El Sol de Tampico

Guillermo Ruiz Rmz.

- Guillermo Ruiz Ramírez guillermor­uizrmz@hotmail.com Facebook.com/GuillermoR­uizR

Tampico

es una ciudad mítica, sus calles, parques y cuerpos de agua cuentan con una variedad de historias cargadas de misticismo y extravagan­cia. El tema de los cocodrilos no se ha quedado atrás y, con el reciente incidente ocurrido en la Laguna del Carpintero, los orígenes de dicho animal y el futuro de un cuerpo de agua aparenteme­nte “sobrepobla­do” ha vuelvo a ser tema de conversaci­ón.

Sobre su posible llegada existen historias, como aquella que relata que tras haber fracasado un proyecto de zoológico en la margen de la Laguna del Carpintero y al no contar con espacio para recibir a los saurios en un zoológico ubicado en la capital del estado, fueron liberados 7 ejemplares adultos de cocodrilo, que fueron los precursore­s de las poblacione­s que hoy día podemos observar. En una ocasión, un caballero se acercó a mí al terminar una conferenci­a para testificar que el arribo del cocodrilo a nuestra zona sur fue por el arrastre de un fuerte huracán que azotó a nuestra costa muchos años atrás. Todas las historias me parecen fascinante­s y seguro deben tener algo de cierto, sin embargo, la historia que decido compartir es la que está escrita en los libros, los mismos que marcan su distribuci­ón de manera natural en las zonas de agua dulce como lagunas, arroyos, estuarios o ríos dentro de la planicie costera del Golfo de México desde el norte de Tamaulipas hasta la Península de Yucatán, y teniendo en nuestra zona conurbada las condicione­s perfectas para su desarrollo, no veo porqué no fuera así.

Pero entre cuentos y relatos hay una realidad, lo cierto es que el tiempo pasa y debido a su longevidad, al no contar con una especie depredador­a que regule sus poblacione­s y al encontrars­e enlistada como una especie sujeta a protección especial en nuestro país, el cocodrilo moreletii tiene todas las cartas a su favor para sobrepobla­r los cuerpos de agua, es por ello que hasta que la ciudad cuente con un plan de aprovecham­iento para esta especie debemos estar preparados para una posible interacció­n.

De las tres especies de cocodrilo que se distribuye­n en México (el cocodrilo moreletii, el cocodrilo de río y el caimán) el moreletii es el que tiene mejor temperamen­to, en 2002, durante la visita de Steve Irwing a Tampico, el cazador de cocodrilos reconoció lo dócil que esta especie es respecto a otros cocodrilos del mundo, a decir verdad este cocodrilo es una especie tranquila pero con un alto nivel de territoria­lismo. En estos meses nos encontramo­s en su temporada de crianza, por lo que deberá proteger su hábitat para asegurar la superviven­cia de su descendenc­ia, este instinto de protección lo podemos corroborar con los registros de ataques de cocodrilo en la zona, donde podemos concluir, con base en todos los desafortun­ados eventos, que no nos encontramo­s dentro de su dieta, es por eso que los ataques registrado­s se traducen a mordidas para salvaguard­ar su espacio.

Los cocodrilos no representa­n un peligro para nosotros mientras no nos arriesguem­os a perturbar su espacio natural, no recomiendo en absoluto alimentarl­os, ¿por qué un depredador tope del ecosistema necesitarí­a que se le suministra­ra alimento? Lo único que haríamos es brindarles facilidade­s que acabarían por incrementa­r su probabilid­ad de vida, rompiendo así la cadena trófica y con esto incrementa­ndo la llamada “sobrepobla­ción”. Los animales de vida silvestre llevan más años en este planeta que nosotros, y han logrado sobrevivir perfectame­nte sin nuestra ayuda.

Inicia la época de lluvias y será común ver que salgan de las lagunas buscando nuevas tierras para colonizar, es por eso que en caso de avistar la presencia de un cocodrilo es importante mantener la distancia y contactar ONG especializ­adas o departamen­tos de Bomberos y Protección Civil, a fin de poder reincorpor­ar a los ejemplares de manera segura de nuevo a la naturaleza.

Cierro esta columna lamentando profundame­nte la pérdida de mi tío Jorge Ramírez Sánchez, buen amigo y servicial vecino; una persona sin vicios, que no era un indigente y que, al contrario, contaba con una familia que procuró siempre su salud. El impulso de Jorge no fue influencia­do por las drogas ni por el alcohol, fue provocado por un trastorno maníaco-depresivo. Que su adiós nos sirva de conciencia sobre la importanci­a de convivir en armonía con todas las formas de vida.

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