Mario Ortiz Villacorta Lacave
Desde la campaña estatal del 21, para elegir gobernadora, Congreso local y ayuntamientos, se notó una tendencia hacia la farándula electoral, por la ausencia de planteamientos ideológicos serios, de las candidaturas.
Se proyectaba más la imagen sonriente de una artista que de una futura funcionaria. ¡La Mercadotecnia en plenitud! En dos años, evolucionó la política de la entidad (incluyendo el Congreso, en donde un par de diputados, llegados de otros partidos, manipularon a la mayoría de representantes a favor de las propuestas de la gobernadora) de la tragicomedia al vodevil, para culminar en el proceso electoral, en una farsa, cuyas alianzas y candidaturas, moverían más a risa, si no significaran un terrible retroceso regional, Incluyendo los hoy llamados partidos de oposición, unidos increíble y anti-históricamente (PRI-PAN).
¿Qué sucedió con Morena y la 4T en Baja California? Algo increíble. Una historia maquiavélica, pensada por una mente perversa: el desmantelamiento meticuloso de Morena.
Lo primero fue inmovilizarlo. Desplazar a los protagonistas del triunfo inicial. Los principales fundadores de Morena en el estado y con ellos, a todos los funcionarios de primera línea en la gubernatura de dos años, comenzando con el gobernador y líder del movimiento. Inventarles procesos en contra y remover sus cuadros intermedios.
Lo más grave: Introducir funcionarios corruptos de gobiernos anteriores, contra los que se combatió denodadamente (panistas-priistas) en puestos claves, y por otra parte, neutralizar a los que permanecieran fieles a la Morena original.
Ante esta situación, cientos, tal vez miles de inconformes con las políticas de lo que queda de Morena en Baja California, se desplazaron desilusionados hacia una nueva potencia política, un PT local, que durante años estuvo dormido, manejado por un pequeño grupo, como patrimonio familiar, en donde media docena de personajes se intercambian puestos de la dirigencia y las candidaturas a puestos menores, pero bien pagados (regidurías y diputaciones) casi sin bases militantes, siempre a la sombra de otros partidos (hoy Morena).
El PT de hoy en Baja California, independiente de Morena y ante una nueva dirigencia, suma ya, una fuerza creciente de más de 40 mil afiliados.
Ante esto, la gobernadora jugando a la política, sin tomar en cuenta a las bases de los que fue Morena, enebra una política errática de alianzas y candidaturas con personajes y partidos que anteriormente denostaban y combatían a Morena, aún a costa de sus aliados hoy inconformes y traicionados. Lo dicho: de tragicomedia a vodevil y a farsa. Envío: ¿Dónde están los verdaderos militantes de Morena? ¿Cómo callar ante tanta ignominia?