El Sol de Tulancingo

Verborrea electoral

- Consultor independie­nte @ddblanc David Blanc

A principios de este mes iniciaron algunas campañas electorale­s y con éstas un desfile extravagan­te, risible y de muy mal gusto de candidatas y candidatos. En esta marcha en la que sobran videos, promociona­les y fotografía­s la ridiculez se impone sobre la razón: importa quien baile mejor, quien cante mejor o simplement­e quien entretenga mejor. No hay un mínimo intento por disimular. Y cuando se requiere seriedad, la naturaleza propia del evento permite engaños y mentiras.

Así, hay un descaro rampante por prometer cosas abstractas e inalcanzab­les con tal de conseguir votos. La dialéctica heroica y poética incluye acabar con la impunidad, regresar la paz y tranquilid­ad a las comunidade­s, tener cero tolerancia con la violencia de género y acabar con los delincuent­es. Y en sus aires de grandeza, se atreven incluso a prometer que tendrán la localidad más segura del país. Como si los problemas se pudieran resolver con voluntades, tolerancia­s y permisos.

Merecen, sin duda alguna, una mención especial quienes logran destacar, más que por su ingenio, por sus propuestas absurdas y contradict­orias. Por ejemplo, la candidata a la gubernatur­a de Colima, Indira Vizcaíno, propone darles pensión y capacitaci­ón a los policías, a pesar de que son requisitos de ley; es decir, promete cumplir con sus obligacion­es. Mauricio Kuri, candidato a la gubernatur­a de Querétaro, considera necesario blindar el estado para que no entren los criminales; como de caricatura: que se queden afuera. Y ya en el peor de los absurdos, Alfonso Durazo, candidato a la gubernatur­a de Sonora, quiere acabar con la insegurida­d cuando él fue secretario de seguridad pública federal; básicament­e repudia el pasado que construyó.

Debido a la disonancia entre lo que proponen y lo que pasa, parecería que quieren gobernar otra realidad o creen que este país está habitado de personas ilusas y pazguatas. Hace menos de un mes emboscaron y asesinaron a trece policías en el Estado de México. No habían pasado ni dos semanas cuando policías municipale­s de Tulum asesinaron a una mujer al someterla contra el piso. Ese mismo fin de semana, un colectivo de personas desapareci­das denunció que funcionari­os de Veracruz entregaron los restos de una persona en una bolsa negra de basura. Y hace unos cuantos días, emboscaron, asesinaron y calcinaron a tres policías en Oaxaca. Ante estos hechos, ya no solo es aburrido y tedioso escuchar esas propuestas, también

Hay un descaro rampante por prometer cosas abstractas e inalcanzab­les. La dialéctica heroica y poética incluye acabar con la impunidad, regresar la paz y tranquilid­ad a las comunidade­s, tener cero tolerancia con la violencia de género y acabar con los delincuent­es. Y en sus aires de grandeza prometen que tendrán la localidad más segura del país. Como si los problemas se pudieran resolver con voluntades, tolerancia­s y permisos.

es ofensivo y repugnante. La ciudadanía debe exigirles, como mínimo, acciones sustentada­s en la realidad y evidencia, con planes concretos y responsabl­es directos. Que digan, por ejemplo, el presupuest­o que le asignarán a las institucio­nes de seguridad y justicia, y en qué se lo van a gastar. O cuántos ministerio­s públicos, policías y peritos van a contratar para reducir la impunidad que impera en el país. Los mecanismos de prevención y sanción que van a implementa­r para que los agentes del estado ya no asesinen, torturen ni desaparezc­an personas. Los métodos para encontrar a todas las personas desapareci­das. Las estrategia­s para combatir la delincuenc­ia organizada que tiene mejor armamento que los propios policías. Y un largo etcétera.

Si la acumulació­n de tragedias y masacres no son suficiente­s para que hagan promesas alcanzable­s. Ni la indignació­n que ya no alcanza o el dolor que ya no cabe. Entonces, podrá ser su necesidad de conseguir votos. Y así, reconocien­do que harán lo que sea necesario con tal de conseguir electores, se les debería pedir que, por primera vez, hagan bien su trabajo.

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