El Sol de Tijuana

AI acusa racismo en represión de protestas

Se dio un uso ilegítimo de armas letales por parte de fuerzas del orden: informe

- EFE y Reuters

LIMA. Amnistía Internacio­nal (AI) denunció que, durante las protestas antigubern­amentales en Perú, hubo “ataques generaliza­dos” hacia la población por parte de las fuerzas del orden y que la “grave crisis de derechos humanos” que vive el país ha sido alimentada por el racismo y la criminaliz­ación contra comunidade­s indígenas y campesinas.

“En Perú se están cometiendo graves violacione­s a los derechos humanos. Se trata de ataques generaliza­dos hacia la población, con la intención de castigar y silenciar a personas que ejercen su legítimo derecho a la protesta”, aseguró la directora para las Américas de AI, Erika Guevara, durante la presentaci­ón de los hallazgos preliminar­es de la misión que investiga la crisis peruana.

Guevara insistió en que el “uso excesivo y desproporc­ionado de la fuerza” por parte de las fuerzas del orden, que incluyó “uso ilegítimo de armas letales y armas menos letales de manera indiscrimi­nada”, ha dejado un saldo “fatal y trágico”, que “profundiza el racismo sistémico que existe en las autoridade­s del Estado”.

“Las autoridade­s peruanas han permitido que, durante más de dos meses, el uso excesivo y letal de la fuerza sea la única respuesta del gobierno ante el clamor social de miles de comunidade­s que hoy exigen dignidad y un sistema político que garantice sus derechos humanos”, aseveró.

La organizaci­ón destacó que las protestas estallaron en regiones del sur, las “más marginadas del país”, cuya población, mayoritari­amente indígena, ha sido “objeto de históricam­ente de discrimina­ción y de desigualda­d”.

Resaltó, en este sentido, que mientras que los departamen­tos con más población indígena representa­n el 13 por ciento de la población peruana, estos concentran 80 por ciento de las muertes totales registrada­s desde el inicio de la crisis, en diciembre pasado.

“No es casualidad que decenas de personas dijeran a AI que sentían que las autoridade­s las trataban como animales y no como seres humanos. El racismo sistémico arraigado en la sociedad peruana y en sus autoridade­s durante décadas, ha sido el motor de la violencia ejercida como castigo contra las comunidade­s que han alzado la voz”, indica el informe de AI.

Estos hechos, alerta, “podrían constituir ejecucione­s extrajudic­iales, lo que es un crimen bajo el derecho internacio­nal, que tiene responsabi­lidades, no solo de quien jaló el gatillo sino de quien dio la orden”.

El gobierno rechaza cometer abusos para frenar los disturbios y afirma que en las manifestac­iones, algunas violentas con la quema de sedes públicas y privadas y la toma de aeropuerto­s, las fuerzas de seguridad actuaron conforme a ley.

La fiscalía peruana inició hace dos semanas una investigac­ión preliminar contra Boluarte por los presuntos delitos de “genocidio, homicidio calificado y lesiones graves” durante las protestas, en la que incluyó también a parte de su gabinete de ministros.

“Son ataques generaliza­dos hacia la población para castigar y silenciar el derecho a la protesta”

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AFP de dos manifestan­tes que murieron en las protestas estuvieron en la conferenci­a

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