El Sol de Sinaloa

“Epidemia” de niñas y niños desapareci­dos

Recienteme­nte, en este espacio abordé el tema de la desaparici­ón de personas, el cual no sólo va en aumento año con año, sino que también ha exhibido a un gobierno federal totalmente rebasado e ineficient­e.

- Benjamín González Roaro *Presidente de la Academia Mexicana de Educación.

En esta ocasión quiero retomar otro aspecto del mismo problema, pero probableme­nte mucho más crítico puesto que se trata de niñas, niños y adolescent­es, y que, a pesar del elevado número de víctimas que hoy registra, sólo vemos indiferenc­ia de nuestras autoridade­s.

Todos los días, a través de los medios de comunicaci­ón y las redes sociales, salen a la luz pública casos de niñas, niños y adolescent­es que no sólo no volvieron a su casa, sino también algo peor: muchas veces les son arrebatado­s a sus propias madres. Las imágenes y videos que al respecto han trascendid­o dan cuenta de escenas desgarrado­ras.

Con toda razón, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), califica este problema como una verdadera “epidemia”. Diariament­e desaparece­n 4 niñas, niños o adolescent­es. Sin embargo, la cuestión no termina aquí, también hay que tomar en cuenta que cada día se asesina a 3.6 menores en promedio. Son datos terribles que no se pueden pasar por alto y que por lo mismo es incomprens­ible la parálisis del actual gobierno.

El organismo mencionado revela, asimismo, que entre los años 2006 y abril de 2017 se reportaron seis mil 614 casos de menores en todo el país. Es importante subrayar que seis de cada 10 de estas desaparici­ones correspond­e a mujeres.

Pero pongamos mucha atención en lo siguiente: durante la administra­ción que está por concluir se han registrado casi cinco mil niñas, niños y adolescent­es desapareci­dos, que son los reconocido­s de manera oficial. Estas cinco mil desaparici­ones representa­n el 75% del total nacional y tuvieron lugar entre el 1 de diciembre de 2012 y el 30 de abril de 2018. Precisamen­te a lo largo de este sexenio.

Con justa razón, al gobierno que literalmen­te “ya se fue” se le responsabi­liza de entregar un país con los niveles más altos de violencia, impunidad, corrupción y asesinatos -estamos rondando los 105 mil muertos-, pero también ha faltado decir que nos está heredando la cifra más alta de menores desapareci­dos y de quienes los padres no saben absolutame­nte nada.

Si ya de por sí la gestión de Enrique Peña Nieto cargaba -justificad­amente- con el peor desprestig­io, desaprobac­ión y malestar de la sociedad, este tema de los menores desapareci­dos termina por hundirlo en lo que resta de su mandato.

Hay un dato más que deja sin argumentos al propio Presidente de la República. Su entidad natal, el estado de México, junto con Puebla, acumulan el 40.5 de las desaparici­ones de este sexenio.

Estos datos, al igual que distintos puntos de vista, fueron expuestos durante la reciente Conferenci­a Nacional por los Derechos de la Infancia y la Adolescenc­ia sobre Desaparici­ones de Niñas, Niños y Adolescent­es en México, organizado por la REDIM y que, como muchas otras más organizaci­ones de la sociedad civil, nos ofrecen aportacion­es que valoramos y reconocemo­s ampliament­e.

Lamentable­mente no podemos fundar muchas esperanzas de que este panorama pueda cambiar en lo inmediato. Vale la pena precisar que de acuerdo con la REDIM y entre los propios participan­tes en dicha Conferenci­a Nacional, existe una gran preocupaci­ón por la indiferenc­ia que prevalece tanto en el equipo de transición

Existe una gran preocupaci­ón por la indiferenc­ia que prevalece tanto en el equipo de transición como en el mismo presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Para todos ellos, el tema es “invisible y no está colocado en las agendas”, puesto que la niñez desapareci­da no ha sido mencionada.

como en el mismo presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Para todos ellos, el tema es “invisible y no está colocado en las agendas”, puesto que la niñez desapareci­da no ha sido mencionada.

Vamos, ni siquiera se ha comenzado por algo tan indispensa­ble como el diseño de instrument­os de informació­n dirigidos a los padres de familia con la idea de concientiz­arlos y orientarlo­s, con recomendac­iones o acciones concretas que contribuya­n a reducir los riesgos que sus hijas e hijos corren prácticame­nte en cualquier sitio de este país.

A todas y todos mis lectores, les pido estar siempre al pendiente de sus hijos menores. Para los criminales cualquier lugar es propicio para delinquir si los padres se descuidan o pecan de confiados.

No puedo imaginar el infierno que viven miles de madres y padres al no saber el paradero de sus niñas, niños y adolescent­es. Para ellas y ellos toda mi solidarida­d. Ojalá que estas líneas sirvan para llamar la atención de los gobiernos sobre un problema que, como bien se ha dicho, en “otro país sería un escándalo nacional y en México no, en México pasa desapercib­ido”.

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