Los retos de las candidatas
Ya iniciaron las campañas. El 6 de junio se votará por la cámara de diputados, se elegirán 15 gubernaturas, habrá elecciones municipales y de diputaciones locales en 30 entidades federativas, por primera vez se votarán en un solo día 20 mil 792 cargos en todo el país.
También por primera ocasión la mitad de todas las candidaturas de quienes compiten a nivel federal y local son mujeres. Será una elección emblemáticamente histórica, resultado de la paridad constitucional. Es la concreción del ejercicio de los derechos políticos de las mujeres y por supuesto una cuestión de justicia.
Hay una pregunta en el aire sobre si una mujer por sólo serlo va a trabajar a favor de las causas de las mujeres. En base a la realidad, conviene quitarle el romanticismo; las feministas militantes por la Igualdad Sustantiva han fundamentado teóricamente que por principio, todas las mujeres deben gozar de todos y cada uno de sus derechos que les han sido negado sistemáticamente por el patriarcado. ¿Cómo actuarán ya estando en el poder?
Esa evaluación derivará de la formación de cada una, y del ejercicio de su libertad para disciplinarse o no, a la verticalidad del control que ejercen los partidos, los jefes en el gobierno, pero también los poderes fácticos desde las religiones.
En las cámaras del Congreso de la Unión y en los congresos locales donde ya hay presencia de legisladoras de manera paritaria por la reforma del 41 constitucional de 2014, hemos visto en qué temas se disciplinaron a sus partidos —o al Presidente— como lo fue la aprobación del presupuesto de egresos donde la mayoría de Morena aprobó recortes al Inmujeres, a diversos programas en materia de derechos de las mujeres, o iniciativas contra la instauración de los organismos autónomos; o legisladoras de diversos partidos que han aprobado reformas en contra del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
Esto demerita la presencia de las mujeres en los cargos de elección? Por supuesto que no. Las mujeres de todos los pensamientos tienen derecho a competir por el poder en igualdad de condiciones que los hombres.
Las relaciones políticas entre las mujeres no son en blanco y negro; así como tenemos diferencias respecto a la legalización de la interrupción del embarazo, en el proceso para lograr las reformas en materia de violencia política en razón de género, todas las legisladoras de los diversos partidos políticos se unieron.
Para lograr que el debate esté debidamente fundado es necesario tener presente la Constitución, el Estado Laico y los tratados aprobados por México, así como la discriminación que afecta los derechos de las mujeres de todas las condiciones. Tener presente la indispensable separación de los poderes para mantener los equilibrios que son necesarios para la estabilidad del país. Si esto se rompe, se afectará el proceso de ciudadanización de la sociedad, hoy tan endeble.
Hannah Arendt señalaba que la ciudadanía democrática depende de un conjunto de condiciones políticas y morales (éticas) que pueden ser destruidas o cuestionadas muy fácilmente.
Espero que las mujeres no olviden, volviendo a Arendt, que sólo el poder contrarresta el poder; y como ella misma dice: la Constitución debe ser un documento escrito, estable, duradero. De la Constitución emana por cierto, que hoy compitan mujeres paritariamente. Su encomienda es representarlas.
En las cámaras del Congreso de la Unión y en los congresos locales donde ya hay presencia de legisladoras de manera paritaria por la reforma del 41 constitucional de 2014, hemos visto en qué temas se disciplinaron a sus partidos —o al Presidente— como lo fue la aprobación del presupuesto de egresos donde la mayoría de Morena aprobó recortes al Inmujeres y a programas en materia de derechos de las mujeres.