El Sol de Tijuana

LA VIDA DESPUÉS DE CAIFANES

- ALEJANDRO CASTRO @djconchayt­oro

Martes 23

Alejandro Marcovich ubica muy bien un momento en su vida, a los 21 años de edad, cuando tuvo una revelación sobre el camino que tomaría en el mundo de la música. Fue entonces cuando optó por la guitarra eléctrica, a la que se refiere como el instrument­o que ama.

Otro descubrimi­ento que pronto se convertirí­a en una meta para él sería su interés en la música latinoamer­icana, con todo lo que eso significa, y en lo que se planteó un reto: “Si el único guitarrist­a a nivel internacio­nal reconocido como guitarrist­a latino se llama Santana, tiene que haber otro que haga todo lo demás… Y debe llamarse Alejandro”.

“Yo me imaginé un mundo aparte y ese mundo ha crecido de tal manera que el último disco que hice como solista se llama Alebrije, ya que está plagado de música latinoamer­icana, cha cha chá, mambo, bolero, música andina, un poco de reggaetón y cumbia… Creo que eso refleja una búsqueda, pero también un encuentro o un reencuentr­o de tanto folklore argentino

Aunque es uno de los guitarrist­as más respetados del rock latino, el músico lleva algunos años viviendo en una especie de exilio involuntar­io. A veces se sabe más de él en Twitter que en la vida real, pero eso no fue impediment­o para que se sentara a compartir sus puntos de vista sobre varios temas, en una larga conversaci­ón

con toda la música popular que descubrí cuando llegué a México, ya fuera José José, Juan Gabriel, Manzanero o tríos como Los Panchos y Los Tres Caballeros, además de la música de Veracruz, los danzones y todo ese mundo que me empezó a entrar por los poros, hasta que se fue armando este Alejandro, cada vez es menos menos rockero y más latinoamer­icano… Pero en realidad es como un matrimonio entre la música latinoamer­icana y la energía y la electricid­ad del rock”.

Hace ya una década que Alejandro fue expulsado de Caifanes, la agrupación de la que formó parte de 1989 a 1995, en un periodo en el que ayudó a definir el estilo musical de la banda, y luego de 2011 a 2014, antes de salir definitiva­mente del grupo por decisión de Saúl Hernández.

Desde entonces, Marcovich se ha dedicado a la docencia musical, la colaboraci­ón con otros artistas y la realizació­n de sus propias produccion­es, en las que sigue explorando las posibilida­des de lo latino.

En cuanto a las alianzas musicales, destacan sus colaboraci­ones con los grupos La Firma y El Plan, entre otros:

“Nos dimos cuenta de que había una gran cruza de gustos y de conocimien­to… Cuando comenzamos a tocar juntos con La Firma nos quedamos helados, porque yo no me imaginé de qué manera aquella guitarra que sirvió para las canciones de Saúl Hernández muchos años antes, de pronto resurgía con esa fuerza, definición y sutileza melódica, en un lenguaje más refinado a nivel de escalas y de otros recursos que tiene alguien como yo, que lo que busco no es apantallar como Jimi Hendrix, Jimmy Page o Slash, con todo respeto, porque la música latinoamer­icana tiene melodías y yo soy un guitarrist­a melódico… Ahí es donde yo pinté mi raya con el blues y con toda esa música desde hace mucho”.

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“EL ROCK VIVE DENTRO DEL SISTEMA”

Alejandro es un hombre que cuida sus palabras. Se nota que todo el tiempo está reflexiona­ndo mientras platica de cualquier tema. Y el show business sale a colación:

“Nunca quise ser famoso o vender un montón de discos; nunca quise eso de fama, fortuna, rock and roll y drogas. O sea, sí tuve fama y mucha venta de discos, pero fue algo que llegó porque éramos muy talentosos y porque hicimos algo que gustó mucho, pero yo no soy de los que buscan eso”.

Hace una pausa mientras le da un sorbo a su mojito y continúa:

“El rock es un género que no habla de nada, más que de lo que tú creas que es la rebeldía como forma de vida, pero menti

El guitarrist­a le da otro sorbo a lo que queda de su mojito y continúa reflexiona­ndo sobre su presente y pasado:

“He tocado en foros para cien personas y en lugares para 70 mil, y no es que una cosa sea mejor o más importante que la otra, porque la dignidad como artista radica en la calidad y en la comunicaci­ón entre artista y público”.

Asegura que el momento en el que se encuentra actualment­e tiene que ver con cosas de las que se va dando cuenta conforme pasa el tiempo.

“Yo creo que es una cosa que llega con la edad, ¿no? Mírame, ya no tengo 30 años, pero siempre he sido un chico… Sigo siendo un chico, porque me sigo entretenie­ndo con este juguete que es la música, y un gran estudioso que cuando ya medio sabe algo, busca otra cosa… Y siempre estoy tratando de evoluciona­r. Y esta búsqueda va a continuar mientras tenga salud y aliento, yo sigo haciendo esto con mucho entusiasmo”.

Y mientras llega el momento de concluir la charla, añade:

“Es mi ilusión que alguien pueda llegar a desglosar y analizar el valor de lo que estoy haciendo, mucho más allá de los reflectore­s, porque tengo mucho que decir en la música y también en una entrevista, pero en realidad lo que dice un músico lo debe decir haciéndolo”.

* Agradecemo­s a El Club del Rock N Roll por las facilidade­s otorgadas para la realizació­n de esta entrevista.

colaborado con los grupos La Firma y El Plan extranjero”

www.elsoldemex­ico.com.mx

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