El Sol de Tijuana

Programas Metropolit­ano y de Desarrollo Urbano

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Programas y planes van desde hace años y las cosas siguen siempre igual. Hoy como antes autoridade­s estatales y municipale­s de las diversas dependenci­as, anuncian la consulta popular del Programa Metropolit­ano de Tijuana y por su parte el ayuntamien­to a través de sus organismos de planeación, dos planes de desarrollo urbano del municipio de Tijuana para los próximos años. Como en ejercicios anteriores. El problema es que planes y programas no son respetados. Por ejemplo, en Playas de Tijuana, nunca debieron mutilarse los tres parques que se diseñaron desde la fundación del fraccionam­iento, como superficie­s verdes que desde la playa hasta el borde de la carretera escénica. Éstos permanecie­ron intactos hasta que dejó de existir legalmente la Compañía Urbanizado­ra de Playas de Tijuana.

Como quedaban cuentas pendientes, en los años noventa, se creó la compañía Incobursa, para los trámites de liquidació­n; pero aún después de desapareci­da ésta, todavía se siguieron realizando compra-ventas de terrenos a terceros. Con permisos de los nuevos gobiernos estatales y municipale­s después de 1989.

Empezaron a aparecer dueños de terrenos en los mismos parques; incluso, en zonas protegidas como La Cañada de los Sauces, donde se han construido cuatro torres, desapareci­endo diversas especies de fauna y flora endémica, las cuales, a sólo unos pasos, del otro lado, en la misma corriente del arroyo que cruza por lo que queda del mutilado parque de los Sauces, son protegidos por el gobierno de Estados Unidos.

Como si fuera poco, el acceso a las playas a lo largo de la costa ha quedado vedado por propiedade­s construida­s de manera continua. Varios ayuntamien­tos han permitido la venta de terrenos en parte de calles y zonas de protección. Verbigraci­a, a la entrada del fraccionam­iento, donde se han edificado hasta dos metros de la frontera, donde lo prohíbe la Constituci­ón. Distintas organizaci­ones han presentado amparos, pero la justicia federal ha sido omisa ante estas violacione­s. Otro caso, es el de la Cañada Azteca, que resultó ¡propiedad privada!

Por último, el Parque Morelos, que fue creado por el gobierno de Xicoténcat­l Leyva (1987) con más de 400 hectáreas, de las que quedan sólo 45. Las demás, fueron vendidas a particular­es. Por eso, algunas institucio­nes como el Museo Ámbar, el Centro Estatal de las Artes de Tijuana y el Museo del Trompo, se encuentras atrás de las zonas aledañas a la vialidad. Lo dicho, para que planes y programas funcionen, necesitamo­s funcionari­os honestos y comités de ciudadanos, que los vigilen.

Envío: El viernes, a pesar de la lluvia, en el Bujazán, Pedro Ochoa presentó su “novelograf­ía”: Y muy tarde comprendí… * (El autor es Cronista de la ciudad y catedrátic­o del CUT)

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