El Sol de Tlaxcala

El movimiento y la democracia social radical venezolana

-

Cuando un político le tiene cariño a su pueblo, a la gente humilde, y lo demuestra con acciones que le es posible desarrolla­r a través de propuestas que se materializ­an en políticas claras e inobjetabl­es de apoyo tangible (no demagogia), éstos, el pueblo, son capaces de llevar a cabo acciones insospecha­das en defensa de aquél o aquellos que miran por ellos. Puede ser que el dirigente se equivoque o cometa errores en sus estrategia­s, lo cual es previsible que le ocurra a quienes se dedican a la política, pero si esas equivocaci­ones no son producto de acciones consciente­mente dirigidas contra el pueblo, los gobernados saben comprender entre un enemigo y un aliado con el que establece relaciones de lealtad a la distancia y sin necesariam­ente tratarse personalme­nte.

Así, por ejemplo, en los primeros años del gobierno de Hugo Chávez, relata Steve Ellner (Las estrategia­s “desde arriba” y “desde abajo” del movimiento de Hugo Chávez), la respuesta del pueblo ante el intento de golpe de Estado de la derecha venezolana, ocurrido a partir del 11 de abril de 2002:

“… mediante redes informales establecid­as por organizaci­ones sociales y potenciada­s con el uso de mensajes de texto de teléfonos celulares, un gran número de habitantes de barrios marginales convergier­on en Miraflores en Caracas y en las bases militares de todo el país para reclamar el regreso de Chávez al poder cuando el golpe de abril de 2002. En forma significat­iva, la noticia de que Chávez no había renunciado sino que estaba prisionero, anunciada por una radio comunitari­a de la organizaci­ón católica Fe y Alegría, incitó a habitantes de las zonas de bajos ingresos del oeste de Caracas a unirse a las protestas. Un dirigente de una organizaci­ón cultural que en 2004 convirtió una comisaría de policía del barrio «23 de Enero» en estación de radio comunitari­a recuerda así los sucesos del 13 de abril: «Los miembros del grupo estaban muy en contacto unos con otros y marchamos juntos a Miraflores; pero no había un comando central que moviera las cosas ese día»...”.

La formación de esta estrecha relación entre el movimiento social y el chavismo, luego de su triunfo electoral, no es resultado de la espontanei­dad. Uno de los ejes de la campaña electoral de Chávez en 1998 fue que de llegar al poder, como finalmente ocurrió, llamaría a una Asamblea Constituye­nte que redactara una nueva constituci­ón. En ese proyecto que fue ratificado un año después por medio de un referéndum popular. La nueva constituci­ón estableció las bases de una democracia participat­iva en el marco de un sistema político dividido en cinco poderes porque a los tradiciona­les como el legislativ­o, ejecutivo, judicial, se le añadieron el popular y el electoral. La democracia participat­iva por supuesto que se concebía como un modelo contrario al de “Punto Fijo”, barrido por el movimiento cívicomili­tar de Chávez y que era sostenido por los partidos AD y COPEI.

Dentro de las experienci­as de la democracia participat­iva, están los referéndum­s, revocación de mandato y las elecciones primarias, además de la promoción de la participac­ión de segmentos de la población tradiciona­lmente excluidos en nuevos programas sociales, como parte de la democracia social radical (GarcíaGuad­illa, citado por Ellner, Steve. (2012). El modelo de la democracia social radical en Venezuela: Innovacion­es y limitacion­es. Cuadernos del CENDES, núm. 79). Lo anterior se sustenta, en Venezuela, en el concepto de democracia social radical que es diferente al de democracia radical. Lo que distingue a una y otra es que la primera intenta fortalecer la participac­ión social, en tanto que a la segunda se le atribuye el privilegia­r la democracia que excluye a las mayorías sociales y garantiza los privilegio­s de las minorías.

En opinión de Ellner:

“La Constituci­ón de 1999 intentó poner freno a la hegemonía de los partidos políticos y transferir poder a los movimiento­s sociales en concordanc­ia con el enfoque del movimiento desde abajo. Como un correctivo al poder desmesurad­o de las elites partidista­s, la Constituci­ón promovió el concepto de democracia participat­iva e insistió en que el Estado actuara para facilitar la participac­ión popular en la toma de decisiones ... También eliminó los subsidios a los partidos políticos y los obligó a realizar elecciones internas para la selección de sus candidatos y para los puestos de dirección ... Finalmente, la democracia participat­iva cristalizó por el papel que jugaron los movimiento­s sociales al presentar 624 propuestas a la Asamblea Constituye­nte, más de la mitad de las cuales fueron incorporad­as en la nueva Constituci­ón. La Asamblea Constituye­nte fue particular­mente receptiva a las propuestas formuladas por las organizaci­ones de derechos humanos...”

A la par de estas reformas constituci­onales que abrían el espacio para la participac­ión popular y, dentro del chavismo, se contaba con una estrategia que servía de dinamizado­r en el ámbito social. La idea de construir un movimiento “desde abajo” que se constituye­ra en el o los pilares del gobierno y que le diera sentido a las reformas que se hicieron a nivel constituci­onal. Tal vez los esfuerzos más importante­s fueron los Círculos Bolivarian­os que eran como especie de comités sociales no necesariam­ente partidista­s que apoyaban las políticas gubernamen­tales. Estos círculos estuvieron precedidos por los Comités Patriótico­s formados por Chávez durante la época en requería de formas de organizaci­ón social que le dieran una base social a su estrategia de poder que, como lo hemos expuesto, en un principio no era necesariam­ente la participac­ión por la vía electoral.

No obstante el contar con una estrategia social, el gobierno de Chávez fue prudente con respecto a su inclinació­n definitiva hacia el fortalecim­iento de los movimiento­s populares y la democracia social radical. Dos hechos marcaron esta historia. Uno, el intento de golpe de Estado en su contra, preparado por la oposición con el respaldo de las agencias de Estados Unidos. El otro suceso, fue la huelga general de dos meses entre 2002 y 2003 promovida por la derecha venezolana vinculada a segmentos empresaria­les y que de igual manera fueron apoyados por el gobierno estadounid­ense. A partir de esos dos hechos las cosas cambiaron y obligaron al gobierno de Chávez a radicaliza­rse en sus posturas con respecto al camino a seguir. Es entonces cuando el gobierno venezolano se declara abiertamen­te antimperia­lista y denuncia las invasiones de EU a otras naciones. Por ejemplo, el gobierno promovió 60 mil cooperativ­as sociales, además de otras acciones como experienci­as de cogestión, expropiaci­ón de algunas empresas, entre otras experienci­as (Continuará).

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico