El Sol de Sinaloa

UN GIMNASIO CON ADRENALINA

IRVING VILLANOVA ENCONTRÓ EN EL BOX LA FORMA DE SUPERAR MIEDOS Y A ENSEÑAR

- ISAC CHÁVEZ

Sacos, peras, cuerdas, sonidos de golpes y sudor, es algo con lo que Irving Villanova convive cotidianam­ente y que le dan el gran poderío que sólo el boxeo posee, el cual transformó su vida por completo, primero soñando con ser boxeador profesiona­l, hasta que el destino lo colocó como entrenador de talentos.

Con apenas 22 años de edad, pero un amplio recorrido en este deporte, Irving encontró en el box un estilo de vida, que le ayudó a vencer el bullying en la primaria, para posteriorm­ente convertirs­e en un gran entrenador, siendo sus mayores virtudes, la disciplina y la perseveran­cia.

De niño, Irving solía ser muy solitario y tímido, pero fue algo que cambió cuando llegó Brian Sánchez, quien fue el que le brindó todo el apoyo.

“Yo sufría de bullying en la escuela y mi profesor de educación física (Brian Sánchez), veía que me molestaban, por lo que se ofreció a entrenarme, ya que me veía solo en las escaleras, porque yo aguantaba zapes, golpes y no metía las manos, en un principio no quería, porque era muy tímido, pero me convenció y desde que me puse los guantes me enamoré del deporte y no quise soltarlo”, recuerda el joven mazatleco.

Al principio el patio de su escuela fue escenario perfecto, demostránd­ole a el sus “rivales” de clase, que ya no se dejaría más de sus burlas y golpes, hasta que cada vez se fue enamorando del deporte del pugilismo y llegar a lo profesiona­l.

“Comenzamos a entrenar en la misma escuela, y ahí me empezó a enseñar, después que me vio las ganas, me comenzó a llevar a la UAS, a Lomas del Ébano, para comenzarme a soltar y con ello dejar atrás el miedos, porque era mucho, iba para adelante, me sangraba la nariz, pero seguía adelante”, dice.

ESTUVO CON LA MEJOR GENERACIÓN DE BOXEADORES

Irving, ya más enrolado y con mucho mejor ritmo en sus golpes, fue avanzando hasta que llegó a las manos de Marcos y Radamés Hernández, donde fue recibido con los brazos abiertos para seguir desarrollá­ndose en el boxeo con una buena camada de pugilistas que ha dado el puerto.

“Ya cuando me fui arropando cada vez más, me fui con los Hernández a la UAS, (profesores Marcos y Radamés) y ya comencé a entrenar con la camada de Ariel ‘Bam- Bam’ Salazar, con Marco Verde, Tamara Cruz, que estuvieron en ese tiempo y con ellos me comencé a foguear en una parte de mi carrera amateur”, recuerda.

Durante ese periodo, Villanova fue escalando hasta llegar ganar campeonato­s municipale­s, estatales, regionales, nacionales e incluso boxeando fuera de México, en Cuba, el cual fue otro reto importante para su carrera amateur.

“El boxeo en cuando yo estuve en mi periodo amateur en los 63 kilos, logré ganar un municipal, un regional, un estatal, quedar cerca del nacional, pero era un boxeo muy duro, recuerdo que él único combate que perdí fue contra un peleador de Chihuahua, que ahorita es prospecto de Golden Boy y me da gusto que peleadores, que de niños sigan creciendo”, señala.

LA PANDEMIA LO OBLIGÓ A CAMBIAR DE PROFESIÓN

Tras tener que emigrar a Estados Unidos por necesidad laboral, Irving tuvo que volver a la ciudad que lo vio nacer, pero no llegó en buen momento, pues la pandemia de Covid-19 estaba con fuerza y su carrera como boxeador amateur había terminado, obligándol­o a cambiar de profesión, pasando de pugilista a entrenador cuando apenas tenía los 19 años de edad.

“Me tuve que ir a Estados Unidos y mi carrera amateur termina allá, pero después de un tiempo regresé a Mazatlán en plena pandemia, estaba entrenando en mi casa, haciendo sombra y mi mamá me dijo que si la podía enseñar a boxear; y con mi mamá como mi primer alumna, me dio la idea de darle clases a los vecinos, en lo que conseguía un trabajo”, comparte.

La sala de su casa se convirtió en el mejor gimnasio, pero después tuvo que emigrar a su patio, donde adaptó el lugar para enseñarles a los niños de su fraccionam­iento y a las madres de familia interesada­s en este deporte.

“Después comencé con un niño y su mamá, y otro niño y su mamá, luego ya tuvimos una hora con más gente y así como comencé en el boxeo, también me enamoré de enseñar, me gustaba mucho servir y ayudar, me recordaba en mis inicios con Brian. Y los seis meses ya me retiré y en la sala de mi casa, comencé, luego no me cabía la gente y nos fuimos al patio, poniendo un ring improvisad­o y yo sentía que tenía un gimnasio grandote”, recuerda viajando en el tiempo.

2021 EL AÑO QUE ABRIÓ SU GIMNASIO YA EN FORMA

Tras algunos meses trabajando en su casa y con los ahorros que tenía, además de ser impulsado moralmente por el vocalista de la Banda MS, Osvaldo Silvas, Irving se animó a abrir un gimnasio, un sueño que a sus 20 años jamás le pasó por su cabeza

“Cuando se dio la oportunida­d de abrir un gimnasio en forma, no me lo esperaba, yo me visualicé tenerlo a los 24-25 años, pero a los 19 se dieron las cosas, porque Walo Silvas, vocalista de la MS, me impulsó y gracias a mi trabajo en Estados Unidos me animé a rentar el local y comencé con cinco costales, pero lo empecé y hoy en día es el gimnasios más equipados".

2021 ES EL año en el que el joven Villanueva abrió su gimnasio en forma en el puerto, depués de probarse como boxeador

VILLANOVA BOXING se encuentra ubicado en avenida Camarón Sábalo 2201, en La Marina Mazatlán, justo donde se arreglan los yates, sobre el primer puente de la zona

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FOTOS: FAUSTO MCCONEGLY El joven de 22 años, está comenzando a crear una camada de boxeadores
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Irving empezó como entrenador en su sala.

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