FUTBOL AMERICANO

Si se busca en la historia, la última vez que los Titans ligaron tantas temporadas con marca ganadora fue a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa.

Por aquel entonces ni siquiera eran Titans, eran Oliers, y no estaban en Tennesse, sino en Houston. Aquella ocasión, en un trabajo que contó primero con Jerry Glandville y después con Jack Pardee como entrenadores en jefe, los míticos Petroleros fueron capaces de ligar siete temporadas con récord ganador, en la época que va de 1987 a 1993.

Las últimas tres fueron con más de 10 victorias, algo que Vrabel podría igualar el próximo año. Lo triste para ese equipo es que, a pesar de meterse en todas las temporadas a los playoffs, no lograron trascender.

En los años que siguieron Jeff Fisher fue capaz de cambiarle la cara al equipo, al sumar seis temporadas con un récord superior a los .500. Bajo su mando, fue bajo su mandato cuando los Titans se acercaron al Super Bowl, en 1999, pero cayeron ante los Rams.

La llegada de Vrabel, en el 2018, supuso ese punto de inflexión. Con él en los controles ha habido dos situaciones que han marcado su éxito. El primero fue saber explotar a Derrick Henry. Antes de su arribo el corredor había quedado a deber, sin embargo, a partir del 2018 se convirtió en una bestia, superando las mil yardas en todas y cada una de las campañas.

Vrabel también llevó a Ryan Tannehill, un quarterback que parecía perdido en Miami. El coach tomó la decisión de deshacerse de Marcus Mariota y darle la oportunidad a Tannehill. El tiempo le dio la razón.

Durante esta campaña Vrabel volvió a mostrar su capacidad para gestionar al equipo. A pesar de perder a Henry la mayor parte del año, logró hacer ajustes para quedar en lo más alto de la AFC. El sueño, ahora, es el Super Bowl. La ilusión está intacta.