Comienza el juicio de la historia
¿Fue culpable Luis Echeverría desde la Secretaría de Gobernación? ¿Él ordenó aquellas masacres? El juicio que se le siguió por crímenes del pasado terminó en 2009 cuando un tribunal federal le decretó libertad absoluta y lo exoneró de los cargos de genocidio: ¿Inocente?
En 1980 fuimos a verlo a su casa de San Jerónimo. Samuel I. del Villar —quien por entonces era director general de la revista Razones que había fundado con Miguel Ángel Granados Chapa y don Hero Rodríguez Toro— y yo, quienes estábamos esa mañana soleada de junio en la residencia mexicana enorme aquella.
Puntual apareció él, en el gran comedor: pulcro; impecable, amable y arrogante, al mismo tiempo; digamos que rozagante y feliz después de su sesión diaria de natación y ejercicio según nos dijo. Habían transcurrido apenas cuatro años desde que dejó de ser presidente de México; doce del 2 de octubre de 1968 y nueve del 10 de junio de 1971… Sus fechas fatales…
A Luis Echeverría Álvarez había que preguntarle sobre todo aquello, aunque antemano sabíamos que no aceptaría un mínimo de culpabilidad por su participación en aquellas tragedias mexicanas, pero también esperábamos algún atisbo de pudor histórico: No, no aceptaba culpabilidades.
De hecho, a la pregunta de quién ordenó aquellas masacres de muchachos mexicanos mostró seriedad extrema, siguió comiendo la fruta que tenía enfrente, respiró profundo y se nos quedó mirando aunque daba la impresión de que no nos veía: fue entonces cuando contestó con aquella frase contundente: “Dejemos que pase el tiempo para que comience el juicio de la historia”… Luego se habló de todo y de nada: ya nada tenía sentido…
Ya transcurrieron 100 años desde que Echeverría nació en la capital de México: el 17 de enero de 1922. Acaso sirva decir que tuvo una infancia más o menos feliz y, por lo mismo, esa infancia tiene poca historia. No tuvo los sobresaltos propios de quienes no pertenecen a familias linajudas y ni siquiera burguesas. Se dedicó al estudio y se tituló como abogado en 1945 en la Universidad Nacional Autónoma de México…
…La misma Universidad en la que aún hoy se escuchan los murmullos de aquel repudio: “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!” era la exigencia de los muchachos que el 14 de marzo de 1975 lo expulsaron de la Ciudad Universitaria a empellones y a pedradas.
No olvidaban que a él se achacó la represión tanto de aquel 2 de octubre que no se olvida, como del 10 de junio del 71 también inolvidable y que marcaron la vida de un país, como también la de un hombre que fue presidente de de México de 1970 a 1976...