Julio Menchaca
Se ha cumplido un año desde que la Organización Mundial de la Salud calificó al coronavirus Covid-19 como una pandemia que amenazaba con expandirse a todos los países del mundo. La realidad nos alcanzó y hoy en día, tan solo en nuestro país, las cifras oficiales reportan 2,224,767 contagios. Lamentablemente 201,429 personas han fallecido.
Las personas infectadas pueden contagiar el virus a través de gotas de saliva cuyo tamaño es de 5 a 10 micrómetros, es decir 5 milésimas partes de un milímetro. Estas partículas pueden permanecer suspendidas en el aire y continuar siendo infectivas.
La transmisión por contacto también es una forma indirecta de contagio, ya que el virus puede permanecer viable durante un determinado tiempo, dependiendo del material en el que se almacene.
Actualmente nos encontramos en medio de un periodo vacacional y un proceso electoral. Las imágenes de aglomeraciones de personas en diversos sitios públicos a lo largo del país comienzan a circular. Con estas postales como telón de fondo, especialistas han alertado sobre la posibilidad de que estas conductas nos enfilen hacia un tercer capítulo incierto y probablemente funesto de la pandemia.
Afortunadamente la vacunación de millones de personas avanza diariamente a lo largo del mundo. El Reino Unido ha podido contener el avance de la epidemia, inoculando a 33,020,952 personas. El primer ministro Boris Johnson anunció que en septiembre se administrará una tercera dosis de refuerzo para nuevas cepas del virus. No vislumbra, hasta el momento, medidas restrictivas a la movilidad.
La situación de la Gran Bretaña es opuesta a la que se vive en Europa. Algunos países como Francia e Italia han optado por regresar al confinamiento; el escenario tampoco es alentador en Alemania. La Unión Europea lleva semanas presionando a las compañías farmacéuticas para que cumplan primero sus obligaciones contractuales con el bloque y después exporten las vacunas o los insumos.
Con la esperanza que genera la vacunación y ante la tercera ola que surge en diversos países, Johnson reconoció: “La cuestión es, ¿habremos logrado mitigar y amortiguar (la pandemia) lo suficiente … gracias a las vacunas? …Es una cuestión para la que todavía no tenemos respuesta".
Todos los días miles de personas se contagian en nuestro país, pero la normalización del virus nos muestra un espejismo en el que la pandemia ha sido contenida. Esta falsa imagen ha sido ocupada como bandera electoral por diversos actores políticos que, desafiando las medidas sanitarias, se atreven a poner en riesgo a miles de personas en demagógicos mítines, propios del autoritarismo del siglo pasado.
Estas acciones son inaceptables, sobre todo cuando las realizan personas que intentan obtener un cargo de elección popular; en algunos casos, incluso adelantándose a los tiempos legales. En las urnas se verán las consecuencias de aquellas conductas deplorables. Es urgente que recordemos: la pandemia no ha terminado.