La farsa electoral oficialista
Lo dicho, el vodevil o tragicomedia organizada por el gobierno estatal, ante las actuales elecciones, pasó de lo señalado a farsa, entre la risa y el llanto; la expectación y la estulticia compartida.
De nada sirvieron los apoyos y los apapachos presidenciales, los miles de cascos militares y refuerzos guardianes, porque la inseguridad sigue campante.
Mientras tanto, la pareja gubernamental, sigue en el ambiente de farándula y la cabeza, como vocera del partido oficial, mientras éste, se desmorona y ahueca ante la desfachatez de la increíble toma de decisiones en los distintos municipios.
En Tijuana, con tal de no dejar llegar a la alcaldesa, por capricho personal, le lanzan ilegalmente durante meses, una botarga para desgastarla y demostrarle que los principios, estatutos partidarios y reglamentos electorales, así como las llamadas encuestas, son cenizas al viento.
Finalmente, y sin comprar boleto en esta rifa, en medio del desgaste electoral, presentan a un desgastado tercero en discordia, que ya perdió y al parecer con destino a un nuevo fracaso.
Y no se diga lo que en Tecate sucedió, un expriista, morenista de última edición, como la candidata de Ensenada, relegando a quienes tienen años militando en lo que otrora fuera Morena en Baja California.
Decenas de hombres y mujeres militantes de Morena, al margen, incrédulos, indignados, rabiando por dentro. Muchos de ellos ya se alejaron del cascarón vacío que es Morena en el estado, bueno vacío de morenistas auténticos, porque ahora son otros con distintas camisetas que integran las planillas tanto de Morena y sus partidos aliados: Camisetas verdes, amarillas, azules, moradas, pardas, tricolores y una que otra de negro encapuchado.
Difícil tarea la del partido oficial y su vocera mandataria.
Querer engañar a los bajacalifornianos, con las absurdas candidaturas a los puestos federales y estatales, salidas de dudosas encuestas que nadie conoce.
Ojo, en la oposición hay gente buena e inteligente; esperemos las campañas.
Envío: La alcaldesa de Tijuana y el de Tecate, independientemente de cualquier consideración, fueron víctimas de un injusto e ilegal capricho.
* (El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)