Baja estatura política
La LXIII Legislatura local tiene un severo problema de orden y disciplina. Sencillamente, la mayoría de los diputados que resultaron electos en julio pasado desconocen sus funciones y obligaciones, lo que está minando la imagen de la institución que representan.
No es secreto que la figura del legislador es una de las que menos niveles de credibilidad posee en la sociedad.
Genera desconfianza porque la percepción que se tiene de ella se relaciona con los abusos y los excesos.
Y desafortunadamente, los actuales congresistas no hacen mucho por mejorar su reputación.
Durante la sesión del pasado martes, el diputado presidente de la Comisión de Salud, Víctor Castro, pidió la renuncia del Secretario de Salud en el estado, a quien se refirió con términos ofensivos.
Sin mayor análisis, lo responsabilizó del desabasto de medicamentos, de la falta de especialistas, y hasta de un presunto robo de bebés.
Dijo que, junto con los integrantes de dicha Comisión, hizo un recorrido por hospitales y centros de salud en la entidad, tras el cual constató las carencias en el sector.
Si la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Tlaxcala se aplicara con rigor, el legislador debió ser amonestado por la Presidenta de la Mesa Directiva por proferir injurias al funcionario estatal.
Es lamentable, pero esa es la estatura política de varios legisladores locales.
Olvidan que la pasada legislatura eliminó el fuero para diputados, por lo que ya no pueden -ni deben- abordar la tribuna para hacer acusaciones irresponsables: olvidan que, quien acusa, está obligado a probar. Y hasta ahora no hay pruebas del supuesto robo de infantes en Huamantla.
En ese vano afán de atraer reflectores mediáticos para justificar su posición política, el diputado Castro no solo injurió a un servidor público, sino que dio pie a rumores de inseguridad en las instituciones de salud, rumores del calibre de los que se han difundido en redes sociales sobre el robo de niños, los cuales han atemorizado a poblaciones enteras que, a la menor provocación, han cometido linchamientos de gente sospechosa.
Lo más preocupante es que, mientras un diputado asegura que existe este ilícito, sin mayor evidencia que las supuestas quejas de usuarios de las instituciones de salud, el resto de los integrantes del pleno no hizo un solo pronunciamiento que abonara a aclarar esta situación.
La idea de ser oposición y oponerse es sumamente pobre. Y un pensamiento pobre no puede contribuir al logro de soluciones ni resultados.
Ante la misma problemática del sector, la presidenta de la Comisión de Desarrollo Humano, Lourdes Montiel, propuso al Secretario de Salud realizar mesas de trabajo y aplicar acciones pertinentes para mejorar los servicios.
Con más sensibilidad, y sentido común, la legislatura demostró que se pueden construir acuerdos para solucionar y resolver, si hay voluntad para escuchar, para conocer la dimensión de un problema que no es nuevo ni mucho menos sencillo de atender.