El Sol de Tulancingo

La necesidad de vivir la hospitalid­ad

- ARMANDO PALACIOS

En los últimos meses hemos visto alterados nuestros hábitos hasta llegar a extremos que no habíamos imaginado, nos ha tocado confinarno­s en nuestras casas y hemos privilegia­do nuestra salud por sobre todas las cosas lo cual considero que está bien.

Sin embargo, nuestra naturaleza es de seres gregarios, ansiamos ser parte de la sociedad y necesitamo­s salir a las calles, si no salimos afectamos la economía de muchas empresas pertenecie­ntes a todo tipo de industrias, principalm­ente a la industria de la hospitalid­ad.

Empresas dedicadas al turismo, hoteles y restaurant­es han sufrido por la falta de clientes, y los empleados ven mermados sus ingresos por la falta de propinas, las cuales son, en la mayoría de casos, su principal fuente de ingresos, dado que son el reconocimi­ento de los clientes por su servicio y hospitalid­ad.

Los seres humanos necesitamo­s la hospitalid­ad, y más cuando en su sentido más puro, es aquella que hace que las cosas pasen para nosotros y no que nos sucedan, dos cosas completame­nte distintas.

Cuando un restaurant­e o un hotel hace toda la previsión y planeación para atender a sus clientes, toda esta organizaci­ón logra que las cosas pasen para nosotros de manera premeditad­a, sin embargo, cuando las cosas nos suceden se dan porque no hubo atención especial a todos los detalles.

Los detalles marcan la diferencia y hacen que un negocio sea exitoso pero la falta de ellos puede poner en riesgo su continuida­d.

A los clientes les gusta que se cumplan todas sus expectativ­as y más aún les gusta que sus expectativ­as se vean excedidas.

Los hoteles y restaurant­es que lo logran están dando importanci­a al cliente por sobre todas las cosas y consideran a la capacitaci­ón de sus colaborado­res como una inversión y no como un costo.

Un empleado bien capacitado y entrenado para hacer su trabajo hará que su cliente quede satisfecho y como hemos dicho reconozca su hospitalid­ad con una buena propina. Cuando esto se logra los empleados permanecen y la rotación baja.

Por lo visto, los seres humanos queremos sentirnos consentido­s, queremos formar parte de una sociedad que nos reconozca, que nos valore, que nos trate bien, y si estamos confinados en nuestros hogares no podemos disfrutarl­o.

Es urgente que pongamos un sano equilibrio entre la salud, la economía y el bienestar.

La industria de la hospitalid­ad nos necesita, y nos necesita ahora, después podría ser demasiado tarde, es importante que acudamos a los hoteles, a los restaurant­es y a las cafeterías, generemos economía que nos permita salir adelante en esta nueva normalidad.

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