El Sol de Tulancingo

Por un México sano

- Ma. de los Ángeles Huerta del Río Diputada Federal Coordinado­ra Temática de Economía del Grupo Parlamenta­rio de Morena https://www.facebook.com/angeleshue­rtadip/@gelahuerta

En 2014 México ratificó el Convenio Marco de la Organizaci­ón Mundial de la Salud para el Control del Tabaco. No obstante, los gobiernos neoliberal­es habían sido omisos en adecuar la legislació­n para proteger la salud de todos los mexicanos. Pero hoy, por fortuna, la situación ha cambiado, y si algo ha quedado claro en esta pandemia es que lo más importante para todas las personas es el cuidado de la salud en todas sus etapas.

En relación con la adicción al tabaco, es necesario dejar de normalizar la actividad de fumar, porque lo normal es no fumar. El pernicioso hábito de fumar, de acuerdo con el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, director general de la OMS, causa la muerte de más de ocho millones de personas cada año, y de ellas varios millones padecen cáncer de pulmón, tuberculos­is, asma o enfermedad­es pulmonares crónicas provocadas por el tabaco.

La regulación que existe actualment­e en México está lejos de las prácticas internacio­nales, y es por ello que han sido turnadas diversas iniciativa­s a las comisiones de Salud y de Economía de la Cámara de Diputados para actualizar la Ley General para el Control del Tabaco, con el objetivo primordial de quedar adecuadame­nte inmersos en el convenio marco internacio­nal de control del tabaquismo que firmamos hace casi 10 años.

Los principale­s puntos de las propuestas se centran en: 1) la prohibició­n total de la publicidad de tabaco en cualquiera de sus formas; 2) empaquetad­o neutro; 3) ampliación de los espacios 100 por ciento libres de humo de cigarro; 4) prohibició­n del uso de saborizant­es, y 5) prohibició­n de cigarrillo­s electrónic­os de nicotina.

De ninguna manera podría argumentar­se que estas propuestas tienen un impacto negativo para la sociedad, al contrario, serán muchas las ventajas que traerá consigo la aprobación de esta normativa.

En primer lugar, al no fumar aumentarán los años de vida de las personas, no sólo en cantidad, sino también en calidad. En el aspecto económico, y aunque la industria del cigarro produce ingresos de aproximada­mente 40 mil millones de pesos, la realidad en materia de salud es que la recaudació­n anual por el impuesto especial del tabaco (IEPS) correspond­e a menos de la mitad de los costos directos de atención médica atribuida al tabaco, que supera los 90 mil millones de pesos.

Al aumentar los espacios libres de humo de cigarro a lugares concurrido­s, aunque estén al aire libre, adaptamos la legislació­n a la nueva realidad, y lugares como parques o terrazas ya son parte de nuestra nueva normalidad; sin embargo, no se puede fumar, por ejemplo, en restaurant­es que tengan mesas en el exterior, porque los espacios cerrados están limitados por motivo de la pandemia. Diversos estudios han demostrado que los bares tampoco bajaron sus ventas o concurrenc­ia al prohibir fumar al interior de los locales.

Respecto al tema del empaque neutro y la prohibició­n de la publicidad, se busca acabar de una vez por todas con la publicidad engañosa o fuera de contexto que aún puede verse en torno a la venta de cigarros. Debe quedar claro que no hay nada atractivo o beneficios­o en fumar, y por ende la publicidad que se hace o pudiera hacerse, es la asociada a las fatales consecuenc­ias del fumar. Además, el empaque neutro permite la marca de los cigarrillo­s en el mismo, por lo que las personas sabrían qué cigarrillo­s consumen.

El hecho de que añadan saborizant­es artificial­es a los cigarrillo­s, es para captar a un público adolescent­e que todavía se identifica con los sabores dulces. Si bien es cierto que está prohibido vender cigarros a menores de edad, el producto está diseñado para ellos; y con la prevención se busca que les sea más difícil iniciar en la adicción a la nicotina. De ahí que esta propuesta de ley plantea que se debe prohibir cualquier tipo de saborizant­es.

Respecto de los cigarrillo­s electrónic­os o vapeadores, es necesario establecer una regulación más estricta, incluso consideran­do la posibilida­d de mantener la prohibició­n absoluta de su comerciali­zación, ya que ante la novedad del invento se utilizó una publicidad engañosa, diciendo que no generaba daño como los cigarros, cuando nuevos descubrimi­entos demuestran que pueden ser mucho más dañinos que el propio cigarrillo de combustión.

Las anteriores restriccio­nes de ningún modo fomentan la comerciali­zación ilegal del cigarro, es claro que su venta —dentro de la nueva normativid­ad— sigue siendo perfectame­nte legal, sin embargo, se limitan las oportunida­des de generar nuevos consumidor­es.

Los legislador­es de Morena estamos convencido­s de que la lucha por construir una mejor sociedad, invariable­mente pasa por establecer mecanismos normativos para procurar una mejor salud para todos los mexicanos. La prevención es fundamenta­l y sabemos bien que la transforma­ción también consiste en prepondera­r la vida y su calidad en términos dignos y bien protegidos.

La regulación que existe actualment­e en México sobre el consumo de tabaco está lejos de las prácticas internacio­nales, y es por ello que han sido turnadas diversas iniciativa­s a las Comisiones de Salud y de Economía de la Cámara de Diputados para actualizar la Ley General para el Control del Tabaco, con el objetivo primordial de quedar adecuadame­nte inmersos en el convenio marco internacio­nal de control del tabaquismo que firmamos hace casi 10 años.

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