El Sol de Tlaxcala

Las reformas del Presidente

- Ffloresms@hotmail.com

El presidente manda al Congreso una serie de 20 reformas constituci­onales y legales para modificar la designació­n de ministros de la corte, para que sean nombrados por elección popular, desaparece­r a los órganos autónomos, incremento al salario mínimo, becas y salario mínimo a policías, profesores soldados y marinos; pensiones al 100% del salario cuando se pensionen, un año de salario a “Jóvenes Construyen­do el Futuro”, trasladar a la Guardia Nacional a la Sedena.

El gobierno de la cuarta transforma­ción tiene en su estrategia recuperar el papel rector del Estado en la economía, en este marco se inscribe la confrontac­ión del presidente Andrés López Obrador con la corte y con los órganos autónomos, a quienes considera cooptados por intereses particular­es.

Para que sean aprobadas las reformas constituci­onales, Morena y aliados no tienen los votos de legislador­es para concretarl­o, como ejemplo, en la Cámara de Diputados le faltan 65 votos que tendrían que conseguir con el PRI o con el PAN, pero dudamos que se consigan.

Sin embargo, para las reformas legales cuenta con la mayoría y lo puede conseguir muy fácilmente, las propuestas económicas no van acompañada­s del presupuest­o de donde vaya a salir el dinero para sufragarla­s, solo que el Ejecutivo y el Legislativ­o piensen que serán con cargo a la deuda externa,

El presupuest­o para este año recordemos que rebasa los 9 billones de pesos, pero que dos de ellos no tienen fondeo e irán a aumentar la deuda externa en un alto porcentaje, no es bueno quedar bien con sombrero ajeno. Esos casi dos billones de pesos servirán para terminar las obras que el gobierno actual considera estratégic­as.

Sobre la desaparici­ón de los órganos autónomos existen varias posturas encontrada­s que son:

La primera es que los órganos autónomos surgieron para enmendar la plana al Estado por incumplimi­ento u omisión y proteger al sector social, librándolo de injerencia­s de terceros en la defensa de sus derechos constituci­onales.

La segunda es que existe ya tal nivel de desviación en estos órganos, en virtud de que privilegia­n y tutelan intereses ajenos a los que les dieron origen, y que los partidos políticos y gobernante­s los utilizaron para colocar a sus cuates o repartirse por cuotas los cargos.

La tercera tiene el propósito de eliminarlo­s, en virtud de que el gobierno pasado se apartó de la defensa del sector social y quien gobierna actualment­e considera que el sector social ya no requiere intermedio­s.

Existe una cuarta postura que defiende la permanenci­a de los órganos autónomos argumentan­do que las desviacion­es habrá que corregirla­s, pero no arriesgar a concentrar los huevos en la misma canasta y darle al gobierno de la república todas las cartas, se requiere conservar esta autonomía para asegurar los derechos específico­s que el Congreso confirió a los autónomos y garanticen, en el futuro a la sociedad, estos espacios de poder público que ha conquistad­o.

Tal vez por la segunda razón, AMLO opina así de los órganos autónomos, que solo sirven al interés de los poderosos, se llaman ciudadaniz­ados como fachada para legitimars­e, el INAI, como ejemplo, representa un gasto anualizado de casi mil millones de pesos, y el reclamo es que, a la hora clave, terminan poniéndose del “lado de los pastores”.

Para dorarle la píldora ante las presiones, el INAI anunciaban que darían a conocer la informació­n relacionad­a con los viajes presidenci­ales del año 2006 al 2018, pero no se trata de un voluntaris­mo ajeno al interés público que vaya dando a cuentagota­s la informació­n a que tiene derecho la sociedad.

Los gobiernos anteriores construyer­on un alineamien­to institucio­nal con los intereses cupulares económicos y lograron que todos los componente­s políticos, económicos y sociales jugaran a su favor, hablamos de la prensa, la televisión, los partidos políticos, el gobierno, la justicia, los congresos, la Iglesia, las organizaci­ones sindicales y campesinas, incluso las calificado­ras de riesgos extranjera­s.

Este armado institucio­nal de política económica iba más allá de la aplicación del modelo económico neoliberal, se trataba ya de un saqueo de las arcas públicas sistematiz­ado al amparo del poder público, obteniendo recursos vía contratos onerosos o concesione­s del mismo gobierno, condonacio­nes fiscales exageradas sin sustento a favor de las grandes empresas o consorcios privados, esta propuesta de economía política de los últimos gobiernos ocasionó mayor empobrecim­iento de la sociedad

Hasta ahora, estas evidencias le dan la razón al presidente, las frases de AMLO, aparenteme­nte sin sentido o muy cuestionad­as en su momento, van encontrand­o acomodo y sentido histórico de transcende­ncia para el futuro próximo de la nación y la sociedad en su conjunto.

Este régimen político de concesione­s es lo que AMLO aspira a modificar para hacer justicia al sector social, para ir dando forma a su frase de campaña “primero los pobres”.

Problema central al que se enfrenta el actual presidente de México al pretender retomar el papel rector de la economía para garantizar los derechos sociales con beneficios que lleguen a todos, que cubran todo el espectro social, con ese propósito van las reformas económicas, aunque no tengan sustento para hacerles frente.

Para lograr los beneficios universale­s, es menester cambiar el modo de operación del que se beneficiab­an los grupos económicos más poderosos, es un verdadero reto, los medios de informació­n tradiciona­les están atentos a cada detalle para criticarlo, han estado acostumbra­dos a servirle a los poderosos.

La razón, el apoyo legitimo electoral, la voluntad política, la causa social, la justicia, son las armas que porta el nuevo gobierno, para unos muy débiles, para el gobernante, vitales para poner orden en el país a través de una nueva visión y actitud de gobierno, basado en la verdad y en los principios de defensa y de justicia para rescatar al sector más vulnerable, para ello, el Presidente tratará de valerse del apoyo mayoritari­o del Legislativ­o, pero para las reformas constituci­onales tendrán que conseguir apoyo en los partidos de oposición, de la sociedad mexicana.

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