“Cuando desperté, el Toro seguía allí”
Y, como decían nuestros viejos, seguirá, eso sí por los purititos pantalones del que manda, apoyado de su partido, que siguiendo por nota el viejo estilo priista hacen una moderna y grotesca recreación del microcuento de Augusto Monterroso, pues después de una “sesuda” consideración de Morena, a través de su Comisión Nacional de Honestidad y Justicia emitió una resolución que nadie entendía, pero que finalmente le dio la bendición a su candidato para continuar su sinuosa carrera por Guerrero.
Digo sinuosa, por la disposición del INE de negarle el registro, acusándolo de no cumplir con el informe de gastos en precampaña, lo que sin duda parece salvable con el fallo esperado del TRIFE. “París bien vale una misa”, pues con tal y de que el Toro sea gobernador no importa olvidarnos de la igualdad de género y del combate a la violencia hacia las mujeres, aun cuando se diga lo contrario; cosa que, en mi opinión, en el breve plazo será muy costosa para la sin duda machista Cuarta T.
En otro tema y aunque apenas estamos viviendo en la tercera parte del sexenio otra carrera, la presidencial, parece haber iniciado con la venia de Andrés Manuel vía las mañaneras. Desde luego que nadie duda que él es el gran elector de su sucesor, a menos que su mundo político sufra una catástrofe. Desde hace tiempo las apuestas ya está corriendo y los aspirantes más visibles, para los que dicen saber, son Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, quienes están seriamente empeñados en demostrar a la amplia clientela morenista y principalmente al propio López Obrador no tanto su capacidad como su lealtad al proyecto de Estado planteado por su Cuarta T, para dar el salto a “la grande”. Sin embargo, no olvidemos que el propio presidente manifestó que él prefiere que los servidores públicos tengan un noventa por ciento de honestidad y un diez por ciento de experiencia, aunque todavía no aclara como medirlo.
Quienes por edad podemos dar testimonio sobre la práctica que observaban los presidentes durante la época dorada del priismo para designar a quien los sucederían, ahora reconocemos significativas similitudes con el ambiente político de esos tiempos, vicio antidemocrático que entendíamos haber superado con la alternancia pero que vuelve a asomarse en el ambiente político con un ingrediente adicional, el de una figura popularmente tan dominante como la del habitante de palacio, quien aglutina en su persona las esperanzas de los más pobres, que son la inmensa mayoría en nuestro país, gracias, en gran medida, a los gobiernos que lo antecedieron y que permitieron y promovieron la espantosa concentración de riqueza que hoy padecemos. Hecho que querámoslo o no, por mucho tiempo gravitará en el ánimo de los votantes que desesperadamente hoy corteja la oposición.
En estos días de Semana Santa y vacaciones, las imágenes en las carreteras, los aeropuertos y terminales de autobuses me parecen típicamente surrealistas; increíble que, no obstante que la amenaza de la pandemia está muy lejos de estar dominada, como muchas veces han dicho las autoridades de salud, seamos capaces de arriesgarnos voluntariamente a un peligro tan grande, algo digno de estudio sociológico y psiquiátrico. El decálogo de nuestro señor López-Gattel sirvió tan solo, para que Todos fuéramos a buscar…la inmunidad de rebaño. Napoleón Fillat
En otro tema y aunque apenas estamos viviendo en la tercera parte del sexenio otra carrera, la presidencial, parece haber iniciado con la venia de Andrés Manuel vía las mañaneras. Desde luego que nadie duda que él es el gran elector de su sucesor, a menos que su mundo político sufra una catástrofe.