Mujer contra mujer
Me vino a la mente el nombre de esta canción de los 80, del grupo español Mecano, que deliberadamente tomo para este artículo. No me refiero a un idilio o enfrentamiento entre dos mujeres sino a posturas encontradas de dos grupos de mujeres que se formaron a fines del año pasado. Por un lado, las del movimiento #MeToo (Yo También), iniciado en redes sociales para denunciar abusos sexuales a raíz de las acusaciones al productor de cine Harvey Weinstein por parte de varias actrices de Hollywood. Por otro, la reacción a este movimiento mediante un manifiesto publicado en el diario francés Le Monde, firmado por un centenar de mujeres que rechazan que la seducción sea un delito y defienden la “libertad de importunar”.
El primero destapó la cloaca del acoso sexual en el mundo del espectáculo en los Estados Unidos. Ya antes, por motivos similares (aunque de personas no famosas), había surgido en Twitter el hashtag #MiPrimerAcoso creado por la colombiana Catalina Ruiz-Navarro, y en el mismo Hollywood el #AskHerMore (Pregúntale Más) para combatir la desigualdad en las pasarelas de los eventos cinematográficos y de modas. Entre las actrices que denunciaron a Weinstein están Ashley Judd, Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow. Ello abrió la puerta para que otras, incluso otros, se animaran a denunciar a acosadores que se habían mantenido a la sombra (como Kevin Spacey). El uso del hashtag #MeToo se extendió por casi cien países y ha sido utilizado por millones de personas. El momento culminante de este movimiento fue durante la entrega de los Globos de Oro del pasado 7 de enero cuando Oprah Winfrey hizo un llamado a asegurar que nadie tuviera que utilizar de nuevo las palabras “yo también”.
En reacción, la vocera de las francesas, la también actriz Catherine Deneuve, dijo que #MeToo es un movimiento puritano y totalitario que favorece el regreso de la “moral victoriana” del siglo XIX, el retroceso de la “revolución sexual” y que se debe dejar de creer que la mujer siempre es víctima. Poco después, ante las críticas, Deneuve pidió disculpas a las mujeres abusadas que se hubieran sentido ofendidas, pero por lo demás sigue pensando lo mismo. El problema es que el manifiesto lo hizo la escritora Catherine Millet, quien ha defendido posicionamientos tan polémicos como la capacidad que deben tener las mujeres de seguir adelante sin mayor problema después de una violación.
La campaña #MeToo ha puesto en el foco de atención mundial el problema del acoso y el abuso sexual, lo cual es un gran avance para lograr que las mujeres afectadas tengan una justicia efectiva. Por supuesto no es lo mismo que la iniciativa surja en Hollywood, fábrica de sueños que tiene encima los ojos de todo el mundo, que en Etiopía, país que registra el mayor porcentaje de abusos sexuales en el planeta. En cualquier caso fue algo bueno y permitirá que, sobre todo los hombres, poco a poco se encaminen a tomar en serio el hecho de que cuando una mujer (o un hombre) dice “no” es que es “no”.
No obstante creo que hay que escuchar algunos argumentos de las detractoras pues ciertamente cada vez más, y no sólo en el aspecto sexual, se siente ya una insoportable atmósfera creada por la corrección política, aspecto que han denunciado voces con autoridad moral. Volveré sobre el tema pero para evitar malentendidos dejo bien claro que por ningún motivo defiendo el acoso y el abuso sexual.(C)
Un centenar de mujeres que rechazan que la seducción sea un delito y defienden la “libertad de importunar”.