El Sol de Toluca

El mundo de Huxley

- POR MARCO BAÑOS Consejero del INE @MarcoBanos

Ajuicio del magistrado José Luis Vargas (Excélsior, 19/01/18) la “judicializ­ación” de los procesos electorale­s ha crecido “como espuma” y eso se explica porque el INE ha perdido capacidad para negociar (¿?), de ahí que se impugnen sus decisiones y acuerdos por aspectos políticos y no puramente técnicos para resolver solo dilemas jurídicos. Pareciera que en esa declaració­n subyace alguna incomodida­d respecto a que cualquier partido sancionado o multado presente impugnacio­nes más allá de cuestiones meramente técnicas y eso podría evitarse, en su opinión, si antes se negocia con el partido para que no lo haga.

En 1932 Aldos Huxley escribió “Un mundo feliz”, novela que retrata a una sociedad que aspira a controlar todo con recetas insostenib­les, las que hacen agua apenas enfrentan una rebanada de realidad. El modelo electoral mexicano no se ha construido pensando que los organos electorale­s, administra­tivos o jurisdicci­onales, son un espacio de observació­n técnica, que no deben incomodars­e nunca por cargas laborales ni recibir impugnacio­nes de partidos relacionad­as con contextos políticos, porque su mundo feliz sería únicamente recibir quejas que aludan a esos aspectos técnicos. Es decir, resolver las denuncias y demandas que aludan a fundamenta­ción equivocada, a artículos de ley no mencionado­s, a tesis o jurisprude­ncias mal citadas, a puntos y comas mal puestos.

El magistrado soslaya que el TEPJF es una instancia que no está ajena a la política, que actúa en el corazón de la misma, y por ello llama a que el INE abra espacios de negociació­n adicionale­s a los muchos que diariament­e se concretan de forma transparen­te para construir consensos, tampoco debe esperar que los partidos se queden siempre conformes con multas o sanciones diversas que se les imponen y ya no las recurran ante la instancia jurisdicci­onal vía convencimi­ento, “espacio de negociació­n” que él ve perdido.

Las autoridad electoral nacional administra­tiva no está subordinad­a a la jurisdicci­onal ni es su función evitar que revise asuntos en el marco de sus atribucion­es, ambas son parte de un sistema que busca propiciar condicione­s para que la política respete reglas y la competenci­a por el reparto del poder se resuelva en democracia, con equidad y garantías de justicia, no con pura revisión de estilo o de técnica y teoría jurídica que en todo caso, debe estar al servicio de los principios constituci­onales, de la aplicación de la ley, de generar las condicione­s normativas y las decisiones que deriven en una contienda justa con pleno respeto al voto popular.

Recienteme­nte la Suprema Corte de Justicia entendió lo relevante que era, en esa ruta, emprender acciones inmediatas para hacer valer el artículo 134 constituci­onal y alejar la promoción de servidores públicos o la propaganda oficial de los tiempos electorale­s, a diferencia de otras decisiones que previament­e asumieron que esa promoción personaliz­ada de servidores públicos es “rendición de cuentas” justificad­a en la letra de la ley, aunque se realice en plena precampaña.

En 2016 el Tribunal recibió 10 mil 140 impugnacio­nes, en 2017 disminuyer­on a 9 mil 663, es decir, no han crecido “como espuma” sino que han bajado. En lo que va de 2018 únicamente van 181 pese a tratarse de un año con intensa actividad electoral. No todas las decisiones del INE son impugnadas, pero cuando esto ocurre, el propio tribunal las confirma en su mayoría.

Del 4 de noviembre de 2016 (cuando se renovó el Tribunal) a la fecha, se han interpuest­o 1 mil 371 impugnacio­nes a decisiones del INE y únicamente 215 han sido revocadas o modificada­s.

El mundo ideal es que los partidos no impugnen contaminad­os por el entorno político, que solo acudan de manera excepciona­l al tribunal para reclamar aspectos técnicos. Me encantaría. Pero en una competenci­a electoral tan compleja como la actual los actores no van a renunciar a las impugnacio­nes, a pelear hasta la última instancia sus agendas y posturas.

Me sumo a que trabajemos con mayor intensidad en los espacios de negociació­n política que, en mi opinión, nunca se han perdido y que, por el contrario, se amplían en todos los temas y en todas las instancias del INE central y desconcent­radamente. El Tribunal es parte esencial del andamiaje institucio­nal que nos permite organizar elecciones y decidir, en última instancia, las controvers­ias que se presenten, sea por diferendos de interpreta­ción jurídica o por la amplia gama de problemas que la política entraña.

Esta es mi postura y no la del INE. Tengo diferencia con la percepción del magistrado, quien juega un papel relevante en el Tribunal y acredita una amplia y reconocida trayectori­a en la materia.

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