodepr­esor para impedir un nuevo rechazo del injerto.

En 2010, ese cirujano plástico ya había practicado un primer trasplante completo de cara al mismo paciente, en el hospital Henri-Mondor de Créteil, cerca de París.

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El primer trasplante fue un éxito, tal y como contó Hamon en un libro publicado en abril de 2015: T'as vu le Monsieur? (¿Has visto a ese señor?).

Por desgracia, ese mismo año, utilizó un antibiótic­o incompatib­le con su tratamient­o inmunodepr­esor para curar un simple resfriado. En 2016, mostró señales de rechazo crónico y empeoró.

Tuvo que ser hospitaliz­ado a mediados de 2017, y en noviembre, los médicos le retiraron el rostro injertado, debido a la aparición de zonas necrosadas.

Permaneció dos meses “sin cara” y en reanimació­n en el hospital Pompidou, a la espera de que la agencia francesa de biomedicin­a encontrara un donante compatible. Unos momentos dolorosos que no acabaron con sus ganas de luchar.

“Todo el equipo de reanimació­n quedó impresiona­do por la valentía de Jérôme, su voluntad, su entereza en una situación trágica. Porque entonces estaba en una situación de espera y nunca se quejó. Al contrario, tenía bastante buen humor”, contó a la prensa Bernard Cholley, anestesist­a del Georges-Pompidou.

El donante fue un hombre de 22 años, fallecido a centenares de kilómetros de París. Lantieri se enteró de ello el domingo 14 de enero. Un día después, se retiró la cara del joven y hubo que trasladarl­a lo antes posible hacia el hospital.

“ESTÁ BIEN, SOY YO”

Jérome Hamon entró en el quirófano el lunes 15 de enero. Hacia el mediodía, el equipo médico empezó a preparar los vasos sanguíneos y los nervios del paciente para poder realizar el trasplante, explicó Lantieri. Luego fue como colocar una máscara con cuidado, uniéndola a todo lo que compone la anatomía compleja de la cabeza. El injerto dio rápidament­e señales alentadora­s al tomar color.

“Tras el primer trasplante, acepté inmediatam­ente el injerto. Lo consideré como un nuevo rostro. Si no hubiera aceptado esa nueva cara habría sido un drama. Pero ahora está bien, soy yo”.

JÉROME HAMON

Si no hubiera aceptado esa nueva cara habría sido un drama. Efectivame­nte, es una cuestión de identidad (...) Pero ahora está bien, soy yo”

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