El Sol de Tlaxcala

Se inspiró Silva desde el Camino de Cortés

- ARMANDO PEDROZA

Con la muerte del escultor mexicano Federico Silva, pieza fundamenta­l en el arte contemporá­neo nacional, el municipio de Amaxac de Guerrero está de luto.

El artista que ganó el Premio Nacional de Arte en 1995 y condecorad­o con la Medalla Bellas Artes en 2016 escogió ese municipio para vivir los últimos 37 años de su vida.

Fue la parte más boscosa del llamado Camino de la Conquista o Camino de Cortés donde el nacido en la ahora Ciudad de México llegó para hacer de la exfábrica de hilo La Estrella, fundada en 1874 por Agustín del Pozo, su centro de inspiració­n para crear sus últimas obras.

En Tlaxcala, Federico Silva deja el legado de “La Piedra de Maíz”, “Obelisco”, y la escultura “A la Madre”, entre otras obras.

Enclavada en el corazón del barrio de Metecatlán, la calle empedrada de la Calzada Xicohténca­tl lleva directamen­te hasta el portón principal de la propiedad que algún día operó maquinaria de vapor de origen europeo, con una potencia de 80 caballos y 120 trabajador­es.

Ahí, después de 111 años de su construcci­ón, en 1985 llegó Federico Silva para transforma­r ese lugar en un escenario de arte.

Tras el paso del tiempo, el artista comenzó a darle vida a esa propiedad con diferentes esculturas instaladas en el patio de la exfábrica y en la parte de afuera.

Empero, de los 37 años que radicó en el municipio de Amaxac, pocos son los pobladores que conocen la incansable trayectori­a de 80 años del escultor, pintor y académico mexicano.

Incluso, nunca recibió ninguna distinción de las autoridade­s locales como ciudadano distinguid­o y ninguna de sus obras está expuesta al público en dicha demarcació­n.

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