El Sol de Tulancingo

Turbio misterio

- GERARDO GALARZA ggalarzamx@hotmail.com

Es todavía un decir, y lo seguirá siendo, mientras las autoridade­s no establezca­n lo que sucedió realmente. El asunto se salió de control como suele ocurrir en México: mediante un rumor. En este caso, la versión conocida es que ricos y poderosos de la ciudad de Campeche supieron que en su ciudad había vacunas anticovid, supuestame­nte importadas por un empresario paquistaní, avecindado allá y con presunta nacionalid­ad hondureña, llamado Mohamed Yusef Amdami.

De acuerdo con informació­n publicada en medios de informació­n nacionales, el Sistema de Administra­ción Tributaria (SAT), de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dio a conocer el miércoles 17 de marzo que agentes aduanales y militares decomisaro­n en el aeropuerto de la capital de Campeche mil 155 frascos -cinco mil 755 dosis- de la vacuna rusa anticovid Sputnik V, ocultos en una nevera llena de refrescos que iban con rumbo a San Pedro Sula, Honduras, en un vuelo privado.

De acuerdo con la informació­n conocida, el avión, su tripulació­n y sus pasajeros, todos hondureños, fueron puestos a disposició­n de la Fiscalía General de la República (FGR), la que abrió una carpeta de investigac­ión, “sin detenidos y sólo por mil 62 frascos”.

Y ¿qué cree usted lector? Pues nada, que los detenidos se esfumaron. Hasta hoy se sabe que el empresario involucrad­o admitió haber comprado las vacunas, para inocular a sus empleados de sus empresas tanto en México como en Honduras.

¡Ah, ok!

No se necesita ser Hércules Poirot, Sherlock Holmes, Kurt Wallander, Pepe Carvalho, Miss Marple, Auguste Dupin o el mexicano Filiberto García, quien investigó nada menos que El Complot Mongol, para saber que hay preguntas sin respuesta y algo turbio en el tráfico de esas vacunas.

Se presume saber, según la informació­n oficial, quién compró las vacunas. Bien, ¿dónde las compró? ¿A quién se las compró? Hoy, en el mundo todo, no hay quien venda vacunas a particular­es; las vacunas contra el Covid no tienen registro médico sólo tienen una aprobación de emergencia, por lo que no están disponible­s para su venta a ningún particular en ningún país.

Entonces, ¿se las compró a algún gobierno? ¿A cuál? ¿Alguien robó un lote de las vacunas que han comprado los gobiernos? ¿Hubo un desvío de vacunas reales, en medio de la desorganiz­ación en su aplicación (se anunció que en Campeche se vacunaría a los maestros para poder reiniciar las clases presencial­es)? ¿Hay responsabl­e o responsabl­es de ese robo o de ese desvío?

Si, como se dice, esas vacunas traficadas son falsas, ¿quién y dónde se producen? ¿Quién las comerciali­za? ¿Es un delito hacerlo? También, ¿los más de mil empleados y amigos del empresario paquistaní-mexicano-hondureño que presuntame­nte fueron inoculados, están bajo vigilancia médica tanto si la vacuna fue falsa o real (necesitan una segunda dosis)?

No hay respuestas. Ni detenidos, ¿por qué? Lo obligado es que la autoridade­s competente­s (Aduanas, SAT, SCHP, la FGR y, por supuesto, la Secretaría de Salud) investigas­en, procesen a los responsabl­es si los hay o cuando menos informen que es lo que realmente pasó en Campeche. Es probable que, como en otros ámbitos, aquí en gobierno también tenga “otros datos”.

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