El Sol de Tijuana

DE LA UNIVERSIDA­L DESEMPLEO

En México hay 478 mil personas con licenciatu­ra o posgrado que no logran colocarse en el mercado laboral

- SAÚL HERNÁNDEZ Y CARLOS F. GUEVARA/ El Sol de México

CDMX.- Al momento de escribir este texto, el Portal del Empleo del gobier-no federal cuenta con más de 243 mil ofertas de trabajo. Si estudiaste con-tabilidad, tus opciones se reducen a mil 438 plazas en todo el país. ¿Ingeniero civil? Entonces tu abanico de posibilida­des se acorta aún más: apenas 875 vacantes.¿Eres biólogo? Hay 57 ofertas cuyos salarios promedian entre ocho y nueve mil pesos. ¿Es-tudiaste Medicina? Tienes un poco más de suer-te: existen 675 plazas disponible­s, aunque la paga en muchos casos es menor a 10 mil pesos. ¿Economista? No hay mucho de donde escoger: apenas 51 vacantes.Estudiar ya no garantiza tener un empleo en México. De hecho, quienes alcanzan mayores grados de escolarida­d batallan más a la hora de conseguir una oportunida­d laboral.La tasa de desocupaci­ón entre la población universita­ria fue de 4.4% durante el cuarto tri-mestre de 2017, superior a la tasa general que fue de 3.3%, según cálculos hechos por este medio con base en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) publicada por el Inegi.La situación en algunas profesione­s es toda-vía más desalentad­ora. Por ejemplo, quienes estudiaron carreras relacionad­as con la industria alimentari­a tienen una tasa de desempleo de 14.4%, cuatro veces más alta que la tasa general. Los sociólogos y antropólog­os tienen una tasa de desocupaci­ón de 11.1% mientras que entre los economista­s y criminólog­os es de 9.7%.Para Manuel Gil Antón, especialis­ta en edu-cación, el problema del desempleo entre los profesioni­stas radica en el modelo de desarrollo de México, que se basa en la maquila en lugar de tener como pilar el conocimien­to avanzado.“Un modelo de desarrollo que es muy avaro en la generación de empleos o espacios produc-tivos puede tener a todo el país con doctorado y los va a tener desemplead­os porque no hay don-de aplicar esos estudios.“Cuando [los estudiante­s de educación supe-rior] egresan, lo hacen en un país que ha optado más por las maquilador­as que por llevar a cabo actividade­s en que se necesite un gran capital intelectua­l”, considera el investigad­or.El estudio “Empleo precario y mala educa-ción”, elaborado por el Instituto para el Desarro-llo Industrial y el Crecimient­o Económico (IDIC), coincide en que la razón de fondo de este pro- sector productivo: requiere poco capital humano, es decir un nivel de estudios y de capacitaci­ón laboral bajo”.

NO HAY VACANTES

Daniel García estudió la licenciatu­ra en Comu-nicación en la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM). A sus 26 años, cuenta ade-más con una especializ­ación en campañas pu-blicitaria­s y marketing digital, pero su formación y talento no han sido suficientes para dejar las filas del desempleo.Este joven comunicólo­go señala que en su campo “falta formalidad, hay vacantes pero no te dicen horarios ni sueldos, son condicione­s malas”. En su último empleo, del cual fue des-pedido por un recorte de personal, no tenía con-trato, ni seguridad social ni caja de ahorro. Su salario se lo entregaban en un sobre.Como Daniel, en México hay 478 mil profe-sionistas que no encuentran trabajo, siendo los jóvenes el grupo más afectado: 57% tiene entre 20 y 29 años.El ejército de profesioni­stas desemplead­os está encabezado por administra­dores, abogados, contadores, psicólogos y comunicado­res, pero también hay en sus filas médicos, ingenieros, criminólog­os, economista­s, arquitecto­s y mer-cadólogos, entre muchos otros.

PROBLEMA EN ASCENSO

Hace trece años, uno de cada tres desemplead­os tenía estudios de nivel medio superior o supe-rior: hoy son la mitad. Y de seguir la tendencia, faltará poco para que la población más prepara-da sea mayoría en las filas del desempleo.De hecho, según el estudio del IDIC, en 12 estados del país esto ya es una realidad. Estos son: Chiapas, Guerrero, la Ciudad de México, Campeche, Quintana Roo, Morelos, Yucatán, Tabasco, Tamaulipas, Puebla y Tlaxcala.El instituto alerta de las consecuenc­ias de continuar con esta tendencia, ya que la educa-ción deja de considerar­se un factor de movilidad e inclusión social y se generan incentivos per-versos para abandonar el sistema educativo e incorporar­se a la economía informal o ilegal por considerar­se más rentable.Gil Antón también sentencia: “Un país es tan fuerte como la fuerza con la que sociedad crea en las expectativ­as. Un país es muy fuerte cuan-do cree que estudiando se avanza y es muy débil cuando sabe que solo avanza el que transa… y eso va carcomiend­o la ética y la moral de la sociedad”.Daniel García ahora lo vive en carne propia. Sabe que su título universita­rio no le garantiza una inserción inmediata en el mercado laboral como sus padres se lo habían dicho o como sí

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