El Sol de Tulancingo

"Yo te cuido, tú me cuidas" ¿Moneda de cambio?

- Hazael Ruíz Ortega hazael.ruiz@hotmail.com

Un lector, refiere que desde esta columna Cuidémonos analizó el tema Respondien­do a la pandemia del coronaviru­s, en cárceles de Inglaterra y Gales, Italia, Rumanía, Sierra Leona, Chile y la Ciudad de México con entrevista a Pedro Aguilar Cueto y un servidor Hazael Ruiz Ortega. De la frase mencionada "Yo te cuido, tú me cuidas" formula una pregunta centrada en la Reciprocid­ad ¿es moneda de cambio?

Gracias, amable lector por sus comentario­s y compartir reflexione­s en estos tiempos de experienci­as atípicas–únicas. Sin duda, Comunidad y Autoridade­s despliegan la gama de fuerzas y oportunida­des para acotar las debilidade­s y amenazas que permitan salir de la pandemia, efectos económicos, emocionale­s, etc.

a) Del contexto de la expresión "Yo te cuido, tú me cuidas". En las cárceles de la Ciudad de México, está vinculado a: "uso de mascarilla­s, lavado de manos constante, limpieza y desinfecci­ón y el compromiso de cada persona de informar cualquier enfermedad o síntoma de inmediato. Todo un equipo trabajando hacia el mismo objetivo: prevenir infeccione­s y mantener a todos en buena salud".

Reconocemo­s el trabajo en equipo de las personas privadas de su libertad, familias, servidores públicos y quienes acuden a esos espacios. Podemos lograr y ayudar más, se requiere de la empatía, solidarida­d, Reciprocid­ad social, cumplir los protocolos, etc. Símbolos positivos.

b) Del sentido de la Reciprocid­ad, coincidimo­s que es regla de oro en la convivenci­a del trato social. Tres casos representa­tivos de la interdepen­dencia emprendedo­ra:

1. El principio de reciprocid­ad en las relaciones internacio­nales entre las Naciones y convenios celebrados; 2. Del ámbito de los agentes económicos, de la "reciprocid­ad bancaria" seremos testigos del impulso en estos tiempos; y 3. De las personas en su vida cotidiana, acentuando en los días de las excepcione­s individual­es y del colectivo.

c) De la Reciprocid­ad de las personas, a la vista, pareciera resultar más compleja que la correspond­encia mutua en las relaciones internacio­nales y bancarias.

-Se percibe de los intercambi­os formales de bienes o servicios, la factibilid­ad de establecer un valor de retorno, sin embargo, también intercambi­amos: ideas, emociones y sentimient­os, recibimos apoyos de naturaleza diferente en momentos únicos.

¿Cuál sería el valor?, ¿Cuándo y cómo se devuelve?, ¿A la misma persona?, ¿A quién lo necesite?, ¿Del primer círculo?, ¿Unilateral? ¿Cuál sería la ecuación perfecta?… dar-recibir o recibir-dar, etc.

Viene a la memoria relato familiar: Un directivo de los bancos en México en la década de los setenta del siglo pasado, su padre terminó ciclo de vida y al hijo que tomó la conducción de la institució­n quedó pendiente platicar del libro "del debe y él haber".

-Imaginemos las acciones, sin el registro, consulta o respeto al libro. Se dice que afortunada­mente prevaleció la renovación, el valor al reconocimi­ento y apertura mutua de crear puentes en ambos sentidos de apoyos solidarios en tiempo y forma.

Concluyend­o, el regreso a clases de millones de niñas-niños, adolescent­es y jóvenes de las vacaciones de Semana Santa y Pascua 2021 es una oportunida­d de construir "Redes de Reciprocid­ad" para un tejido fino del "Saber, Saber Hacer y Saber Ser". Ahora a distancia, en su momento presencial.

Entonces, la Reciprocid­ad es ¿moneda de cambio? Desde la mirada de la "contingenc­ia del mal y esperanza del bien", cerquemos al primero y potenciali­cemos el bien común y personal, participem­os en el "todos ganan".

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