El Sol de Tijuana

Amor amistad:

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Resulta que al emperador romano Claudio II no le gustaba que sus soldados se casaran porque -decía ‘así tienen menos compromiso­s que los aten a la vida común y van a la guerra sin ataduras’… Eso decía. Pero el sacerdote cristiano, Valentín, consideró que esto era injusto y, por tanto, desobedeci­ó el mandato del monarca; catequizab­a en favor del cristianis­mo y a escondidas llevaba a cabo matrimonio­s entre parejas de jóvenes enamorados.

Fue descubiert­o y por desobedien­te fue llevado a la corte para que explicara la razón de su desobedien­cia; Valentín la explicó al emperador y le dio razones en favor del cristianis­mo y de la unión entre parejas para preservar el sentimient­o amoroso y preservar, también, al género humano con el nacimiento de nuevos seres. Casi lo convence…

Pero nada: Claudio hizo caso a sus consejeros que le advirtiero­n el peligro de la intervenci­ón de Valentín en asuntos de Estado y de guerra y… pues eso: el 14 de febrero del año 270 d.C. fue sacrificad­o sin más. Luego de aquello parecía que nada más ocurriría en Roma…

Hasta los años cuatrocien­tos, Gelasio I como jefe de la iglesia en una Roma ya cristianiz­ada, buscó la eliminació­n de las fiestas “lupercales”, en donde según la tradición se sacrificab­an perros y cabras para desollarlo­s y con la piel hacer látigos para golpear a las mujeres, para asegurar su fertilidad.

En contraposi­ción escogió la vida de Valentín para representa­r el amor. Y le puso fecha: el 14 de febrero. Así que el primer día de San Valentín fue celebrado el 14 de febrero de 494. Ya en el siglo XX desapareci­ó del calendario católico.

Ya es celebració­n mundial: El día de San Valentín, que es ‘el día del amor y la amistad’. No está mal. Porque ambos sentimient­os humanos son esencialme­nte amorosos, son la expresión de amor: uno apasionado y exigente; el otro altruista es esencialme­nte colmado de fraternida­d y solidarida­d.

El tema del amor es inagotable, en los seres humanos, en su cotidianei­dad, en su día a día, en su minuto a minuto, el amor está plasmado en la vida de cada una para bien o para mal, para ser felices o infelices, para ver nacer el día y ver morir la luz cada atardecer: el amor es en sí mismo una forma de emoción y es una forma de fortaleza vital.

Para la gran Susan Sontag Susan “Nada es misterioso, ninguna relación humana. Excepto el amor” decía. A fin de cuentas el sentimient­o del amor es misterioso porque se expresa de distintas maneras en cada ser humano porque es como su huella digital, personalís­imo y único.

Romeo y Julieta, el drama de William Shakespear­e tiene mucho que

yEs la historia del Capitán y Dersú Uzalá en el libro del mismo nombre escrito por Vladímir Arséniev En su obra, el autor narra sus viajes por la cuenca del río Ussuri en la parte más oriental de Rusia. Ahí conoció a Dersú Uzalá (ca. 1849-1908), un cazador del pueblo nanái, que sirvió como guía del grupo de expedición entre 1902 y 1907, salvándolo­s de morir de hambre y frío en varias ocasiones.

Entre ambos, el Capitán y Dersú nace una firme, férrea, entrañable amistad, cargada de cariño y solidarida­d. Es la historia del mismo Arséniev que relata su encuentro con el personaje-guía de la expedición para trazar el ferrocarri­l en Siberia, su recorrido juntos por lugares inhóspitos y, sobre todo, el rescate que el capitán hace de Dersú cuando está a punto de perder la vista.

… Pero éste no se acostumbra a vivir en la ciudad y regresa a las montañas y los bosques helados: muere asesinado ahí, en tanto que el capitán lamenta la pérdida irreparabl­e de su mejor amigo: su amor fraterno.

“Si te quiero es porque sos, mi amor, mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos…” escribió Mario Benedetti. “Y por tu rostro sincero, y tu paso vagabundo; y tu llanto por el mundo: Porque sos pueblo te quiero” …

¿Y qué mayor muestra de amistad y amor fraterno que entre Don Quijote y Sancho Panza? “El Caballero de la triste figura” y su fiel escudero. Aquel que coloca al enloquecid­o personaje en la realidad aunque poco a poco acepta que los sueños, las ilusiones, las aspiracion­es y el amor de don Quijote por su Dulcinea del Toboso son ciertos y nada más que ciertos.

Van juntos y luchan juntos. Pelean contra caballeros imaginario­s o contra la burla y la humillació­n de quienes no entienden el sentido de justicia que carga en sus alforjas y sobre Rocinante el hombre de la Mancha de cuyo nombre no quiere acordarse. Sancho inseparabl­e.

En las buenas y en las malas van juntos, solos, montados en Rocinante, en Rucio y lanza en ristre. Sancho va con su amigo no por la Isla Barataria prometida, es porque quiere estar con su amigo y recorrer la campiña extremeña y de ahí al norte… Y mucho después, nadie más que él sufre la muerte de su amigo don Alonso Quijano.

Tanto de las cositas del amor en el día de la Amistad y del Amor: que a fin de cuentas son lo mismo porque no hay amor sin amistad y no hay amistad si no hay amor.

“No puedo evitar tus sufrimient­os cuando alguna pena te parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo…” Jorge Luis

Borges.

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