Autos: regularizar justicia e igualdad
La comunidad
fronteriza del Norte tiene una demanda histórica que finalmente un presidente escucha y atiende: se trata de la regularización de vehículos usados de procedencia extranjera, esos autos que sirven de sustento y alternativa para miles de familias en toda la zona de la frontera con Estados Unidos.
No han faltado con este acuerdo, como la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) quienes, aseguran, se golpea al sector automotriz, ese que de antemano sabemos, es uno de los pilares sobre los que se sostiene la economía mexicana, asumiendo que quienes compran un auto económico de segunda mano serían los mismos compradores que podría tener la industria para autos nuevos de agencia.
La realidad es que la regularización es un acuerdo exclusivamente aplicable a los autos que se localicen en los estados fronterizos y que no premia ni la ilegalidad, ni la delincuencia; contrariamente, permitirá ubicar aquellos autos que se usan para actividades económicas lícitas y evitar que el resto sirvan para que grupos delincuenciales los utilicen para sus operaciones ilícitas, de tal forma que puedan llevarse a cabo las investigaciones para dar con los responsables de la violencia, mientras que permite des criminalizar a las familias honestas y trabajadoras, de bajos y medios recursos, que recurren a autos de segunda mano por motivos de carácter económico.
Lo que las empresas automotrices tienen que entender es que no es contra ellos este decreto.Las personas que de distintas maneras adquirieron un auto “chocolate”, no eran mercado para las agencias de autos. Se estima que con la regularización ingresarán aproximadamente 50 mil millones de pesos, mismos que se distribuirán para la administración del municipio, conforme a lo que establezca la Ley de Ingresos de la Federación.
Por ello, considero que es una oportunidad de generar recursos con una perspectiva de justicia distributiva en función de lo recaudado, es decir, que las ciudades con más flujo de EU a México, que coinciden con una mayor concentración de autos “chocolate”, sean las que decidan cómo administrarlo. Y qué mejor que usar un recurso en la mejora de un problema de vialidad tan severo como es el de los baches en las ciudades fronterizas.